- Apenas dos meses después de concluir la Vuelta a España, esto echa a andar otra vez.

-Así es. Entonces ya sabíamos que apenas iba a haber tiempo de descanso entre una temporada y otra. Respiramos una semanita y enseguida nos pusimos a preparar este nuevo año. Dentro de cinco días volvemos a competir ya, aunque de momento miramos al calendario cruzando los dedos, porque hay muchas carreras aún en el aire, dentro de este contexto de pandemia.

¿En qué medida les han trastocado los planes las suspensiones y los aplazamientos ya confirmados?

-Pues en una medida importante, porque contábamos con correr en Mallorca, en Arabia Saudí, en el Tour de Antalya y en la Volta al Alentejo. De momento, estas pruebas no se disputan, y parece que con la Vuelta a Murcia va a pasar lo mismo. En un principio, lo teníamos todo preparado para dividir al equipo en dos frentes y afrontar así este comienzo de temporada. Pero, con la nueva situación, nos sería suficiente con un único bloque.

Se resienten así los días de competición que van a ir acumulando los ciclistas.

-Sí, sí, tal cual. Nosotros teníamos la idea de arrancar fuertes para optar a una de las invitaciones de la Vuelta a España. Pero, visto que la cantidad de competiciones se está reduciendo, hemos levantado un pelín el pie, porque realmente no sabemos cuál va a ser el calendario definitivo en el corto plazo.

¿El panorama puede tener también consecuencias en la forma de correr este año en el pelotón?

-Yo creo que sí, y que vamos a asistir a una temporada de ciclismo muy similar al que vimos a partir del verano pasado. Van a haber muchísimos equipos del World Tour en carreras menores. Y van a acudir a correrlas para ganar, obviamente, porque el calendario que tienen se ha visto igualmente reducido y porque este es ahora su escaparate. Como es lógico, todo ello dificulta las cosas a escuadras como la nuestra.

¿Es optimista respecto a la realización de las carreras que siguen en pie?

-Durante la pasada Vuelta a España, en plena segunda ola de la pandemia, quedó demostrado que el sistema de burbujas, con todas sus precauciones adicionales, funciona perfectamente. En tres semanas, no hubo ningún contagio dentro del grupo de dos mil personas que formábamos la caravana. Yo pienso que las carreras sí se pueden sacar adelante. Otra cosa distinta es que las administraciones públicas de los territorios en los que se corre no vean ético organizar una prueba en el contexto actual.

Me habla ahora de la pasada Vuelta, y me citaba antes que el objetivo es repetir presencia en 2021.

-Somos conscientes de que conseguir la invitación va a resultar difícil. Pero, como te decía, hemos planteado este inicio de temporada con la idea de arrancar fuertes y de no dar pie a que haya razones deportivas que nos dejen fuera de la Vuelta. Estoy contento con el equipo que hemos formado. Y los chavales, por su parte, se encuentran ilusionados, habiendo completado un buen trabajo invernal.

Se refuerzan únicamente con tres jóvenes ciclistas que suben del filial.

-Es la política que siempre ha tenido este equipo y en la que yo creo, lo que ha funcionado siempre aquí. Tenemos un filial muy potente y debemos apostar por sus corredores.

¿Serán suficientes estas altas para subsanar la marcha de Gonzalo Serrano al Movistar?

-El año pasado, Gonzalo dio un importante paso adelante, cuando lo cierto es que a comienzos de temporada no contábamos con que pudiera ofrecer ese nivel. La idea ahora es lograr que otros ciclistas den en 2021 un paso similar. Y yo estoy seguro de que algunos así lo harán. Tenemos varios ciclistas que optan a ello.

¿Por ejemplo?

-Por ejemplo Orluis Aular. Al pobre le pasó de todo el año pasado, y aún así dio un gran nivel. Yo le llevo la preparación, sé lo que ha entrenado y pienso que, a nada que las cosas le vayan medio bien, va a despuntar. Barriendo un poco para casa, también te citaría a Jon Irisarri: creo que va a dar un paso muy importante. Y luego hay nombres que quizás hayan estado más en boca de todos, como los de Lazkano, Lastra o Aberasturi. Creo que tenemos un buen equipo.

Vuelvo a los tres jóvenes que suben desde el filial para que me los presente brevemente: Josu Etxeberria.

-Josu es un ciclista de casa, pero no sube por eso, sino porque tiene la trayectoria que tiene. Como juvenil ganó la Vuelta a Gipuzkoa y la Vuelta a Pamplona. En su primer año como sub-23 se llevó una etapa en Palencia. Y este verano obtuvo la general de la Vuelta a Zamora. Cuanto más dura es la carrera, mejor anda. Tiene un motor de resistencia y creemos que ya está hecho para correr arriba.

Jokin Murguialday.

-Mientras Josu es un ciclista todoterreno, que se mueve muy bien en perfiles quebrados, con Jokin hablamos de un escalador nato, de puertos largos. Pero ambos se pueden parecer en que, como amateurs, se han movido mejor en las carreras largas y duras, más similares a las del campo profesional.

¿Cómo consiguieron reclutar a Jon Barrenetxea?

-Es una historia larga que viene de bastante atrás. Fue campeón de España juvenil en su día y el Caja Rural llevaba tiempo siguiéndole la pista. Hablamos con él ya de cara al 2020, pero prefirió seguir un año más en el Cafés Baqué. Luego, durante el confinamiento de la pasada primavera, volvimos a tantearle. Y ahí decidió que sí, que iba a apostar por dar el paso. Le empecé a preparar los entrenamientos, y para cuando ganó el Valenciaga en octubre ya lo teníamos atado.