PUENTE GENIL Ahmetasevic; José Cuenca (1), Juan Castro (4), Javi García (4), Xavi Tua (1), Anderson Mollino (5) y David Estepa(4) -equipo inicial- De Hita (ps), Marcio Silva (2), Mitic (1), Joao Pedro (2), Jesús Melgar, Manu Díaz (1) y Vicente Poveda (1)

BIDASOA-IRUN Xoan Ledo; Mikel Zabala (1), Kauldi Odriozola (6), Julen Aginagalde (3), Tesoriere, Matheus y Bartok (2) -equipo inicial- Cavero, Crowley (3), Iker Serrano (1), Rodrigo Salinas (2), Sergio de la Salud (4, 1p), Azkue (1), Gorka Nieto, Nico Bonanno y J.M. Sierra (ps).

Parciales 2-2, 5-4, 9-7, 10-8, 12-10, 13-11 (descanso), 16-11, 18-16, 20-18, 22-20, 24-21 y 26-23.

Árbitros Macías de Paz y Ruiz Vergara (Comité andaluz-Málaga). Exclusiones locales de Estepa, Marcio Silva, Anderson; y Tesoriere, Bonanno, por los guipuzcoanos.

Incidencias Pabellón Alcalde Miguel Salas. Encuentro correspondiente a la 15ª jornada, sin espectadores en las gradas.

El Bidasoa perdió ayer merecidamente el partido de liga que le llevó a Puente Genil. Un equipo que comete quince pérdidas de balón en un encuentro no puede ganar. Los números del conjunto irundarra fueron de escalofrío. La derrota (26-23) pone de manifiesto que su ataque funcionó mal y es la anotación más baja desde que comenzó la temporada. Ya al descanso, las cosas no pintaban finas (13-11).

Disputar tres partidos en una semana no está al alcance de muchos equipos. Por eso, a lo largo de un encuentro se producen lagunas, dientes de sierra en el rendimiento, que los rivales tratan de aprovechar si entienden que existe la oportunidad. Se está notando en los finales de partido, en los que el fondo de armario, la mejor condición física y la calidad de los jugadores están decidiendo partidos por la mínima. Solo basta repasar los resultados de cada jornada para comprobar que, salvo el Barça, los partidos se ganan por los llamados pequeños detalles. Hay algo que se considera fundamental y que se relaciona con entrar concentrados a los partidos y tratar de no perder la conexión con lo que se busca.

El Bidasoa ayer se perdió en el primer tiempo y en una parte del segundo. Debió de ir a remolque casi desde el principio, porque en el ataque cometió una barbaridad de errores. De no hacerlo, el partido hubiera estado casi sentenciado al descanso. Los de Cuétara fallaron lo indecible en el área contraria. Perdieron más balones que nunca, erraron pases y remates que los pontanos, que también perdían mucha pelota, no desaprovecharon. Llegar al descanso perdiendo de dos (13-11) hablaba bien del bagaje defensivo pero no tanto del ofensivo. Y dos goles en contra, para remontar, no parecía empresa complicada.

Sin embargo, las cosas se pusieron bastante peor en la reanudación. Dos goles seguidos del pivote Javi García, unidos a la exclusión de Matheus, se tradujeron en el marcador (16-11) y a Jacobo Cuétara no le quedó otra que reunirse un minuto con los suyos para decirles que ese camino no conducía a Roma. Apretó la defensa y se recuperaron tres balones seguidos que Kauldi Odriozola, al contraataque, no desaprovechó. Iker Serrano hizo bueno un servicio de Azkue y el marcador se apretó de lo lindo (16-15). Algo así como volver a empezar.

No duró mucho la esperanza porque los cordobeses recuperaron diferencia (20-16), momento en el que Sierra salió a defender el portal amarillo. Tres goles seguidos de Salinas, Aginagalde y Kauldi aprietan (20-19, 21-20) con diez minutos para el final. Los de Paco Bustos defienden su papel con uñas y dientes, ante la falta de fluidez del juego ofensivo visitante que no aprovecha una superioridad tras exclusión de Anderson Mollino. Dos pérdidas de balón y una falta en ataque solo pueden condenarte.

El Bidasoa no consiguió nivelar el resultado ni una sola vez, quizás porque ya no puede mucho más y las fuerzas no le sobran. Desde el primer tiempo ante el Ademar en Artaleku ha perdido el oremus. En el tramo final le faltó músculo para evitar lanzamientos exteriores como los de Joao Pedro o Juan Castro. En los últimos cinco minutos sufrió dos exclusiones, falló un penalti, y siguió fallando ataques y perdiendo balones. Solo quedaba esperar al pitido final para que Puente Genil celebrara la victoria como si de una final se tratara.

Este momento coincide además con la pérdida del apoyo de sus aficionados que muchas veces aportan lo que el equipo necesita. Por supuesto, no se le puede reprochar nada, porque prácticamente hasta aquí su papel ha sido inmaculado. Como quiera que a los equipos no les sobra demasiado tiempo ni para celebraciones, ni para dar muchas vueltas a los disgustos, pasado mañana martes, el Bidasoa recupera el partido aplazado de la duodécima jornada recibiendo al Benidorm en Artaleku (18.30 horas), para repetir el sábado ante el Cuenca, también en casa. Ni que decir tiene que son dos equipos con tablas suficientes como para amargar la tarde a cualquiera y seguro que han tomado buena nota del partido de ayer. El equipo que llegue entero a Navidad, sin romperse, habrá ganado medio cielo. Ese será el momento de valorar, después de una vuelta, cuáles han sido las conquistas y dónde se centran los objetivos.

Juan de Dios Román, exseleccionador nacional y expresidente de la Real Federación Española de Balonmano, falleció ayer a los 77 años en Madrid como consecuencia de un derrame cerebral. Román, nacido en Mérida el 17 de diciembre de 1942, permanecía ingresado desde el pasado martes en el hospital madrileño La Paz.

El Bidasoa no consiguió nivelar el resultado ni una sola vez, quizás porque ya no puede mucho más y las fuerzas no le sobran