donostia - Brilló en su periplo universitario y estaba llamada a dar el salto a la WNBA como una de las grandes promesas del basket de su país, pero una grave lesión se cruzó en su camino y ahora, casi dos años después, está en Donostia tras fichar en verano, rescindir su contrato porque iba a pasar de nuevo por el quirófano y volver a fichar hace menos de un mes. “Las cosas pasan por algo”, dice una sonriente Jillian Alleyne (Fontana, California, 8 de septiembre de 1994), que ha tardado prácticamente 20 meses en volver a las canchas y que quiere recuperar en el IDK Gipuzkoa el tiempo perdido. Por ahora, en su tercer partido -el del pasado sábado frente al Girona- empezó a dar muestras de su calidad, aportando nueve puntos, cinco rebotes y tres asistencias en 18 minutos.

“Fue una gran victoria ante un equipo top de la liga. La entrenadora preparó muy bien el partido y nos salió como queríamos. Estuvimos a un gran nivel en defensa y es un triunfo que nos da muchos ánimos”, comenta Alleyne: “Estamos emocionadas por estar arriba en la clasificación en esta liga tan fuerte. Queremos ganar más partidos y seguir arriba”.

Los objetivos colectivos se mezclan en su caso con los personales, ya que está “trabajando duro” para recuperar su mejor forma: “El reto es volver a mi mejor nivel, coger ritmo y sensaciones en la cancha”, comenta: “Azu está muy encima de mí, de cómo me encuentro. La rodilla me está respondiendo bien, así que me queda ponerme más fuerte y coger la forma”.

fichaje, rescisión... y fichaje Alleyne recuerda su lesión: “Me rompí la rodilla izquierda antes del último fin de semana de mi último año en la universidad”, cuenta. Eso fue en febrero de 2016, después de cuatro años jugando a un gran nivel en los Oregon Ducks. Tanto que, pese a su lesión, los Phoenix Mercury la eligieron en el puesto 20 del draft con la idea de incorporarla en 2017. Pero tampoco este año ha podido la pívot de 1,91 debutar en la WNBA. “No quería precipitarme. Además, en junio volví a pasar por el quirófano para limpiar bien la articulación. Es la mejor decisión que pude tomar, porque desde entonces me siento mejor”, cuenta. Esa operación le hizo echar atrás su fichaje en verano por el IDK, que la sustituyó por Vicky McIntyre. Sin embargo, el flojo rendimiento de esta última hizo que el club donostiarra volviera a preguntar hace unas semanas por Alleyne, que entonces sí se vio preparada para fichar. “En agosto no me sentía lista para jugar. Fue una decisión difícil, pero ahora estoy aquí. Las cosas pasan por algo”, insiste.

Tanto su retorno a las canchas como su debut como profesional tuvieron lugar el 21 de octubre frente al Bembibre. Teniendo en cuenta que se lesionó a finales de febrero de 2016, han sido 20 meses sin disputar un partido oficial, un periodo de tiempo muy largo para una deportista. “Sí, son casi dos años, pero lo importante es que ahora me siento bien”.

Alleyne estaba considerada en la universidad como una pívot fuerte, intimidadora en defensa, con capacidad para dominar el rebote y con buenos movimientos en ataque. Algo de eso mostró en el Gasca frente al Girona: “Puedo hacer muchas cosas en la cancha. Defensa, rebotes, anotar, pasar el balón...”. Su adaptación -comparte piso con Ellen Nystrom- está siendo “buena”: “Lo más difícil fue el cambio horario, las dos primeras semanas me costó dormir, pero ya estoy bien. El equipo me ha recibido genial. Es un vestuario fantástico y la ciudad me encanta, es preciosa”.

La californiana confía en que este sea un gran curso para ella: “Mi objetivo era jugar en la WNBA, pero por ahora no ha podido ser y aquí quiero hacerlo lo mejor posible, salir a ganar cada partido y ayudar a que el equipo continúe arriba”.