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“Muchos se están descontrolando”

Vecinos, trabajadores del puerto y usuarios de embarcaciones viven una situación de tensión constante en el muelle donostiarra debido a los saltos que los jóvenes protagonizan en la bocana, donde hay mucho movimiento de barcos

“Muchos se están descontrolando”

Y es que, según la normativa vigente, el baño está prohibido en todos los puertos de la Comunidad Autónoma Vasca y del Estado. Pese a ello, la Corporación donostiarra, con los votos de Bildu y el PSE-EE, aprobó una moción en el Pleno de julio con el objetivo de pedir a Lakua que permita esta práctica en el muelle donostiarra. La propuesta fue rechazada por jeltzales y populares, quienes la tacharon de “irresponsable y peligrosa” por el continuo movimiento de barcos que hay en la zona portuaria, pero, oficialmente, la ciudad de Donostia lanza esta petición al Gobierno Vasco.

La peligrosidad a la que hicieron referencia las dos formaciones es compartida por la mayoría de ciudadanos con los que tuvo la oportunidad de charlar este periódico. A pesar de ello, algunos sí consentirían el baño en el interior del puerto y otros defienden que no es necesario multar porque “son críos”.

Pero todos coinciden en que darse un chapuzón en la bocana del puerto, por donde pasan embarcaciones en todo momento, es muy arriesgado. De hecho, hay hasta cuatro señalizaciones que indican que el baño está prohibido. “Antes había un cartel con la imagen de una persona lanzándose de cabeza y como algunos ponían la disculpa de que ellos no se tiraban, sino que solo nadaban, se añadió otro cartel que representa una persona realizando esa actividad”, explica un trabajador del puerto, quien afirma que “con cartel o sin él, siguen haciendo lo que les da la gana”.

Este operario de la zona portuaria vio cómo el catamarán Ciudad de San Sebastián tuvo que efectuar una parada de emergencia para no atropellar a un chaval. “El barco llevaba en ese momento unos 50 pasajeros y estuvo a 20 centímetros de chocar contra el dique”, recuerda. Según él, la mayoría de las personas que cometen estos “irresponsables” actos son, generalmente, menores de edad que “piensan que los barcos son como los coches”, pero no se pueden detener de modo inmediato y, además, “la capacidad de visión del patrón no es la mejor, pues la proa suele alzarse al circular por el agua”.

Como él, los socorristas del muelle, que temen por que algún día pueda pasar alguna desgracia, creen que “todo se ha magnificado por los baños en la bocana; hay chavales que se bañan en la rampa o en el interior del puerto, como se ha hecho toda la vida, y no interrumpen el tráfico de las embarcaciones”. Pero en las tardes soleadas de verano hasta un centenar de jóvenes se aproximan al muelle y muchos de ellos realizan saltos en el mismo canal por el que pasan las más de 400 naves que “descansan” en las dársenas. “Muchas veces, los barcos tienen que hacer maniobras extrañas en la entrada del muelle para sortear a los chavales que se bañan ahí”, confiesa un integrante de la Cruz Roja, para el que el comportamiento de algunos no es el adecuado: “Se suben a nuestras zodiacs que están ancladas para saltar, cualquier sitio es bueno”.

Un transeúnte que pasea por las proximidades del Aquarium opina que siempre ha sido una tradición bañarse en el interior del puerto, lo que sería menos peligroso ahora porque ya casi no hay movimiento de pesqueros, pero “si la gente no sabe actuar con sentido común y se cometen imprudencias en la bocana, es normal que se prohíba”. “Además, para algo tenemos tres playas”, subraya este vecino, quien en su día también se dio sus chapuzones en el muelle donostiarra, eso sí, con más cabeza.