Diversos escritos apócrifos de mediados del siglo IX sitúan la fundación de San Sebastián en el promontorio separador de sus playas de La Concha y Ondarreta, como consecuencia del establecimiento de un centro asistencial compuesto de hospital/iglesia a favor de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Sin embargo, su existencia está documentada desde el 17 de abril de 1014 por la donación al Monasterio de San Salvador de Leire efectuada por el rey Sancho III Garcés El Mayor de Pamplona, donde se decía: "...en los contornos de Hernani un Monasterio (San Sebastián) que se halla a riberas del mar con su Parroquia, y también aquella villa a la cual los antiguos llamaban Izurun, con sus dos iglesias de Santa María y San Vicente Mártir..."

Es decir, según esta definición, documentalmente, este año 2014 la parroquia de San Sebastián cumple su primer milenio, si bien por el texto se adivina su emplazamiento en una fecha anterior, al igual que la de los otros templos. No obstante, todo parece apuntar que dicha acta, que no es la original, sino una de las muchas copias realizadas, estaría redactada muy posteriormente, aunque los investigadores señalan que, admitido con cierta reserva el conjunto del certificado, éste pueda ser aceptado en su contenido sustancial a pesar de diversas incoherencias (firmantes que no habían nacido en 1014, grafía distinta a la utilizada en esta fecha, interpolación de las iglesias Santa María y San Vicente con el fin de hacer valer los derechos económicos navarros sobre ellas derivados de su reciente colonización...).

Igualmente en este mismo año, otras efemérides han de ser evocadas de la decana parroquia antiguotarra, aunque sea simplemente por ser unos guarismos más o menos redondos: la celebración del 125 aniversario de su traslado desde la señalada y original ubicación a la actual, en la plaza de Alfonso XIII, motivado por la construcción del palacio de Miramar; y el cincuentenario de la rehabilitación del nuevo templo.

Torre y campanario

En aras de dar una mayor brevedad a esta divulgación, vamos a contemplar a modo de recordatorio algunas de sus vivencias ocurridas a partir de la edificación de 1842, cuando se levantó con materiales del antiguo templo (abatido durante la primera Guerra Carlista) una miserable barraca, que no un templo del Señor, en expresión del Mayordomo de Parroquias Unidas de San Sebastián. Habrían de pasar muchos años hasta que en 1872, ante el notable auge demográfico de El Antiguo, la iglesia ampliara su capacidad por su parte sur, agregándole un sencillo pórtico y un pequeño campanario. El costo de dichas obras: 12.407,05 reales de vellón.

En 1879, el párroco José Aristizabal requería del Ayuntamiento la realización de una pequeña torre de tamaño proporcionado al bajo edificio. El nuevo campanario se alzaría en 1881, con el aprovechamiento de los materiales de las contiguas ruinas de la que fuera capilla del cementerio de la ermita de Nuestra Señora de Loreto. Su coste, junto con otras ejecuciones: 1.500 reales de vellón.

125 años del traslado

En los años 1887 y 1888, con el objeto de poder edificar su Real Casa de Campo de Miramar, la reina regente María Cristina adquirió varias propiedades y superficies en el citado altozano, entre otras, la de la iglesia. Por ello, el Consistorio se vio obligado a levantar un nuevo templo para la feligresía antiguotarra, siendo elegido el paraje conocido como la huerta de Atorrasagasti, el cual se situaba al pie del cerro, es decir, el lugar en que se ubica la actual decana parroquia de San Sebastián mártir.

El proyecto trazado por el arquitecto José de Goikoa presentaba la habitual planta latina. Al ser ofrecido en pública subasta, fue adjudicado para su construcción a Benito Olasagasti. En una de las cláusulas del pliego de condiciones de la obra se precisaba: "la torre será de sillería arenisca, aprovechando en gran parte la de la torre de la actual iglesia, al igual que sus altares". Por esos días, el técnico propuso la creación en derredor del templo de una plazoleta y un pequeño juego de pelota, ya que el campo de maniobras estaba llamado a desaparecer, o bien un jardín para el recreo de los niños de las escuelas. El frontón se erigiría en 1905.

El 24 de septiembre de 1888 se efectuó la protocolaria colocación de la primera piedra del nuevo inmueble, depositándose asimismo diferentes monedas y periódicos del día en una caja de hierro y ésta dentro de otra de plomo, enterrada en el lugar sobre el que posteriormente se situaría el altar mayor. El acto fue presidido por la reina María Cristina, miembros de la Casa Real, autoridades ministeriales, eclesiásticas, militares y civiles.

Durante el periodo de obras se aprobó una modificación del proyecto con el fin de crear un piso inferior o sótano que acogiese: cripta, local para los parroquianos, almacén de elementos religiosos, etc.

En el periodo de las obras, los servicios religiosos fueron ofrecidos en un local de José María Larrarte, el cual fue arrendado por un año al precio de 10 reales por día. Esta nave anteriormente había sido una fábrica de jabón y se situaba lindante a la fábrica de botellas Ondarreta de Brunet, es decir, más o menos, en la actual confluencia de las avenidas de Zumalakarregi y Satrustegi, o sea, próximo al edificio denominado La Casa de las Conchas.

La edificación de la torre-campanario hace recordar una sencilla anécdota. La torre fue trasladada piedra a piedra desde su original situación, labor que fue realizada por el popular antigutarra Miguel Elola al poco de regresar de Filipinas, donde había cumplido el servicio militar. Evoquemos igualmente el que junto con Clemente Ruiz, Antonio Aiala y Vicente Sanz fundaría hacia el año de 1890 la Sociedad Donosti Zarra y, más tarde, después de estar empleado en la Compañía de Tranvías de San Sebastián y de situarse como industrial carbonero, en 1931, cedería una parte de su amplio local para la creación de la Sociedad Iztingorra.

Gran inauguración

A las 17.30 horas de la tarde del 7 de septiembre de 1889 era bendecido el templo por el obispo de Vitoria. Al día siguiente, festividad de la Virgen del Coro, a las 10.00 de la mañana se efectuó su inauguración oficial, con los mismos testigos que en la jornada anterior: la reina María Cristina y su hijo Alfonso XIII, séquito real, autoridades militares y civiles. Dichas ceremonias serían realzadas con la participación de consagradas figuras del mundo musical.

Los balcones de los aledaños al nuevo templo se encontraban adornados con elegantes colgaduras. En tan significativo y festivo día y con la presencia de la reina regente, se ofrecieron notables festejos populares: baile, banda municipal, soka-muturra, zezen-zusko, fuegos artificiales, quema de cuatro inmensas hogueras en los montes próximos, etc. Por la noche, el barrio ofrecía bellas imágenes cromáticas debido a la iluminación artística de la iglesia, la nueva cárcel de Ondarreta, el palacio de Satrustegi, la fábrica de bujías del señor Lizariturry... El coste total de la obra de edificación de la iglesia ascendió a 66.579,26 pesetas.

En 1913, el párroco Juan José Lapeira presentó al Ayuntamiento unos planos redactados por el arquitecto Augusto de Agirre y luego modificados por el técnico municipal Juan R. Alday, con el objeto de ampliar la capacidad de la iglesia mediante la construcción de dos ábsides laterales al comienzo del edificio: baptisterio (izquierda) y escalera de acceso al coro y torre (derecha). Años más tarde, se crearía un espacio cerrado alrededor del ábside del altar mayor, donde se emplazarían la sacristía y una capilla dedicada a la Virgen del Pilar. Debajo se ubicaron las instalaciones del incipiente Círculo de San Luis y necesidades propias del templo.

En 1920, el citado vicario solicitó del Consistorio la construcción de una casa cural próxima a la parroquia, que no llegó a levantarse por estar reservado el lugar para mercado municipal. Éste sería construido en 1923.

En posteriores años y debido al fuerte incremento demográfico ocurrido en El Antiguo debido, entre otras cuestiones, a la ampliación de las empresas establecidas y la creación de otras, al retorno de las familias ausentadas por la guerra civil, etc., el templo ofrecía notables deficiencias para el puntual seguimiento de los ritos eclesiales. Ello motivó que en 1960, el párroco Marcelino Kortabarria presentase el proyecto del arquitecto Pablo Zabalo de un mayor edificio que acogiese asimismo otros servicios: casa cural, salones, despachos, almacén...

50 años de la reforma

En noviembre de 1961, con el derribo del vetusto templo se daba inicio a la construcción de la nueva iglesia. Los oficios religiosos se trasladaron a las capillas de las RRMM Esclavas y Cruz Roja y las instalaciones del Círculo de San Luis (El Pudri), a la antigua fábrica de chocolates Miguel Sukia, sita en la calle de este nombre.

La inauguración oficial y bendición del templo por el obispo Jacinto de Argaia se produjo el 1 de mayo de 1964, aunque en mayo de 1963, en los bajos se estableciese eventualmente el culto dominical y festivo y el día de San Sebastián de 1964, de una forma simbólica, se hubiese procedido a la apertura de la iglesia. Casi tres años después, el 20 de enero de 1967, se estrenaban las instalaciones del Círculo de San Luis.

El edificio se vio enriquecido con las aportaciones artísticas de los notables artistas Néstor Basterretxea (vidrieras), Julio Beobide (Cristo del altar y en 1971 la imagen de la Virgen) y Miguel Álvarez Muro (murales). Posteriormente, Luis Chillida Belzunce colocaría el cuadro que se expone en el fondo del altar mayor.

El gasto total de la construcción alcanzó 10.065.603,18 pesetas, el cual tuvo como contrapartida la recaudación mensual a través de sobres domiciliarios, colectas, donativos, organismos eclesiásticos y créditos bancarios. Asimismo Cementos Rezola aportó gratuitamente el cemento Portland empleado en la construcción.

Como final de esta abreviada divulgación sobre la parroquia antiguotarra, evocaremos a dos de sus más carismáticos y recordados sacristanes: Antton Murgiondo y Jesús Saiz, que se ocuparon de esta importante tarea eclesial durante 43 y 54 años.