Celada y Tisalema, ganadores de la Behobia
El atleta de Astorga y la fondista ecuatoriana, ambos del Club Bikila, dominan la prueba guipuzcoana
A Iraitz Arrospide (Villabona, 1988) siempre le gustó el deporte. Y lo practicó desde niño en su vertiente acuática, compitiendo en natación. No fue hasta la edad adulta, residiendo ya en Sheffield (Reino Unido) por motivos laborales, cuando empezó a sentir el gusanillo del atletismo, ya en su vertiente popular. Sus inicios fueron los que fueron, sobre asfalto y corriendo maratones desde muy temprano. Y esto le configuró un motor que, desgraciadamente, le aleja sí o sí de conquistar su gran sueño: ganar la Behobia-San Sebastián. Condenado año tras año a pelear los kilómetros finales con rivales mucho más rápidos en distancias cortas y procedentes de la pista, el guipuzcoano lo tiene y lo tendrá difícil, pero nunca dejará de pelearlo...
El encargado este domingo de apartarle de la gloria fue el leonés de Astorga Raúl Celada, quien reinará hasta 2026 junto a la ecuatoriana Katherine Tisalema. Ambos se impusieron en las pruebas masculina y femenina respectivamente, en una carrera marcada en ambos casos por su componente táctico. Un grupo de nueve chicos llegó en cabeza al kilómetro 14 en Pasaia. Y cuatro chicas comandaban la prueba superado ya su ecuador, en el casco urbano de Errenteria. No se dieron, por lo tanto, exhibiciones individuales como las vividas en ediciones recientes, y sí finales emocionantes marcador por la incertidumbre, en el contexto además de ritmos rápidos.
Batalla táctica masculina
Al pistoletazo de salida en la prueba masculina le siguió de inmediato la irrupción en la primera posición de los colores txuri-urdin de Iraitz Arrospide, quien asumió el peso sin ningún tipo de complejo. Se está preparando para disputar el Maratón de Valencia dentro de cuatro semanas, y siempre fue consciente de que a su motor diésel le convenía una carrera de ritmo exigente. El de Villabona marcó hasta el pie de Gaintxurizketa parciales de 3 minutos el kilómetro, y renunció luego a comandar el grupo cabecero cuando vio que una decena de atletas conseguían aguantar con él.
La prueba se adentró entonces en una fase táctica durante la que la vigilancia entre los aspirantes al triunfo supuso la nota predominante. Chakib Lachgar, subiendo primero y bajando luego hacia Errenteria, llegó a protagonizar un par de arreones que algo depejaron el terreno. Pero el grupo de líderes en el kilómetro 14 estaba compuesto por nueve atletas. Además de los citados Lachgar, Celada y Arrospide, peleaban por la victoria corredores como Diego Méntrida, Abdennasser Oukhelfen o el uruguayo Nicolás Cuestas, reduciéndose el ramillete de aspirantes cuando, ya en Pasai Antxo, el de la Real Sociedad lanzó un ambicioso ataque.
Iraitz lo hizo como debía. Empezó a apretar a seis kilómetros de meta, con distancia aún por delante para hacer valor su condición de fondista. Y además firmó una ofensiva progresiva y no excesivamente explosiva. Fue soltando rivales poco a poco, a cuentagotas, hasta que llegó a pie de Miracruz con sólo dos adversarios siguiendo su estela: Méntrida y Oukhelfem. Las sensaciones que desprendía el guipuzcoano resultaban sobresalientes, por zancada y por expresión facial, confirmándose los buenos presagios en cuanto la carretera comenzó a inclinarse hacia arriba. El de Villabona puso tierra de por medio, primero respecto a Oukhelfem y luego sobre Méntrida. Llegó a acariciar su gran anhelo, la victoria en el Boulevard. Pero una inesperada sombra verde asomó por detrás...
Diego Celada, con la mítica elástica del club Bikila, jugó sus cartas todavía mejor que Arrospide. No había entrado al trapo con el ataque inicial. Y subió hasta Arzak de menos a más, remontando a todos y recortando distancias ante un Iraitz que, ya bajando hacia la Avenida de Navarra, nada pudo hacer para soldarse al atleta leonés. Este hizo valer su reprís para lanzarse hacia la victoria con una engañosa marca de 1h01:29, condicionada por el carácter táctico de la prueba. Por detrás, Méntrida rebasó a Arrospide, quien al menos pudo sostener la tercer plaza para subirse al podio del Boulevard.
Verdeliss, Álex Roca, Jon Insausti, Iban Garcia o Julen Telleria, entre los famosos de la Behobia
Cuesta arriba mejor
Si Celada basó gran parte de su victoria en las prestaciones acreditadas subiendo, algo similar sucedió entre las féminas con la ecuatoriana Katherine Tisalema, cuya zancada corta supuso un argumento de peso para batir a la keniana Mando.
Esta, la triatleta María Varo y la argentina Tesuri consiguieron desde un principio una superioridad numérica de tres contra uno en el cuarteto cabecero, al pertenecer ellas al Vicky Foods Athletics.
Sin embargo, la elástica verde del Bikila se impuso entre las féminas como sucedió entre los hombres, siendo la propia Tisalema la más fuerte sin discusión.
En Errenteria ya quedó fuera de combate Tesuri, con la ecuatoriana a los mandos y tensando el ritmo. En Pasaia cayó Varo. Y la keniana apenas aguantó los diez primeros metros de la subida a Miracruz, quedando luego irremediablemente descolgada. La prueba femenina se corrió a un ritmo más contante que la masculina, y el tiempo en meta de Tisalema da buena fe del nivel de la carrera.
Con un trazado más largo (20,2 kilómetros) que penaliza en el crono respecto a las ediciones previas a 2024, la corredora sudamericana detuvo el reloj en 1h09:34, cinco minutos menos que Mireia Guarner el año pasado sobre este mismo recorrido. La donostiarra Maite Arraiza, descolgada desde un principio de la cabeza y apostando por una inteligente táctica de carrera, fue la primera local en meta.
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