Erik Jaka vivió una mala tarde ante Jon Jaunarena. La tensión se apoderó de él. En el duelo dentro de la jaula estaba en juego el billete para entrar en el Cuatro y Medio de Primera. Y se vino abajo en el inicio. Después, con todo en contra, estuvo a punto de tumbar al delantero de Leitza, pero ya era tarde. Que no tuviera hueco en la parrilla de salida de Aspe del acotado fue un daño colateral del cambio de sistema promovido por las empresas, que recortaron de ocho a seis el número de pelotaris en liza por bando. Aquel día, vio cómo se escapaba un tren. En el torneo de Promoción le ha llegado otro, a la segunda, o a la tercera, ya que repetirá como finalista del Cuatro y Medio de plata mañana en Logroño. El curso pasado se le fue el partido entre los dedos ante Gorka Esteban. El tobillo le pasó factura.
Al acabar ese choque, tuvo que pasar por el quirófano y estar cinco meses parado. “El torneo del año pasado acabó mal en todos los sentidos. Perdí y terminé lesionado. El día de la elección me torcí el tobillo, pero hice un buen papel en el partido a pesar de estar a medio gas. Esa semana vimos que había que cortar por lo sano, que no podía seguir con el tratamiento conservador que llevaba desde el verano de 2015. Me operé y tuve que estar cinco meses recuperándome. Se me hicieron muy largos. Regresé en mayo y, con las vacaciones de verano por medio, me costó coger el ritmo y la confianza necesaria”, desvela el lizartzarra, quien volvió a reverdecer viejos laureles con el calor y el traqueteo estival. Dice el guipuzcoano que, aunque no tuvo excesivos partidos, los que le puso Aspe fueron buenos, “contra gente de entidad”. “Me sentí muy a gusto y la empresa, también. Hice buen juego. Por ese verano me vino la oportunidad de la previa a Primera. No la aproveché y ahora estoy a un partido de jugar arriba el año que viene. En líneas generales, tuve mal inicio de año, pero un verano y un otoño positivos”, recita.
Aun así, el Jaka que volvió de los cinco meses de parón obligatorios fue otro. Mejorado. Superior. Físicamente más entero. “Cuando me operé, empecé a cuidar mi dieta. Soy de comer mucho y fui a un dietista, que me puso unas pautas que no variaron mucho de las que ya llevaba. Sobre todo, fueron cuestiones relacionadas con los horarios. Cuando comencé a competir, subí las cantidades y sigo con esa dieta. Estoy más fino y creo que me va bien”, revela el delantero, quien agrega que “empecé para no pasarme. Al fin y al cabo, los deportistas si estamos parados perdemos músculo y después cuesta recuperarlo. Yo quería no perder y tampoco ganar grasa. Con el seguimiento, vimos que en vez de perder músculo, perdía grasa y ganaba músculo”. El resultado es patente: más velocidad, más agilidad y menos fisuras. “Ahora aguanto mejor físicamente. Es básico para mí moverme rápido, ya que no alargo demasiado el golpe. Intento que el contrario ande mucho de lado a lado y para eso necesito velocidad”, admite el de Lizartza.
Erik llega mejor que en la semifinal ante Andoni Ugalde, contra el que resucitó a tiempo, al duelo contra Darío Gómez en el Adarraga por el título del Cuatro y Medio de Segunda. “La semifinal tuvo una parte mala, pero no fue completamente mala. Estas semanas he entrenado bien y las sensaciones han sido distintas. Siempre se dice que hay que ver las dos caras de la moneda. La parte negativa me la ha recordado todo el mundo, pero he podido sacar conclusiones. Me quedo con que pude reaccionar, pude hacer mi juego en la segunda parte y gané por eso”, desbroza el lizartzarra, al que le colocaron la vitola de favorito desde los primeros compases del acotado de Promoción. “No me siento favorito. Serlo para la gente no sirve de nada. Vamos a empezar los dos de cero y tenemos el mismo premio”, remacha Jaka.
El joven de Aspe, al igual que el curso pasado, deberá pugnar en tierra hostil. Repetirá cita contra un riojano en el Adarraga. “Mis seguidores tendrán que desplazarse otra vez a Logroño y no es plato de buen gusto por ese sentido, pero no hay excusas por el frontón”, desgrana. Sobre su adversario hace hincapié en que “ha hecho un campeonato ascendente”. “El primer compromiso en mi contra estuvo fuera de sitio. Contra Laso le pasó lo mismo. Sin embargo, jugando sin presión ante Peña II, le salieron las cosas, mientras que frente a Elordi le dio mucha velocidad a la pelota”, analiza. De hecho, Jaka descorchó ante Darío el Cuatro y Medio con una victoria holgada (22-11). “El precedente no sirve de nada”, expone.
EL BILLETE A PRIMERA “Todas las txapelas son importantes. En dos años y medio que llevo en profesionales he podido ganar dos títulos del Parejas de Segunda y el año pasado jugué la final del Cuatro y Medio de Promoción. Ahora tengo otra oportunidad para reivindicarme. Este curso jugué una previa en Primera y perdí, pero, si gano en Logroño, en 2017 ya no tendría que jugar ninguna. Estaría directamente en el campeonato. Esto demostraría que doy pasos hacia adelante”, manifiesta el lizartzarra, quien es consciente de que “en la final hay dos premios: el entorchado y el billete a Primera. No me considero de arriba y tener esa oportunidad desde el año anterior, saber que vas a estar fijo, es un premio inimaginable”.