Producir un litro de leche tiene un coste de 75 céntimos en la actualidad y eso sin contar con el margen del distribuidor. El precio de coste puro y duro. Sin embargo, "actualmente ninguna marca blanca de cualquier gran superficie la vende a más de 0,69", asegura Iñaki Goenaga, ganadero y presidente de la organización agraria Enba. ¿Quién pierde esos 6 céntimos? ¿A quién le interesa vender por debajo del precio de coste? ¿Y a quién aprieta la soga más?

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"O se consigue repercutir en los alimentos o tienen que venir ayudas, o esto va a tener un recorrido muy corto; porque en un caserío de Gipuzkoa no hay ahorros suficientes acumulados como para hacer frente a estas pérdidas, porque ha subido tanto todo, que yo calculo que sumando todos los costes habrán subido un 30% de julio hasta hoy", lamenta.

Goenaga asegura que no se debería vender leche por debajo de 80 céntimos el litro. Conseguimos en enero que subiesen 10 céntimos que nos valían para seguir trabajando. La leche de marca blanca pasó de 0,59 euros a 0,69 en la mayoría de grandes superficies y "nosotros pasamos de recibir una de 36 céntimos por litro a 39,5, que es lo que cobramos hoy". Pero ahora de nuevo es insuficiente.

El combustible les ha subido al doble, de 70 céntimos el litro a 1,34 o 1,40. La factura de la luz se ha triplicado en los últimos meses. "De los 900-1000 euros mensuales" su negocio ha visto engordar la factura hasta "más de 3.000 al mes" en la última factura. Seguir trabajando es perder dinero, pero no pueden permitirse "dar pasos en falso". Y pasos en falso ahora sería una movilización del estilo a la que han llevado los transportistas.

Maniatados

"Lo único que podemos hacer es decirlo más alto y salir a la calle, pero no podemos hacer en este momento una acción así, como no entregar la leche, porque la vaca hay que alimentarla y hay que ordeñarla a diario. "Para generar un problema de desabastecimiento tendríamos que estar un mes sin entregar leche. Con un mes sí haríamos daño. Pero hacer números asusta: si una explotación media de Gipuzkoa, como la suya, produce entre 2.500 y 4.000 litros diarios, calculando una media de 100.000 litros al mes, para ejercer presión cada ganadero de leche guipuzcoano debería arrojar una media de 40.000 euros a la basura.

"Tenemos que andar más rectos que nunca y cada uno centrado en su trabajo y sin cometer el más mínimo disparate. La situación es difícil, pero ahora no es el momento", asegura.

Iñaki se hace una pregunta: "¿Nuestro trabajo es necesario en este país? ¿la sociedad nos necesita o no? Cuando preguntamos, todos nos dicen que sí, pero si lo necesita, lo tenemos que abordar entre todos, ser conscientes de lo que valen las cosas porque no podemos asumir nosotros solos toda la subida costes. O repercutimos en la leche, la carne y las verduras y hortalizas que producidimos, o esto tiene un recorrido corto", insiste.

En estos momentos, asegura Goenaga, "nuestro problema es la distribución y ahí entran todos. Nosotros no sabemos por qué, pero en su día las marcas blancas comenzaron a utilizar la leche como gancho, al igual que hacen con el aceite; y así sigue, cuando todos sabemos que estamos perdiendo dinero. Empezando por el productor, hasta la industria. Las empresas de todo el estado están en pérdidas con la marca blanca", explica.

Una marca blanca que provoca situaciones inéditas. Baldas de leche a 69 céntimos que desaparecen por arte de magia y baldas contiguas con leche a precio "justo" que no se consumen. Y en cuanto se repone la leche de 69 céntimos, "de nuevo desaparece".

Yo entiendo que la inflación es grande, insiste Goenaga, pero "el consumo anual de leche por ciudadano es de 70 litros y una diferencia de diez céntimos el litro, a cada persona lo que le supone es una subida de 7 euros al año", afirma.