Los analistas coinciden en que las subida de los tipos de interés que han aplicado desde verano tanto la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) como el Banco Central Europeo tienen un propósito positivo –frenar la alta inflación–, pero que, al mismo tiempo, están causando problemas a parte del sector financiero. Los grandes bancos no lo están sufriendo, como se ha comprobado en los resultados del año pasado, pero sí entidades de tamaño medio que, como el Silicon Valley Bank, aprovecharon el exceso de liquidez que se ha generado en los tres últimos años para comprar de forma masiva deuda pública. En su caso, los bonos del Tesoro a largo plazo, que se han encarecido con la subida de tipos. Esto provocó que los inversores retirasen su dinero para satisfacer las necesidades de liquidez, algo que castigó al banco.
“Si algún banco europeo tiene concentrada una buena parte de su cartera de activos en bonos soberanos se enfrentaría a una situación problemática similar”, explica Mikel Casares, que, no obstante, ve “menos probable” que en la Eurozona se produzcan casos similares al existir un marco regulatorio más exigente tras la crisis anterior. Para Massimo Cermelli, la última subida del BCE, de 0,5%, es una decisión “coherente” con la política que había seguido hasta ahora. “Hacer lo contrario habría sido una señal de que deja de luchar contra la inflación, que sigue siendo el principal problema de la economía”, indica. A su juicio, en los próximos meses puede comenzar a activarse una mayor remuneración del ahorro, algo a lo que se habían resistido muchas entidades hasta ahora. Desde HelpMyCash recomiendan “diversificar” los ahorros entre varias entidades.