legazpi. En junio de 2011, más de 30 trabajadores de una empresa que se encontraba en pleno proceso concursal promovieron la creación de Zorrotz Legazpi SLL. "La apuesta por una sociedad laboral era inevitable, ya que en estos momentos es muy complicado buscar inversores en el sector industrial", apunta Marian Tapia, directora de Zorrotz Legazpi SLL. Dedicados a la fabricación de componentes para máquina herramienta, los responsables de la sociedad están muy satisfechos con los resultados obtenidos en esta primera etapa y miran el futuro con todo el optimismo que se puede tener en las actuales circunstancias.

Transcurrido más de medio año desde que tomaran las riendas de Zorrotz Legazpi SLL, ¿en qué situación se encuentra la empresa?

Pese a todos los cambios sufridos, 2011 nos ha ido mejor de lo que esperábamos: hemos obtenido resultados positivos, lo cual ya es bastante teniendo en cuenta la situación económica que vivimos. Por otra parte, en este momento estamos centrados en buscar vías de financiación y en reforzar nuestra área comercial.

Superado el trance inicial, por tanto, ¿esperan mejorar sus resultados en el presente ejercicio?

Somos bastante conservadores en ese sentido y hemos basado nuestra previsión en los números del pasado ejercicio. Esperamos volver a obtener resultados positivos; incluso, prevemos mejorarlos, ya que estamos en proceso de abrir nuevos mercados.

¿Al hablar de nuevos mercados, se refiere a incorporar nuevos productos o a captar nuevos clientes?

Me refiero a captar nuevos clientes, sobre todo, en Europa y en algún país emergente que puede ser asiático o sudamericano. Exportamos más del 50% de nuestra producción, principalmente a Alemania, y eso es lo que nos ha salvado hasta el momento. Es por ello que pensamos que el futuro de nuestra empresa pasa por incrementar nuestra presencia en los mercados exteriores.

¿Cómo fue el proceso de creación de la sociedad?

No fue nada fácil. Nuestra mayor preocupación era que la situación que estábamos viviendo no afectara a nuestros clientes. Y así fue: la empresa solo estuvo cerrada durante tres días y muchos ni siquiera se enteraron. Otros, sin embargo, sabían lo que estaba ocurriendo y, en algunos momentos, admiten que sintieron desconfianza. Una vez superado el trance y con un balance positivo, podemos decir que la empresa se ha asentado y que está más saneada que algunos de nuestros competidores.

Gran parte del capital aportado a la sociedad vino de los propios bolsillos de los trabajadores. Para muchos tuvo que ser difícil lanzarse a la piscina.

Evidentemente siempre hay que actuar con valentía cuando se hace una apuesta, pero la nuestra era una apuesta sobre seguro, en el sentido de que todos ya conocíamos las cartas con las que jugábamos.

¿Han cambiado las figuras directivas respecto a la antigua empresa?

La mayoría de los puestos directivos se han mantenido en manos de las mismas personas, pero sí ha habido un cambio sustancial respecto a Zorrotz Comercial: hemos incrementado la implicación de los trabajadores en las decisiones. Es decir, a la hora de comprar una máquina, ahora tenemos en cuenta también la opinión de los operarios, ya que son ellos quienes van a utilizarla.

Comentaban recientemente a este periódico que buscaban financiación para la adquisición de maquinaria más moderna. ¿En qué situación están en este sentido?

En este momento trabajamos con la maquinaria que compramos en el remate de activos de Zorrotz Comercial y ahora queremos hacernos con una nueva máquina que nos permita incrementar nuestra capacidad de producción. Trabajamos bajo plano y eso implica la necesidad de contar con maquinarias customizadas, operarios especializados, etc... lo cual encarece las inversiones. Actualmente estamos buscando financiación, pero no está siendo nada fácil. Los bancos están más asustados que las propias empresas y no prestan.