ominic Thiem vio pasar su momento y lo atrapó en la vacía pista Arthur Ashe. Que el austriaco ganara un Grand Slam era algo que iba a ocurrir tarde o temprano, pero todos pensaban que iba a ser en Roland Garros. Sin embargo, lo logró en la superficie dura del US Open ante Alexander Zverev y en una final en la que tuvo que remontar dos sets en contra. Nadie lo había logrado nunca en Nueva York y solo cuatro veces antes había ocurrido en una final de Grand Slam, todas en París. Además, nunca en la Era Open el desenlace del US Open había llegado al tie-break del quinto set: 2-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6.

Los dos tenistas tuvieron la oportunidad de resolver antes en un partido quizás no muy brillante, pero lleno de emoción y de altibajos ya que ambos estaban ante la gran oportunidad de su vida en ausencia del Big Three. Zverev no supo manejar su importante ventaja tras dos sets de un nivel altísimo y dejó que Thiem, que también se vio un break abajo en el tercer parcial, creciera poco a poco hasta llegar a una situación en la que hizo valer su experiencia de tres finales grandes pérdidas en los últimos dos años.

En el desempate, el austriaco siguió pegando con el alma pese a su agotamiento, mientras el alemán cometió dos dobles faltas que le condenaron porque dos puntos le separaron de la victoria tras cuatro horas de juego.

"He logrado una meta en la vida, un sueño que tenía desde hace muchos años", confesó el primer ganador de Grand Slam nacido después de 1990, el primero que no es Federer, Nadal o Djokovic desde el US Open de 2016, cuando se impuso Stan Wawrinka, y el segundo austriaco que se anota un grande desde que Thomas Muster reinó en París en 1995. "Todos esperaban que yo hiciera lo mismo y venciera en la tierra, pero en los últimos años he mejorado mucho en dura", explicó Dominic Thiem.

Con esta victoria se mete de lleno en la lucha por el número uno del mundo, pero lo que desea el jugador de Wiener Neudstadt es que ganar el US Open le sirva "para quitarme cierta presión de encima y poder estar más relajado en los próximos torneos importantes". Porque tendrá más ocasiones, como Zverev, por pura ley de vida.

En dos semanas le espera Roland Garros, donde ha jugado las dos últimas finales. Ahí aún manda Nadal, pero ya se ha visto que en medio de una pandemia todo es posible. "Creo que llegaré bien preparado", aseguró el tenista que ha cogido el relevo en Nueva York.