El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, instó a los países de la Unión Europea a “avanzar hacia el consenso” en torno a la propuesta de reforma de las reglas fiscales de la Comisión Europea para garantizar su “rápida” aplicación y que esta se desarrolle con “transparencia y sencillez”.

Aunque reiteró que la recomendación del BCE es tener una capacidad fiscal centralizada, De Guindos aseguró que el Banco Central acoge “con gran satisfacción” la propuesta de Bruselas en la que reconoce “algunos aspectos positivos”, según indicó durante su intervención ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.

El Ejecutivo comunitario presentó su propuesta el pasado 26 de abril, con un nuevo planteamiento que incluye sendas de gasto individualizadas para cada Estado miembro y objetivos a medio plazo, pero que mantiene algunos parámetros de la actual disciplina, como la obligación de que el déficit no supere el 3% del PIB y la deuda se mantenga por debajo del 60%.

Bruselas plantea exigir también un ajuste anual mínimo de déficit del 0,5% del PIB para los años en los que se prevé que el desequilibrio negativo de las administraciones públicas supere el valor de referencia del 3%, un parámetro que criticó con dureza el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, quien afirmó que la revisión de la disciplina fiscal “aún no satisface las exigencias” de Berlín, que reclamaba elevar esa rebaja mínima anual al 1%.

De Guindos, consciente de que el planteamiento del Ejecutivo comunitario no ha sido acogido con satisfacción por parte de algunos países, como es el caso de Alemania, incidió en que “su rápida aplicación es muy importante”.

Además, el vicepresidente del BCE señaló que a medida que la crisis energética se “desvanece”, los gobiernos deben revertir las medidas de apoyo energético evitar aumentar las presiones inflacionarias a mediano plazo lo que, según advirtió, “requeriría una respuesta de política monetaria más fuerte”.