La pandemia trastocó todos los calendarios deportivos y Eugene, en el estado de Oregon, acoge desde hoy los Mundiales de atletismo que tenían que haberse celebrado el año pasado y que fueron retrasados para hacer sitio a los Juegos de Tokio. Esto significa que se solapan con los Europeos de Múnich del mes que viene y casi tocan con los Mundiales del año que viene en Budapest. Es la primera vez que la cita, de nuevo en horario intempestivo para Europa, se disputa en suelo estadounidense y recala en la ciudad que es sede del atletismo de ese país y en el Hayward Field de la Universidad de Oregon, donde habitualmente se disputan los trials. Por tanto, no es de extrañar que la selección anfitriona acuda con todas sus estrellas actuales mientras muchos atletas europeos prefieren guardar fuerzas y proteger sus opciones de medalla para el evento de agosto.

1.900 atletas de 192 países, con la ausencia de Rusia, 42 campeones olímpicos en Tokio y 37 campeones en Doha hace tres años están presentes en Eugene donde Estados Unidos sale como clarísima candidata a dominar el medallero porque sus atletas han enfocado toda su preparación a no fallar en casa. En sus filas están los dos candidatos al oro en los 100 libres, Fred Kerley y Trayvon Bromell, porque el campeón olímpico Marcell Jacobs llega justito; los dos del 200, Erriyon Knighton y Noah Lyles; los tres de los 110 vallas, con Devon Allen a la cabeza; la plusmarquista mundial de 400 vallas Sydney McLaughlin; y Athing Mu, la joven campeona olímpica de 800 metros.

Incluso los de las barras y estrellas presentan candidatos a los podios en los lanzamientos en su afán de batir su record de 29 medallas y 14 oros. Entre ellos están Allyson Felix, incluida en el novedoso relevo mixto 4x400 con el que la veterana atleta puede volver al podio 17 años después de lograr la primera de los 18 medallas mundialistas que atesora.

Fuera del equipo de Estados Unidos, quedan prodigios individuales a los que apuntan los focos. Es el caso del sueco Armand Duplantis, que batió el mes pasado el histórico record del mundo de pértiga de Sergey Bubka, y de la venezolana Yulimar Rojas, que hizo lo propio en el triple salto en el que no tiene rival. La recta de los 100 metros femenino verá un enorme duelo entre el trío jamaicano que forman Elaine Thompson, Sericka Jackson y la incombustible Shelley-Ann Fraser-Pryce.

También habría que esperar mucho del noruego Karsten Warholm, plusmarquista mundial de 400 vallas, pero una lesión le ha tenido parado un mes. Su compatriota Jakob Ingebritsen quiere repetir dominio en los 1.500 y los 5.000. Una de las incógnitas es saber qué hará Sifan Hassan, la holandesa que en Tokio corrió las tres pruebas de fondo con dos oros y un bronce. En los 5.000 metros está inscrita Caster Semenya, que alejada a la fuerza de las pruebas de velocidad por sus niveles de testosterona se ha reciclado a fondista.

En medio de esta lustrosa participación, tres atletas vascos integran la selección española, que va sin Ana Peleteiro ni Orlando Ortega, sus medallistas más recientes. El navarro Asier Martínez, tras revelarse al máximo nivel con su sexto puesto en Tokio, aspira al menos a repetir presencia en la final de los 110 vallas, una prueba durísima. El vizcaino Carlos Tobalina, el más veterano del grupo de 53 atletas, y el navarro Manu Quijera tratarán de acercarse a la final en el lanzamiento de peso y de jabalina, respectivamente. La marcha y las pruebas de medio fondo son oportunidades para pescar medalla para una hornada de nuevos valores que debe crecer para el futuro.

Al margen de la exclusión de los atletas rusos, a quienes ni siquiera se permite competir como neutrales, no faltan otras polémicas en Eugene. Nijel Amos, subcampeón olímpico de 800 metros, está fuera de los Mundiales por dopaje. En la selección de Cuba ya se han producido deserciones. Y lo peor es que muchos atletas, mayoritariamente africanos, no van a poder competir o lo harán en condiciones precarias por problemas con sus visados. Ya hay quien habla de un boicot de las autoridades estadounidenses para eliminar competencia a sus velocistas.