- Lejos de la purpurina y las lentejuelas de la grande nombres que se disputarán la gloria de la carrera en un recorrido dentudo y montañoso, ideal para escaladores, destaca la luz naranja del Euskaltel-Euskadi, que regresa a la Vuelta ocho años después del ocaso en Madrid. Para el conjunto vasco, el reencuentro con la carrera es un acto que trasciende lo deportivo y se sitúa en el ámbito emocional después de una larga travesía por el desierto, donde la Fundación Euskadi sobrevivió con apenas un hilo de oxígeno. Mandan el corazón y las emociones en el Euskaltel-Euskadi, deseoso de reconectar con la marea naranja y dar continuidad a la anterior era. Sueñan en la formación vasca con conseguir una victoria de etapa, pero, sobre todo, con devolver con el lenguaje del esfuerzo, la ilusión y la lucha el aliento y el ánimo a los que sostuvieron el proyecto en los años difíciles.