El club de vinos Vinatelia cumple este año su 25ª temporada y Manu Herrero, su fundador y principal dinamizador, va a celebrarlo por todo lo alto. El día 21 de este mismo mes, a las 13:30, se ofrecerá la copa de bienvenida a los asistentes en el Hotel Barceló Costa Vasca, acompañada de corte de jamón ibérico de bellota a cuchillo, y a continuación se servirá una opípara comida en la que se se degustarán diferentes vinos de Somontano como Enate, Viñas del vero, Bodega Pirineos…
Los pocos eventos que organiza a día de hoy Manu Herrero los considera más bien una deferencia hacia la gente que le ha seguido y apoyado a lo largo de todos estos años más que un negocio o una obligación. La pandemia casi dio al traste con este club, que tuvo que suspender su actividad durante más de dos años y Manu ya cuenta con 77 primaveras. “De unos años a esta parte me limito a algún evento suelto y a enviar unos vinos en Navidades a los pocos socios que me quedan. Con ello me doy más que por satisfecho. Ten en cuenta que cuando empezamos, hace 25 años, éramos ya unos cincuentones, así que calcula tú mismo la media”, ríe rememorando los viejos tiempos.
Un club pionero
Por supuesto, no siempre fue así. Este club, pionero de los clubs de vino en nuestra provincia, llegó a tener en su día 650 socios. “Había dos núcleos diferenciados”, recuerda Manu, “Donostialdea y lo que yo llamo la ‘Gipuzkoa profunda’. No te puedes imaginar la cantidad de socios que tuvimos en Tolosaldea, Goierri… Asimismo, teníamos dos perfiles: los que se apuntaban a todas las catas, viajes, cenas, etc. y otros a los que no poníamos cara pero que durante años nos compraron fielmente todos los vinos que proponíamos.
La idea de crear un club de vinos le surgió a Manu Herrero tras dedicarse durante varios años al negocio de las cestas de Navidad con su empresa Cestas Selección. “En esta vida he hecho de todo. Oficialmente, soy delineante de construcción, y trabajé en ello varios años. También fui vendedor de libros y enciclopedias a domicilio, tuve un concesionario de automóviles Peugeot Talbot en Lasarte… y dedicándome a esto último me llamó mucho la atención un señor que venía de Barcelona ofreciendo lotes navideños. Me encantaba aquella parafernalia de las cestas, los lazos… y veía que aquí no había algo así, así que le propuse a mi mujer, Feli García, dedicarnos a ello. Empezamos en Lasarte y terminamos en Donostia, en la Zurriola, con un local de dos plantas y 1.000 m² que llenábamos de cestas que denominábamos en función del color de las cintas: “Marfil”, “Zafiro”, “Diamante”, “Rubí”... También llegamos a elaborar cestas llamadas “Saski Goxoa” promocionando los productos vascos y que llevaban queso Idiazabal, Txakoli de Getaria, turrón de Gorrotxategi, espárrago de Navarra…”
La idea de Vinatelia surge, precisamente, para complementar esta actividad que se limitaba principalmente a las Navidades. ”En mi casa siempre se bebió vino, es más, mi padre, Manuel Herrero Aguirre, nos lo ofrecía en pequeñas cantidades desde pequeños, pues lo consideraba digestivo y beneficioso para la salud. Eso sí, lo “bautizaba” con sifón. No recuerdo otra cosa que vino en la mesa y de adolescente me fascinaban los escaparates de tiendas como Arrieta y Garagorri, Armendáriz, Casa Casla… con sus botellas clásicas de Riscal, Murrieta, Tondonia…”
“Así que sí, creamos un club de vinos pero con una intencionalidad didáctica. Cada mes y medio organizábamos una cata, una charla… a lo largo de estos años han venido personas como Carmelo Rodero, José Peñín, Mª Isabel Mijares, directora de la guía Campsa de vinos, Jose Manuel Etxeberria de Bodegas Alzania, el señor Hurtado de Amezaga, Marqués de Riscal, que vino con la maqueta de Frank Ghery antes de que se inaugurara su nuevo bodega… por no hablar de los viajes que hemos organizado visitando los viñedos de la Toscana, bodegas centenarias de Oporto, los castillos del Loira, navegando por el Rhin en Alemania…” evoca este hedonista confeso.
No cabe duda de que Vinatelia ha sido un gran punto de encuentro de los amantes del vino. Un club muy exclusivo que hizo bandera de la pompa y el boato con cenas de gala en grandes hoteles a los que también acudieron personajes del couché como Bertín Osborne, Imanol Arias, Carmen Sevilla… De todo ello guarda un grato recuerdo Manu Herrero, que supo siempre mantener ese equilibrio entre glamour y cultura vinícola a secas, pues así de variado y versátil es el mundo del vino “Yo mismo, nunca he sido marquista y cuando abro mi armario de vinos elijo la botella en función de la compañía, la comida, la época del año…” ¿Y a partir de ahora? Inquirimos a Manu sobre su futuro para recibir por respuesta un tímido “Creo que voy a terminar” mientras mira al tendido y añade “aunque suelo hacer algo en Navidades y estaría bien rematar trayendo al grupo ‘Los tres de la noche’ que clavan las canciones de Los Panchos”... Nada que hacer. Me temo que mientras haya vino, tendremos Manu y Vinatelia todavía para rato.