Una colección puede convertirse en una pasión de por vida. Y es lo que les ha ocurrido a los miembros de la asociación de filatelia y numismática CECA de Oñati. El colectivo cumple este año un cuarto de siglo de andadura, pero la afición que comparten sus integrantes lleva cultivándose mucho antes.
Que se lo pregunten si no a Luis Maiztegi, que está enganchado a la filatelia desde que tenía "14-15 años". Su padre le regaló un cuaderno de colegio con un buen número de sellos pegados con la cola que utilizaba su abuelo, que era carpintero. Ahí empezó todo. Ahora es el día en que, clasificados en álbumes que testimonian una perfecta organización, Maiztegi atesora miles de estampas postales de temáticas centradas en países, además de unos 1.500 de txantxikus -haciendo honor al mote de los oñatiarras- de todo el mundo, muy bien documentados.
CECA nació por el interés de un grupo de personas que consideró oportuno apoyarse en lo que les unía. En estos años de recorrido, la asociación que vio la luz oficialmente el 1 de agosto de 1991, ha lanzado una docena de sellos, el último de ellos hace unas semanas con motivo del centenario del fallecimiento del organista y compositor Francisco Esnal. De estas emisiones, siete se han dedicado a músicos (junto al citado) como Aita Madina, José de Azpiazu, Antonino Ibarrondo, Demetrio Iriarte y Julián Sagasta. Pero, a su vez, han hecho un guiño a los 500 años del Monasterio de Bidaurreta, o a personajes como Lope de Agirre y San Francisco de Borja. CECA ha sabido mirar a la historia más cercana, a la de Oñati e, incluso a la de la comarca, para dejar testimonio de distintos eventos y efemérides.
Del mismo modo, el colectivo ha acuñado monedas como la que reeditó del duro carlista (en Oñati hubo una Real Casa de Moneda establecida por el pretendiente Carlos VII), que tuvo un éxito rotundo, o la moneda maciza que se sacó en el centenario del nacimiento del compositor Aita Madina. Han creado, asimismo, un fondo municipal en el marco de la subvención que reciben del Ayuntamiento, ofrecen información sobre ofertas en emisiones que pueda haber, y realizan compras conjuntas de material para obtener descuentos.
A los miembros de CECA les podía haber dado por otra cosa, pero optaron por las estampillas. "De pequeño, como cualquier otro niño, coleccionaba cromos. Con los años, entonces vivía en Zumarraga, me apunté a la asociación de filatelia que se creó en Urretxu, una afición que continué al venir a vivir a Oñati", relata Fernando García, que custodia con celo y mimo colecciones temáticas de pintores, automóviles, fauna, flora y perros, a las que se suman monedas. "Coleccionar sellos no tiene fin. Lo bonito es estudiar la historia que hay detrás de ellos", comenta entusiasmado.
"Me he decantado por el coleccionismo filatélico de años completos y países serios: Gran Bretaña, Alemania, Francia, Suiza, Canadá o Australia. Tengo algún sello de finales del XIX, y algunas de las primeras emisiones en Francia; no obstante, las colecciones tienen más valor sentimental que económico", expone Maiztegi, que es uno de los miembros más activo del grupo, su presidente y alma máter.
"En estos momentos hago intercambios con un cubano, otro almeriense que me envía sellos ingleses y holandeses, y dos franceses, uno de ellos está en la cárcel", señala Maiztegi.
las nuevas tecnologías La afición también es compartida por Paco Posada, que tampoco se queda corto en lo que a colecciones se refiere, donde destaca (aunque tiene otras) la temática de los barcos. Echa una mirada al futuro teñida de cierta pena. "Las actuales tecnologías han restringido la escritura y la correspondencia habitual. No se escriben cartas como antes; la tendencia del sello es a desaparecer", se lamenta Posada.
"Los servicios de Correos hoy en día mantienen una política de supervivencia, dirigiendo las emisiones de sellos sobre todo a sus asociados. Piezas de gran ejecución estética, pero sin sentido práctico y con valores faciales que no se ajustan a la realidad", aprecia Maiztegi.
En torno a la filatelia y numismática se congrega un grupo de silenciosos coleccionistas. La asociación CECA -hace tiempo que dejó de percibir cuotas y no cuenta con la figura de asociado-, mantiene información y contactos con una treintena de aficionados, la mayoría de Oñati.
Salvando obstáculos, el colectivo no pierde la ilusión. "Seguimos vivos, que no es poco", insisten Maiztegi, García y Posada. Y muestra de ello es el 25º aniversario para el que, ante las dificultades de personal y medios para llevar a cabo otras iniciativas, sí que prevén emitir un sello conmemorativo de cara a septiembre. CECA tiene sus puertas abiertas.