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La Aste Nagusia se despide con un espectáculo gigante

Los miembros de la comparsa itzurun dicen adiós con una actuación en la plaza zuloaga

La Aste Nagusia se despide con un espectáculo giganteIker Azurmendi

dESPUÉS de toda la semana sin parar, los gigantes y cabezudos de la comparsa Itzurun despidieron ayer a lo grande una Aste Nagusia intensa y llena de color y diversión por todos los rincones de la ciudad.

Ataviados con sus trajes tradicionales, desfilaron por las calles de la Parte Vieja, haciendo una primera parada en la calle 31 de Agosto, donde bailaron para toda la gente que se acercó a verles. Aunque ésta no fue la parada final. El broche de oro lo pusieron con una actuación en la plaza Zuloaga, que llevaban preparando a lo largo de todo el año.

Los gigantes fueron los primeros en llegar a una plaza que estaba abarrotada de donostiarras y visitantes. Les siguieron los cabezudos que se acercaron al lugar bailando sin parar, lo que provocó que los niños que se encontraban esperando para ver la actuación bajaran la guardia. Pero eso no duró mucho, ya que en cuanto se acercaron a la zona en la que tenían que bailar, se pusieron a pegar a todos los pequeños que tenían alrededor. Estos se pusieron como locos y, entre risas y algunos lloros, se escondían entre los adultos que había cerca de ellos.

Para empezar con el espectáculo, los gigantes y los cabezudos bailaron juntos la primera canción. Posteriormente, llegó el turno de que los gigantes se luciesen solos, mientras la gente les animaba cantando. Los trece cabezudos de la comparsa tomaron el relevo y bailaron acompañados de los niños que no dudaron en imitarles.

Las sorpresas llegaron más tarde. El público no sabía muy bien si la actuación había terminado o no, pero pronto pudo verse que el show continuaba. De repente, varios miembros del grupo Itzurun aparecieron con antorchas de colores y rodearon a los gigantes. Mientras los txistularis tocaban Isil-isilik, las figuras de más de cuatro metros bailaban y la mayoría del público no dudó en afinar sus voces, cantando al unísono, lo que creó un ambiente familiar, a pesar de que en la plaza no cabía un alfiler.

Ya en la despedida, los gigantes fueron saliendo del lugar de dos en dos, mientras que los demás participantes de Itzurun tiraban confetis y los cabezudos, por su parte, repartían caramelos a los allí presentes. Los numerosos donostiarras que se acercaron a verles a Zuloaga no quisieron ser menos y agradecieron la actuación con muchos aplausos. Aplausos de despedida hasta la Aste Nagusia del año que viene.