Una reciente operación policial ha desembocado en la liberación de cinco mujeres que eran obligadas a prostituirse las 24 horas del día en un piso situado en plena avenida Isabel II, una de las arterias principales del barrio de Amara de Donostia. La vivienda, además, se encontraba en una situación deplorable. Todas las víctimas tenían que dormir juntas en una misma habitación del piso, cuyas condiciones de insalubridad eran tan evidentes hasta llegar al punto de que recientemente se había procedido a realizar la fumigación del piso por la presencia constante de cucarachas.
Según ha informado la Delegación del Gobierno en el País Vasco, la operación, denominada en el argot policial como Operación Cielo, comenzó cuando una mujer confirmó a la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional de Donostia las sospechas que recaían sobre un piso ubicado en la avenida Isabel II donde todo apuntaba a que se ejercía la prostitución. Esta mujer dio detalles a los agentes sobre el funcionamiento y su testimonio resultó "clave".
Sexo y drogas
Así, gracias a su declaración, se pudo conocer que las mujeres, obligadas a "permanecer disponibles" para atender las necesidades de los clientes "las 24 horas del día" tenían que dormir "todas juntas en una única habitación, sin apenas espacio para moverse". Únicamente disponían de dos horas libres para salir fuera de la vivienda, pero siempre tenían que hacerlo acompañadas.
Por lo tanto, tenían que permanecer casi todo el tiempo en la vivienda, infestada de cucarachas y otros insectos, donde vivían y eran obligadas a prostituirse. Además, la mitad del dinero que cobraban por cada servicio, que se pagaba tanto en metálico como a través de plataformas digitales, lo tenían que entregar a la responsable del piso.
Poco más tarde, los agentes contactaron con otra víctima que "confirmó con exactitud todos los extremos" relatados previamente por la primera mujer que prestó testimonio. De hecho, expusieron a los policías que la dueña del piso ejercía "un trato despótico y humillante, obligándolas a satisfacer cualquier práctica solicitada por los clientes", a los que también vendía droga.
Durante el proceso de investigación se logró obtener un tercer testimonio que vino a corroborar el del resto, por lo que se solicitó la autorización judicial para realizar el registro del domicilio y su clausura, que fue acordada por el Juzgado de Instrucción número 5 de Donostia.
Cámaras y registro
El registro del piso situado en Amara aportó a los investigadores más pruebas sobre el funcionamiento de los servicios de prostitución, ya que se intervino documentación donde se reflejaba "un control exhaustivo de la actividad sexual, incluidas hojas de registro donde se anotaban todos los servicios prestados", además de la presencia de cámaras de vigilancia tanto en el pasillo como en la cocina e, incluso, en el dormitorio que compartían las víctimas.
La operación concluyó con la detención de tres personas de nacionalidad colombiana acusadas de diversos delitos contra la libertad sexual y el tráfico de drogas. La dueña del piso, identificada como G.M.P.S., su hijo y una colaboradora que se encargaba de las tareas de control. Tras pasar a disposición judicial, el juzgado decretó la puesta en libertad de estas personas, aunque tanto a la madre como al hijo les retiró el pasaporte y les ha impuesto la obligación de comparecer mensualmente en el juzgado.
Las cinco mujeres que se encontraban en el interior del inmueble en el momento de la entrada y el registro fueron liberadas y, posteriormente, se identificó a otras cinco víctimas que también habían sido explotadas y que han prestado declaración.
Desde la Delegación del Gobierno han señalado que esta operación supone "desarticular un punto negro de prostitución que operaba desde hacía años en pleno centro de Donostia, en condiciones de insalubridad y sometiendo a las mujeres a una situación de control absoluto", un tipo de "esclavitud en pleno siglo XXI inadmisible e intolerable, en palabras de Marisol Garmendia.