Hayvino fino y manzanilla, rebujito, buen jamón de Huelva, pinchos morunos y un guiño a productos más locales como la txistorra, además de mucho cante y baile. Por no faltar, no falta ni una reproducción a escala de la Giralda, el monumento más emblemático de Sevilla. Pero no, lo que desde el viernes hasta esta misma noche puede disfrutarse en la plaza del Ensanche de Irun no es la Feria de Abril de Sevilla. Es la Feria de Abril de Irun, que por décima sexta ocasión organiza la asociación cultural Embrujo Andaluz.

Su presidente, Francisco Merino, de 66 años, confesaba ayer que "por motivos laborales, nunca hasta ahora" ha podido disfrutar de la Feria de Abril original en Sevilla, pero tanto él como el resto de la comunidad andaluza en Irun se lo pasan "muy bien cada año" en su homónima bidasoarra. "Tenemos una feria pequeña, pero a la gente no le faltan las ganas de bailar, cantar, comer, beber y pasárselo bien", señalaba Merino, que está trabajando todo este fin de semana en la feria, junto con una treintena larga de socios de Embrujo Andaluz.

mirando al cielo Hay otra cosa que, además del tamaño, distingue a la Feria de Abril irunesa de la sevillana. Y esa es la climatología. Recordaba ayer Francisco Merino que "de los 16 años que llevamos de feria, ha llovido en la gran mayoría; y aunque el viernes estábamos mirando todos al cielo, parece que este año nos acompaña el sol".

Y eso se dejó notar ayer en la plaza del Ensanche. A mediodía, cientos de personas disfrutaban de las exhibiciones de baile en el escenario junto a la carpa que alberga el bar de la feria; escenario en el que por la tarde se hizo el concurso para elegir al rey y la reina infantiles de la Feria de Abril de Irun y por donde hoy pasarán los coros rocieros y grupos de baile de casas andaluzas de Errenteria, Lasarte-Oria, Andoain o Durango, además de los de Irun.

Baile y alegría Pero no son, ni mucho menos, los iruneses y guipuzcoanos de raíces andaluzas los únicos que visitan cada año esta feria. También hay muchos otros que se acercan por curiosidad, otros también del otro lado de la muga, y algunos, como Lorenzo Alagón, de 72 años y de Behobia "de toda la vida", a quienes les atrae "la alegría" de la cultura andaluza.

Y hay quienes, como Gema Egiazabal, de 56 años, son aficionados al baile. "Me gusta venir. Hoy me he escapado un rato después del trabajo y mañana vendré de nuevo; me encanta bailar sevillanas y además, con buen tiempo, es un plan perfecto", decía Egiazabal.

Bidasoa-Txingudi