donostia - Salieron 40 corredores, pero solo él acabó la carrera? y a medias. Imanol Aleson logró ayer en Francia el triunfo más peculiar de su extensa trayectoria en pruebas de montaña de larga distancia.

El atleta azkoitiarra fue el único corredor que sobrevivió a la Chartreuse Terminorum, una carrera de pura resistencia que está inspirada en el Barkley Marathon, la prueba de 160 kilómetros que se disputa cada año en Tennessee (EEUU) y que se ha hecho popular a raíz de un documental emitido por la plataforma Netflix.

La Chartreuse Terminorum no es una carrera cualquiera. Se celebra en Saint Pierre de Chartreuse, una población de 1.000 habitantes al pie del macizo del mismo nombre, al norte de Grenoble. En la salida solo hay 40 corredores, que pagan tres euros por la inscripción y deben llevar al campamento base un regalo obligatorio: una botella de alcohol de su lugar de origen. Los corredores se enfrentan a un recorrido montañoso de 300 kilómetros y 25.000 metros de desnivel positivo que tienen que completar en menos de 80 horas, con la particularidad de que no es un trazado lineal. Tienen que dar cinco vueltas, a razón de 60 kilómetros por vuelta, en un circuito (por llamarlo de alguna forma) sin señalizar y sin asistencia alguna. Cada una de las vueltas, además, se debe dar en menos de 16 horas. Y, para rizar el rizo, las vueltas no son siempre en el mismo sentido.

la salida, con un cigarro El recorrido no está balizado, no hay avituallamientos y no se permite usar GPS. Por el camino, los corredores deben encontrar 14 libros y arrancar la página que corresponde a su número de dorsal. De este modo, demuestran que no han tomado atajos. Por supuesto, no hay arco de meta, ni patrocinadores, ni marketing, ni una salida convencional. Los corredores no saben a qué hora exacta salen. Solo se les comunica que será entre medianoche y mediodía del viernes, y una hora después de que suene una corneta. En el caso de este pasado viernes, la salida se dio a las 8.23 horas al método tradicional, es decir, cuando Gary Cantrell, también conocido como Lazarus Lake, y a la sazón organizador del Barkley Marathon, se encendió un cigarrillo. El pitillo marca la salida.

Hasta este pasado fin de semana, nadie en las dos ediciones anteriores había conseguido completar la Chartreuse Terminorum. Aleson tampoco lo hizo, pero fue el primero en dar tres vueltas y empezar una cuarta, un récord. El corredor azkoitiarra, de 46 años y bombero de profesión, completó el primer giro en doce horas y 28 minutos, a más de hora y media del líder, el francés David Barranger.

Para hacerse a la idea de la dureza de la prueba, basta decir que solo 17 de los 40 corredores acabaron la primera vuelta (60 kilómetros) en el plazo de 16 horas. El resto abandonaron o fueron eliminados. Entre esos 17 atletas se encontraba el toledano Julián García Morillo, compañero de fatigas de Aleson. Ambos ganaron en 2018 Eufòria, un ultra trail por parejas que da la vuelta a Andorra. 233 kilómetros y 20.000 metros de desnivel entre pecho y espalda. Algo más corta que la Chartreuse Terminorum.

abandono Al tratarse de una carrera a vueltas, en cada regreso al campo base los corredores se lo piensan muy mucho si quieren continuar en carrera. Este fin de semana, solo once participantes acabaron la segunda vuelta (120 kilómetros) y solo seis reanudaron la marcha. Los otros cinco abandonaron. Aleson salió en pos de la tercera vuelta (otros 60 kilómetros) con casi tres horas de desventaja sobre el líder Barranger. El francés completó también en cabeza esa tercera vuelta pero, de regreso a las tiendas de campaña, se acostó un rato y ya no volvió a salir. O sea, que sonó la melodía de Taps, la canción fúnebre que en EEUU se toca en funerales y que en la Chartreuse Terminorum se interpreta cada vez que hay un abandono.

Fuera de carrera su único rival, Aleson, a eso de las 8.30 horas de ayer, llegó al centro de operaciones y, lejos de detenerse, en menos de diez minutos reemprendió la carrera en busca del primer libro de la cuarta vuelta (por cierto, La ciudad de la alegría, de Dominique Lapierre). Apenas 45 minutos de carrera. Fue su Ítaca. Después de 48 horas, 44 minutos y cerca de 200 kilómetros recorridos, después de desorientarse varias veces, sin pegar ojo durante dos días y sus correspondientes noches, el azkoitiarra, en la cuarta vuelta, decidió parar. Nadie había llegado tan lejos en la Chartreuse Terminorum. “Creo que es posible hacer las cinco vueltas, pero hace falta conocer bien el terreno. El año que viene volveré”, afirmó Aleson que, quizás, se ha ganado una plaza en el mítico Barkley Marathon. Su organizador, el excéntrico Lazarus Lake, apuntó su nombre pero le invitará a la carrera de 2020 “si mejora su orientación”. Todo un cumplido.