No ha puesto paños calientes Natalia Arroyo a la derrota. Visiblemente dolida, la entrenadora de la Real se ha mostrado autocrítica y ha admitido los duros 90 minutos vividos tanto por ella como por las jugadoras: “Estamos fastidiadas. Siento que demasiadas jugadoras han estado sufriendo y sintiéndose superadas, y eso me deja mal como entrenadora. Me duelen las lágrimas de todo el mundo, porque es una derrota de sufrirla, de masticarla. Nos han pasado por encima desde el primer minuto”.
Nada ha salido como pensaba la entrenadora txuri-urdin: “Nos habíamos imaginado otra cosa. Planteábamos una línea de cinco para ser agresivas en zonas donde ellas piden mucho el balón, pero no hemos sido capaces de llegar a todo. Hemos sentido frustración. Se te ponen por delante y no te consigues situar. Hemos sufrido, el balón nos quemaba, hemos estado totalmente superadas, eso es lo peor. Mirar el marcador, que quedaba mucho... era frustrante. El nivel de eficacia de ellas ha sido muy alto, fruto también de nuestra falta de contundencia. Hemos llegado mal y tarde, no hemos sido competitivas. La final ha sido una bola de nieve que iba bajando, era imposible parar eso”.
“Si tienes fisuras, ellas te machacan”, ha insistido Arroyo. “Les hemos dejado metros a Salma y Hansen. Hemos tenido desajustes, luego también algunos errores… es que ellas no te dejan absolutamente nada”. Ha sido muy gráfica la catalana a la hora de referirse a la diferencia de nivel entre ambos conjuntos: “Hoy mi equipo no ha sido competitivo y no ha estado a la altura del Barcelona. Son dos trenes que van a distintas velocidades. Ellas van en Ferrari y nosotras en bicicleta”.
El descanso, con 5-0 en contra y aún con 45 largos minutos por delante, ha sido duro: “He entrado al vestuario y les he dicho que no lo podíamos cambiar, pero que debíamos tener la personalidad de intentar cosas porque atacábamos a la grada de nuestra gente. Quiero aplaudir a las jugadoras, porque con un marcador así lo han intentado. Les he dicho que intentaran cosas, con orgullo”.
Es difícil separar el hecho de haber llegado a la final de haber encajado semejante goleada: “Quedará que hemos perdido 8-0, pero también que hemos jugado una final. Hemos alimentado las ilusiones en los días previos. Habíamos hablado de ser competitivas, y se nos ha pinchado el globo en el minuto cuatro. Sigue siendo una final, un hito, para mí es la segunda. Que quede todo lo que hemos movilizado, toda la gente que admira a las jugadoras. A ver si la siguiente vez perdemos por menos o no perdemos. Nos han goleado, eso hay que digerirlo, porque no hemos sido capaces de evitarlo”.
Arroyo cree que lo peor ha sido “que las jugadoras lo han pasado mal” y cree que el duro resultado justifica un cambio de ciclo: “Quería una Real que se acercara más a lo que hemos sido estos cuatro años. Seguramente es un síntoma de que tengo que dejar un poco de aire al equipo, pena que no es un resumen de lo que hemos sido pero sí del punto en el que estamos. Orgullosa, pero jodida ahora”.
A la afición le ha pedido disculpas y les ha dado las gracias: “Lo siento y eskerrik asko. Muchas gracias por venir, por dedicar su tiempo, su recurso. No hemos sido capaces. Ellos han sido una afición ganadora”.