- Quería Lewis Hamilton desde hace tiempo una carrera tranquila, sin sobresaltos, y la encontró en Montmeló. Dos semanas después de cruzar en Silverstone la bandera a cuadros como vencedor con solo tres ruedas en su monoplaza tras sufrir un pinchazo en la última vuelta y con la agria sensación de lo acontecido siete días atrás en el mismo escenario aún muy presente -los problemas de degradación de neumáticos de Mercedes sirvieron el triunfo en bandeja a Max Verstappen-, el seis veces campeón del mundo de Fórmula 1 tuvo ayer, por fin, uno de esos domingos que tanto le gustan. Inalcanzable para el resto de la parrilla desde el momento en el que protegió con solvencia su primera posición en la salida, el piloto inglés dominó el Gran Premio de España con puño de hierro. Él corrió en su mundo -aseguró tras bajarse del coche que ni siquiera se dio cuenta del momento en el que estaba dando su última vuelta- y el resto lo hizo en otro, con Verstappen comiéndole una vez más la tostada a un Valtteri Bottas que se durmió en la salida para acabar segundo.

“Hemos podido entender lo que pasó la semana pasada y aplicarlo”, apuntó Hamilton antes de subir al escalón más alto del podio y no puede haber una explicación más sencilla que esa a lo acontecido ayer en Montmeló. En esta ocasión las gomas de los Mercedes no sufrieron la extrema degradación de siete días atrás en Silverstone y su ritmo de carrera fue inalcanzable incluso para Verstappen. De hecho, esta vez fue el revoltoso holandés quien tuvo que comunicar por radio a sus ingenieros que los neumáticos no iban como a él le gustaría. En ese ecosistema, Hamilton fue absolutamente inabordable y pilotó a su antojo, levantando el pie cuando no era necesario exprimir su mecánica y apretando cuando lo consideraba positivo. Sus únicas dudas aparecieron en el momento en el que se apuntó la posibilidad de lluvia para las últimas vueltas de carrera, pero el agua no hizo acto de presencia y el líder del Mundial acabó doblando a todos sus rivales salvo a los otros dos inquilinos del podio para firmar la 88ª victoria de su carrera, la cuarta de la presente temporada y la quinta que conquista sobre el asfalto catalán. Nadie en la historia ha acabado ya tantas veces como él entre los tres primeros, 156, y mucho tendrá que cambiar el panorama para que no acabe el ejercicio poniéndose a la altura de Michael Schumacher con siete títulos de campeón. Palabras mayores.

Con los pilotos de Mercedes copando la primera fila de la parrilla de salida como casi siempre, Hamilton hizo su trabajo de manera intachable desde los primeros metros de la carrera, pero no así su compañero Bottas, que se vio superado en la primera frenada tanto por fuera, por Verstappen, como por el interior, por Lance Stroll. El finlandés pudo recuperar posición con el de Racing Point en la quinta vuelta, pero no con el holandés, quedando así definido el podio. Hamilton imprimió un ritmo lento en los doce primeros giros al circuito, asegurando el estado de sus neumáticos, pero cuando empezó a pisar a fondo Verstappen pasó a dejarse casi un segundo cada dos vueltas, perdiendo cualquier oportunidad de dar la campanada porque tampoco hubo ni estrategias distintas ni tiempos muy desiguales en las dos paradas en boxes de los inquilinos del podio. Por detrás, Stroll y Sergio Pérez, cuarto y quinto, volvieron a demostrar el potencial de Racing Point. Carlos Sainz, al que esta vez no le chafaron la carrera en los cambios de neumáticos, firmó una notable sexta posición, y Sebastian Vettel, gracias a la decisión de apostar por una sola parada, consiguió acabar séptimo y dar un mínimo de consuelo a Ferrari, que asistió con desesperación a la retirada de Charles Leclerc, cuyo coche fue el único que no fue capaz de cruzar la línea de meta final.

Clasificación de la carrera

Mundial de Pilotos

Mundial Constructores