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Creciendo y aprendiendo valores a golpe de pedal

Donosti berri txirrindulari elkartea funciona como escuela de ciclismo, la única que existe en Donostia, para niños y jóvenes de entre 9 y 18 años

Creciendo y aprendiendo valores a golpe de pedal

Donosti Berri Txirrindulari Elkartea echó a rodar en la década de los 90 y 20 años después sigue firme en su propósito de consolidarse como escuela de ciclismo pero, también como plataforma de aprendizaje de “valores” útiles para avanzar en la vida.

Con el entusiasmo por bandera, un grupo de jóvenes dieron, hace algo más de tres años, un “golpe de estado” en el seno del club al observar que necesitaba un impulso y mayor dedicación. “En aquel entonces el presidente del club lo era también de la federación y no podía dedicar a Donosti Berri el tiempo y energía necesarios”, señala Ander Markina, que lideró el relevo y que en la actualidad es coordinador del club.

Andaban escasos de dinero, sin sponsor e, incluso, tenían carencias en el tema de los vehículos. Hoy en día, las cuentas han mejorado, tienen quien les respalde y están a punto de cambiar de coche.

Con las cosas de casa más en orden, el objetivo es seguir atrayendo a niños y jóvenes a la práctica del ciclismo y Markina quiere hacer un llamamiento especial a las chicas. “Este año se ha apuntado una pero le ha costado, porque el padre no estaba muy convencido”, añade. Lo que tiene muy claro es que la meta del club no es “conseguir profesionales”, aunque alguno ya haya salido de su seno: el último, Unai In- tziarte, que debutó en 2015 como profesional en el equipo Murias.

Lo que estos entusiastas buscan es trabajar sobre los “valores positivos que tiene el ciclismo y no tienen otros deportes” y ofrecer a todos los que se acerquen a Donosti Berri la oportunidad de andar en bici. “Esto no es como el fútbol, que puedes pasar todo el año en el banquillo, aquí todo el mundo participa”, subraya el coordinador del club que lanza la siguiente invitación: “El que tenga afición a la bicicleta tiene que probar, que no se quede sin intentarlo. Al que no le gusta le digo que pruebe, porque es importante conocer otros deportes”.

Hace unas semanas comenzaron los entrenamientos. En el caso de los más pequeños sin bici y luego, según se asciende en edad, se compagina el entrenamiento físico con las salidas sobre las dos ruedas que, en la categorías inferiores, se llevan a cabo siempre de la mano de algún adulto. Esa tutela desaparece cuando se llega a juveniles, momento en el que cada ciclista pasa a tener su propio programa de entrenamiento. Pese a todo, se intenta que se junten a veces para salir a la carretera, “se genera espíritu de equipo y más ambiente”, e incluso que se compartan salidas con los txikis.

Para que el cuerpo responda Donosti Berri cuenta con un preparador físico que les guía, y también hay monitores que voluntariamente les acompañan en sus sesiones de trabajo. Cuando se llega a juveniles, “la tralla es grande”. La temporada comienza en noviembre y no para hasta mediados de septiembre. “Les suelo decir que aprovechen en septiembre para hacer alguna parranda, porque después ya no pueden”. En la actualidad en el club hay 41 jóvenes ciclistas dándole a los pedales, con edades comprendidas entre los 9 y los 18 años y repartidos en las categorías de alevín, infantil, cadete y juvenil.

La competición no comienza hasta los diez años y quien así lo desee, puede permanecer en el club hasta los 18. Después, los que lo tienen más claro pueden pasar a la categoría de aficionados en otro club y otros, afirma Markina, “desertan, porque compaginar los entrenamientos, que tienen un nivel muy alto, y los estudios, resulta muy difícil”, algo que reconoce, le pasó a él.

Pero mientras, quien quiera atreverse con la bici tiene las puertas abiertas en Donosti Berri, club con el que puede contactar en la dirección info@donostiberri.com.

Que los jóvenes deportistas sean buenos, malos o regulares no tiene importancia. “Mentalmente es un deporte duro y los que más aprenden, los que más lecciones extraen, son los que andan a medias. Los que tienen un don especial y ganan fácil, no aprenden tanto”, sentencia Markina.