Nació hace 140 años exactamente, nueve años después de que el maestro Raimundo Sarriegui estrenase la Marcha de San Sebastián y 90 años antes de que se conformase el primer desfile de la Tamborrada Infantil. Nació siete años después de que las murallas de Donostia comenzasen a ser derribadas y se iniciase la expansión de la ciudad fuera de la ciudadela. La Unión Artesana (UA) fue creada en 1870, cuando varios ciudadanos, después del incendio La Fraternal, sociedad que se encontraba en la calle Puyuelo (actualmente, Fermín Calbetón), decidieron construir una nueva. Así lo recoge el libro 140. UA, escrito por Juanjo Pérez Beltza, licenciado en Ciencias de la Información y directivo de Comunicación y Eventos de la Artesana.

La obra recoge que el 14 de mayo de 1870, en el número 16 de lo que hoy se conoce como la calle 31 de agosto, se reunieron 76 ciudadanos y firmaron el acta de constitución de "una Sociedad de artesanos" con el fin de lograr "la distracción y el recreo de a los que a ella pueden pertenecer", que se ubicaría en el número 2 de la plaza Lasala. A comienzos de 1879 el local sufrió un incendio, por lo que la UA tuvo que trasladarse provisionalmente al Boulevard, para regresar a finales de año a su ubicación original.

La década de 1880 fue muy importante para la historia donostiarra: "Se crea para el Carnaval de 1884 la hoy centenaria comparsa de Caldereros Húngaros, con música del socio Raimundo Sarriegui; se institucionaliza formalmente la Tamborrada, se uniforma a sus participantes, se incorporan por primera vez los barriles en 1886 y dos años después se reforma el mobiliario de la sociedad", explica el autor.

A finales del siglo XIX, el entonces presidente de la Artesana Miguel Salaverria, reunió a los socios de distintos txokos de Donostia para organizar las comisiones de Carnavales, que incluían la "Tamborrada y entierro, Plaza de Toros, Teatro, Bailes y Taller", con el "objetivo de hacer del Carnaval de 1900 un evento extraordinario".

Uno de los mayores varapalos para la fiesta vino dos años después con la prohibición de la sokamuturra, que acontecía los domingos, desde el 20 de enero hasta la llegada del Carnaval. La Tamborrada de la UA, en modo de protesta, no desfiló durante tres años. En 1913, murió Raimundo Sarriegui, socio de la Artesana, hecho que conmocionó mucho a la sociedad, por lo que decidió ponerse de luto ese año.

Cinco años después, la Artesana alquiló la sede que mantendría durante más de 80 años en la calle Soraluce, junto a la plaza Zuloaga.

Durante los tres años de Guerra Civil la Tamborrada se suspendió y "la ciudad y la Artesana se quedaron casi vacías". No obstante, en 1940 únicamente la UA y Gaztelubide obtuvieron el permiso para desfilar por las calles el día de San Sebastián.

17 años después aconteció otro hito importante en la historia de la sociedad. La Tamborrada de la Unión Artesana cambió de horario y dejó de salir por la mañana, para hacerlo hacia el anochecer. Fruto de este hecho nació la Arriada.

En 1970 la sociedad cumplió su primer centenario y diez años después se creó la fanfar Los Bebés de la Bulla y en 1986, Iñaki Barrena, que este año cede su bastón de mando a Josean Ibiriku, dirigió por primera vez como Tambor Mayor a la Tamborrada de la sociedad.

En 1998 el Orfeón Donostiarra cumplió su primer centenario y, para celebrarlo y homenajearlo, la coral cantó junto a la Unión Artesana en la Arriada del día de San Sebastián.

Durante la última década la UA ha incorporado mujeres a su Tamborrada como aguadoras, al tiempo que han renovado su sede y se han reubicado en la calle Euskal Herria. Así lo relata Beltza: "A mediados de la primera década de este siglo, los socios de la UA han adquirido, acondicionado e inaugurado un nuevo local, han reordenado su masa social, han elaborado y aprobado nuevos estatutos, adaptados a los tiempos, y son dueños, por primera vez en 140 años, de su historia, de su piano y de su sede social".

Asimismo, en 2001 la sociedad grabó el disco Donostiako Arriada, con las canciones que toca en la plaza de la Constitución. El CD también incluía una versión de la Marcha de San Sebastián, junto al Orfeón Donostiarra. A su vez, hace cuatro años celebraron el 50 aniversario de aquella primera vez en la que arriaron la bandera para dar el cierre al día grande de la ciudad.

Durante catorce décadas, la Unión Artesana ha sido testigo de la realidad de Donostia y más allá de ser mera espectadora ha contribuido a la historia de la capital del territorio aportando ganas de fiesta, buen humor y un lugar para poder relacionarse. En definitiva, ha sido artífice de la extensión de las buenas costumbres donostiarras que, siglo y medio después, permanecen.