uecia se plantó el viernes en la gran final del Mundial. Y se confirmó como la gran sorpresa del torneo, ya que varios de sus jugadores más importantes (Nilsson, Ekberg y Nielsen, entre lesiones y renuncias) se han quedado en casa. Jóvenes sin experiencia en torneos de tal magnitud son los que con un juego imparable se han metido en la lucha por el título. Sufriendo más y sufriendo menos, pero por el momento Suecia ha sido superior a sus rivales.

A la figura de líderes como Gottfridsson, Wanne y Palicka se suman jóvenes promesas como Chrintz y Claar para hacer olvidar a los ausentes por completo: hasta el momento los partidos de Suecia se cuentan como victorias tras dejar atrás a selecciones como Egipto y Francia.

Los planteamientos de Glenn Solberg no han tenido fallos. Después de la gloriosa época que marcaron los bengan-boys, Suecia vuelve a una final mundialista.

Hace 20 años Suecia contó con una selección que hizo historia con cinco medallas de oro entre 1994 y 2002. Pero cuando el grupo formado por jugadores como Vranjes, Olsson y Wislander se deshizo, Suecia desapareció por un tiempo entre los favoritos. Ahora parecen sus sucesores los que han cogido el papel de estrella. Sin tanta fama ni medallas como la gloriosa generación, su juego es difícil de mejorar. Y en eso se parecen mucho.

Al igual que en la selección que tantos logros obtuvo, la base para alcanzar nuevamente el título será la defensa, liderada por Max Darj, y el trabajo colectivo en la faceta ofensiva. De momento no han dudado en sus planteamientos en ningún encuentro. El último rival será Dinamarca, que quiere defender su corona. Difícil pronóstico, pero vistas las trayectorias previas, los nuevos bengan-boys tendrán opciones.

Director de balonmanoactual.com