El brutal ambiente que se ha vivido durante toda la jornada en Zaragoza se ha trasladado a La Romareda, donde la afición txuri-urdin se ha dejado notar ya desde el calentamiento y se ha empleado a fondo en los primeros compases del encuentro. Sin embargo, la tremenda superioridad blaugrana, que ha sentenciado el partido con tres goles en apenas 20 minutos, ha apagado a la afición guipuzcoana.
Eso sí, las alrededor de 5.500 personas llegadas desde diversos puntos del territorio han hecho un esfuerzo para seguir jaleando a las suyas y tratar, de alguna manera, de apaciguar el arrollador empeño del Barça. Cosa que no han conseguido. Pero al menos han intentado que las suyas no se sintieran solas en el campo. Era una jornada para disfrutar, pero es muy difícil hacerlo cuando tu equipo es empequeñecido por un rival cuyos seguidores sí que disfrutaron. Los Erreala, ale y Goazen txapeldun han sonado a cuentagotas, pero el esfuerzo de acudir a Zaragoza y creer ya merece un aplauso.
Por cierto que los aficionados del FC Barcelona tenían en su asiento una bandera azulgrana que ondearon al anunciarse los onces de los equipos, mientras que a la Real no se le ocurrió regalar nada a sus seguidores. Queda muy bien alabar el masivo desplazamiento de aficionados guipuzcoanos y su respuesta un partido tras otro, porque la afición está siempre con el equipo, pero detalles como este también cuentan y marcan la diferencia entre clubes.