En una sociedad con cada vez más mascotas en los hogares, la atención veterinaria de urgencias en Gipuzkoa ha quedado limitada a una única clínica. La aplicación de la Ley de Protección Animal obliga a que los centros dispongan de un veterinario presencial las 24 horas del día, lo que ha llevado a que prácticamente todas las clínicas del territorio que ofrecían el servicio de hospitalización hayan dejado de hacerlo al no poder asumir los costes necesarios para ello.
“En estos momentos, no se puede hacer una hospitalización no presencial. Tiene que haber una persona en todo momento, cuando antes no era así y con unas revisiones periódicas era suficiente”, explica a este periódico Francisco Galisteo, presidente del Colegio de Veterinarios de Gipuzkoa.
Con el objetivo de dar una mayor protección a las mascotas, la nueva normativa ha limitado las opciones de las clínicas pequeñas, ya que antes podían ofrecer una atención hospitalaria fuera de su horario de apertura gracias, por ejemplo, a un control telemático de los animales.
El coste económico que supone tener a un profesional las 24 horas de los siete días de la semana, por lo tanto, ha llevado a que los centros guipuzcoanos que antes sí contaban con este servicio lo hayan dejado de lado en los últimos años. De hecho, en la actualidad, una única clínica –el Hospital Veterinario Donostia– de todo el territorio dispone de, al menos, un veterinario presencial las 24 horas del día.
“La única alternativa es tratar de hacer una hospitalización diurna o plantearle a tu veterinario un precio para que lleve este vigilancia, aunque será, por supuesto, un coste económico más elevado y no siempre se puede”, señala Galisteo, recordando que “cualquier clínica podría dar el servicio” en caso de querer ofrecerlo.
La mayor dificultad, no obstante, se da en aquellas hospitalización que requieran de más de 24 horas o que se dan en fin de semana, ya que las opciones en esos días están limitadas a un único centro veterinario. “El servicio de atención de 24 horas siempre ha sido un tema delicado para las clínicas, ya que ha sido complicado contar con un horario de atención y con personal para emergencias al mismo tiempo”, recuerda el presidente del Colegio de Gipuzkoa.
Monopolio y aumento de precios
Disponer de una única clínica veterinaria de urgencia en Gipuzkoa ha limitado al máximo las opciones para los dueños de mascotas del territorio, que se ven abocados a ella en caso de tener que hospitalizar a sus animales.
“Hay una falta grande de comunicación y estoy segura de que la mayoría de la gente desconoce esta situación. A mí me gustaría poder elegir al veterinario siempre yo”, asegura Itziar Huegun, dueña de varias mascotas y que descubrió que el territorio cuenta con una única clínica de este tipo al llevar a su gato a urgencias.
“Era un sábado y no me pudieron atender hasta las 20.00 horas, que es cuando cierran, así que me derivaron a la única clínica de emergencias que hay. El gato acabó estando allí tres días, en los que le vieron hasta cinco veterinarios, y, aunque la atención fue muy buena, me vi sin opciones de consultar con otro profesional o con mi veterinario habitual”, observa, señalando que el gasto en esta clínica de urgencias fue de casi el doble que en una estándar. “En total, fueron 1.300 euros cuando en mi clínica habrían sido 700 euros, pero no pude elegir”, asegura.
Para Huegun, la Ley de Protección Animal ha fomentado un monopolio en el que el centro de emergencias puede poner el coste que quiera al no contar con competencia. “Antes, en las clínicas pequeñas podían turnarse las guardias durante los fin de semana, pero, ahora, económicamente es imposible y han dejado de prestar el servicio”, explica, asegurando que conocidos suyos prefieren llevar a sus mascotas a Iruña o a Vitoria al ser más barato.
“Parece que, o te hipotecas para que curen a tu mascota, o dejas el animal en la calle. No hay otra opción”, se lamenta, al tiempo que hace un llamamiento a las instituciones para que reconsideren la normativa y busquen otras fórmulas. “No todos pueden permitirse facturas de más de 1.000 euros para curar a sus mascotas, por lo que no puede ser que nos dejen sin alternativas”, lamenta.