ste año se celebrarán elecciones en la Federación Guipuzcoana de Fútbol. Así lo establece la normativa. Juan Luis Larrea lleva 32 años como presidente y el fútbol de la provincia necesita algo nuevo. Es hora de introducir cambios en diferentes ámbitos.

El fútbol guipuzcoano debe ser complementado y organizado entre todos los agentes implicados. La red de relaciones debe ser de abajo hacia arriba, y horizontal en vez de vertical. En la base deben estar los jugadores y la jugadoras, porque el fútbol es de ellos y de ellas, si es de alguien. Deben estar en el centro de la nueva organización del fútbol territorial.

Sin jugadores no hay club y sin club los jugadores no tienen razón de ser. No se puede dejar aislados a los clubes, no se puede acercarse a ellos solo cuando hay elecciones, con promesas que solo pretenden conseguir votos. Nuestros clubes necesitan ayuda y apoyo, de todo tipo, y no solo de infraestructura o material. Porque la mejor ayuda es hacerles sentirse queridos, sentirse imprescindibles, y en este campo hay que dar fuerza y espacio a la participación de los clubes en la toma de decisiones.

El trabajo que realizan los clubes va mucho más allá del fútbol. La dictadura de los resultados ha pinchado el balón en el fútbol y no solo en la elite. También en la actividad de los pueblos. No se puede ocultar tras los resultados el trabajo que realizan muchos a cambio de nada para que el fútbol local no muera. Los clubes hacen un gran trabajo social y hay que mirar más allá de la competición para darles impulso, apoyo y visibilidad. Esa es la otra cara del fútbol, la que no aparece, la que queda escondida por la competición, y si se quiere dar luz a la imagen más desconocida pero más necesaria del fútbol, hay que fomentar el trabajo social de los clubes.

Dar luz a lo que queda oculto sería un ejercicio saludable de transparencia. Y encontrar un sustituto a la persona que lleva 32 años en el poder. Pero no cambiando solo los nombres y apellidos. La transformación debe ser profunda en los ámbitos mencionados y en otros muchos. El fútbol y la formación son parte de un mismo balón, no hay varios. Los entrenadores y las entrenadoras, deben seguir creciendo y no solo en cantidad. Necesitamos una formación de calidad para los entrenadores, cambiando el modelo de aprendizaje y flexibilizando calendarios y horarios.

Ni qué decir tiene que se precisa una actuación también en el ámbito lingüístico. El euskera es el idioma vehicular de nuestro sistema educativo, y debe serlo también en la formación deportiva, fomentando su uso en clubes, jugadores, entrenadores y árbitros.

El fútbol es un importante agente social y con su gran repercusión es un transformador de primer orden, también en cuanto a inclusión e igualdad. El fútbol femenino está ganando fuerza, pero sigue lejos de lo que sería deseable. Queda camino por recorrer y se debe actuar sin demora. Se requiere un análisis profundo, un apoyo incondicional y, por supuesto, avanzar para que las mujeres estén en el centro y puedan decidir. No pueden ser espectadoras de las decisiones que toman los hombres. En igualdad de género, el fútbol puede ser un gran motor y hay que fomentar el valor de esa fuerza.

Lo mismo con la Euskal Selekzioa. La Federación debe tener una base sólida en este trabajo. No basta con organizar un partido amistoso cada año y sacarse la foto. El trabajo es mucho más profundo, y la Federación Guipuzcoana también tiene que conseguir voz y fuerza en los foros de decisión sobre este tema. También le toca ser un agente activo y actuar de forma clara y consecuente, desplegando esa red entre todos los agentes que forman nuestro fútbol.

En definitiva, la labor de la Federación no puede ceñirse exclusivamente a organizar competiciones y partidos. En esa inercia ha estado la Federación durante años, y por supuesto que es un trabajo imprescindible, pero también le toca llenar de contenido los partidos; al fútbol, en general. Equipar al fútbol con nuevas prendas. Mirar hacia dentro, hacer un análisis profundo y proponer cambios con valentía. Como ya se ha comentado al principio, en colaboración con todos los agentes, de forma conjunta, como un grupo sólido, sin que uno sea más que el otro. El fútbol guipuzcoano, con otros líderes, tendrá que demostrar que otro fútbol es posible.

Martin Begiristain, Maite Lizaso, Luis Martin Sukia, Andoni Azkargorta, Laura Gomez, Manu Urbieta, Gurutze Fernandez, Mikel Labaka, Igor San Miguel, Lierni Oyaga, Jose Javier Barkero, Patri Espinar, Iker Sarriegi, Iker Dorronsoro, Maialen Zelaya, Jose Luis Ribera, Elisabet Enciso, German Zudaire, Marina Agüoes, Igor Arenaza, Estibaliz Bajo, Jose Manuel Luluaga, Igor Jauregi, Eguzkiñe Peña, Iosu Sarriegi, Eli Capa, Jon Altuna, Mikel Etxabe, Maria Goñi, Mikel Arregi, Fermin Yerobi, Araitz Etxabe, Aitor Huegun, Jon Irureta, Iñaki Eskisabel, Nerea Eizagirre, Beñat Larrañaga, Hodei Tena, Pablo Turrillas, Ander Avellaneda, Onintza Ayestaran, Xabier Artetxe, Aritz Lujanbio, Jon Muruamendiaraz, Lore Gurrea, Jon Irazustabarrena, Oihane Ucin, Ihintza Iturri, Josu Zubia, Mikel Azkoiti, Eneritz Garate, Iraide Eizagirre, Alain Eizmendi, Jone Bastida, Igor Quindos, Amaia Iturralde, Jagoba Beobide, Ainhoa Bereziartua, Joane Korta, Aitor Manterola, Ane Balentziaga, Mario Capelete, Malen Astigarraga, Juan Mari Serrano, Eneritz Landa, Txema Fraile, y Ane Borda