Uno de los debates que han emergido con fuerza en los últimos años en las sociedades occidentales tiene que ver con la evolución y las condiciones de la denominada clase media, un estrato social bajo el que se cobija casi el 60% de la población española, según datos del CIS de octubre del pasado año. El fenómeno de la desigualdad socioeconómica, acentuado tras la crisis financiera de la década pasada y analizado por el economista francés Thomas Piketty en una obra considerada ya de referencia (’El capital en el siglo XXI’), permea ya el resto de debates en materias como empleo, vivienda, servicios públicos o pensiones.
La percepción general por parte de gran parte de este grupo social es que su poder económico ha menguado en los últimos años. Sobre esta cuestión han reflexionado los analistas Oriol Aspachs y Josep Mestres Domènech en un reciente artículo para CaixaBank, el servicio de estudios de la entidad financiera. Pero, ¿quién forma parte de la clase media en España? No es una cuestión sencilla de responder, puesto que no existe una única métrica que resuma la situación de este colectivo tan amplio en una sola cifra. En este sentido, uno de los parámetros más aceptados es el que propone la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Este centro internacional sitúa el segmento de la clase media en la proporción de la población que dispone de unos ingresos que se sitúan entre el 75% y el 200% de los ingresos medianos del conjunto de la población en cada año.
El concepto de salario mediano alude a un indicador estadístico que divide a la población de trabajadores en dos mitades iguales: la mitad inferior tiene salarios por debajo de este valor, y la mitad superior tiene salarios por encima. Se considera que refleja la realidad mejor que el salario medio, puesto que la información que este proporciona se ve más distorsionada por las remuneraciones más altas. De esta forma, a partir de este supuesto, y teniendo en cuenta que el salario mediano rondó los 23.300 euros el pasado año, una persona podría ser considerada de clase media situándose sus ingresos brutos anuales entre 16.000 euros y 43.000 euros, lo que supondría una cifra aproximada entre los 1.140 euros y 2.610 euros netos mensuales. Sin embargo, se trata de cifras distintas de las que sugiere el Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), que sitúa la clase media entre los 14.000 y los 30.000 euros brutos anuales, lo que representa una franja salarial entre los 1.160 euros y los 2.500 euros brutos mensuales.
Un desajuste que también afecta por generaciones
Otro de los aspectos en los que se detiene el análisis de los investigadores de CaixaBank Research es el de la evolución de la clase media en España. En un análisis anterior sobre el mismo tema, los especialistas indican que “no fue hasta el año 2022 que todos los grupos sociales recuperaron los niveles previos a la crisis financiera”, lo que demuestra el impacto que tuvo esa recesión y lo costosa que fue una recuperación que, no obstante, no ha dejado, en términos de igualdad, una sociedad similar a de antes de 2010.
“Entre los años 2007 y 2022 se ha reducido ligeramente la proporción de personas jóvenes que pertenecen a la clase media y ha aumentado considerablemente la proporción de personas de más edad que pertenecen a este grupo. En cambio, se observa un aumento de las personas jóvenes que pertenecen a la clase baja, mientras que se produce una caída entre las personas de más edad en este segmento”, exponen los economistas Oriol Aspachs y Josep Mestres. En términos de edad, las generaciones más jóvenes tienen un nivel de ingresos inferior al de las generaciones precedentes cuando estas tenían su edad. Por ejemplo, las personas nacidas entre 1981 y 1991 tienen un nivel de ingresos inferior al de las personas nacidas entre 1970 y 1980, cuando tenían entre 34 y 38 años. “Este patrón se repite en todas las generaciones”, alertan los economistas.
Un estudio del Instituto Juan de Mariana publicado la semana pasada advierte de que las nuevas pensiones de jubilación ya superan el sueldo medio de los menores de 35 años. En concreto, según el informe, en el primer trimestre, los nuevos jubilados del régimen general de la Seguridad Social recibían, de media, en torno a 1.760 euros al mes, 5,5% más que el año anterior. En cambio, el salario medio de los menores de 34 años se situaba alrededor de los 1.670 euros. El instituto afirma que la riqueza mediana de los nacidos en los 80 es casi un 50% inferior a la de los nacidos en los años 60. Entre 2008 y 2024, los ingresos reales de los trabajadores de 18 a 29 años bajaron un 3%, mientras que, a nivel general, los trabajadores ganan un 7,3% menos que sus pares de la UE.
En cualquier caso, para los economistas de CaixaBank Research, un hogar formado por dos adultos y dos menores se clasificaría como clase media si sus ingresos se sitúan entre 30.920 euros y 82.450 euros en 2023. En promedio, ese hogar ingresó 41.225 euros ese año. Con estos datos, y teniendo en cuenta las estadísticas de salarios de años anteriores, esa cifra supone 1.480 euros más que en 2022 y 1.700 más que en 2019, “pero solo 1.579 euros más que en 2007”, un año antes de que estallara en Estados Unidos la Gran Recesión de los mercados financieros, cuyos efectos llegaron a Europa un año después y se vieron agravados por la deuda pública. El estudio de CaixaBank Research también recoge otras casuísticas: así, un hogar de la clase media con dos adultos ingresaba 29.540 euros en 2023, lo que constituía una cifra apenas superior en 890 euros a la de 16 años antes. Y para el caso de un hogar con un adulto y un menor el ingreso era de 11.890 euros en 2023, únicamente 770 euros más que en el año 2007. Es pertinente recordar que estos ingresos aluden a los valores medianos, no a la media, que sería más alta pero no ofrecería una fotografía igual de precisa.
A juicio de los investigadores, los resultados muestran que las mejoras de ingresos en términos reales se concentran en estos últimos años, ya que “entre 2014 y 2019 solo se recuperó la brusca caída de ingresos que tuvo lugar a raíz de la crisis financiera entre 2008 y 2013”. En consecuencia, “el progreso acumulado en un periodo de más de 15 años es limitado, al estar afectado por múltiples crisis -financiera, pandemia, inflación-, y explica por qué la sensación generalizada no es de mejora de los ingresos”, apuntan los analistas del servicio de estudios de CaixaBank. El sentir general de amplias capas sociales, tanto en el entorno más cercano como a nivel internacional, es que existe una extensa gama de bienes que la clase media consume habitual cuyos precios han subido más que la inflación, especialmente en materia de vivienda. A pesar de que la presión fiscal sobre los salarios ha crecido en la última década, no es menos cierto que sigue siendo de las más reducidas de la Eurozona. Pero los aumentos salariales no están compensando la pérdida de poder adquisitivo en el recorrido global de los últimos 15 años, lo que ataca con especial gravedad a quienes tratan de incorporarse a la clase media, como los jóvenes. Por otra parte, el endeudamiento de los hogares de clase media, pese a caer en la última década, sigue siendo en términos proporcionales mucho más elevado que, por ejemplo, antes de 2007. Además, la revolución tecnológica y de conocimientos está encareciendo el acceso de muchos trabajadores a la clase media, y muchos de los que se consideraban pertenecientes a ella se ven expulsados de la misma por los procesos de automatización de los trabajos.