Bilbao - A Pablo Berasaluze se le escapa la vida deportiva entre los dedos como arena. Así es el otoño. Cada hoja es un partido menos, cada hoja es una muesca más en su carrera. Hasta mil. Ayer llegó a una cifra récord con un sabor agridulce. Dulce por haber completado un buen encuentro y por estar en la brecha con casi 39 años; agrio por el resultado y por no poder acceder a la final de Aste Nagusia.

Cayó en la semifinal de Bilbao, en la que entró en sustitución de Mikel Urrutikoetxea -con la mano izquierda dañada-, junto a Mikel Larunbe ante Danel Elezkano y José Javier Zabaleta, en un encuentro en el que el protagonismo fue colorado. Sus aciertos y sus yerros, que no fueron demasiados, determinaron el partido. Y es que, los de Aspe sumaron entre los dos apenas dos errores, por los ocho de sus contrarios, lo que marcó irremisiblemente la contienda y el signo final de la cita. Aun así, Berasaluze II, mil veces Berasaluze, estuvo soberbio en el remate y en el dominio de la arquitectura del riesgo.

Se clasificaron para la final de Aste Nagusia Danel Elezkano, que reconoció nerviosismo a la hora de saltar al ruedo, y Zabaleta, compañero de fatigas que personifica, cada vez más, la figura del zaguero perfecto. Su propuesta tuvo una hoja de ruta clara: fallar poco y acertar mucho.

Aun así, Larunbe, con menos caballaje, tuvo por momentos sometido al de Sakana, un volcán en constante erupción. En definitiva, se derramó un buen encuentro, un día señalado en el calendario de Berasaluze II, definido por el mayor número de errores de los colorados. Y no fueron muchos.

La solidez de Danel y Zabaleta fue una constante durante los 72 minutos de partido, demostrando que pueden combinar a la perfección. No se achantaron los colorados, con menor potencial en pegada. El luminoso quedó igualado en el primer cartón, el segundo, el tercero, el quinto y el sexto. En ese tramo, se adivinaba el traqueteo y el empaque de los azules. Larunbe, que acabó con cinco errores, sumó buenos pelotazos, estuvo serio y se dejó capitanear por el sabio Pablo, pero tiró más pelota que un adversario atinado.

De hecho, se escaparon los azules a la espera del fallo hasta el 6-9. Danel, bien en su primera inmersión en una feria de este tamaño, se doctoró en tranquilidad al controlar el tembleque inicial. Y los colorados perdieron pie. 7-11. 8-12.

El golpe letal llegó después. Una tacada de cinco tantos dejó el partido tocado. Pero ahí estaba Berasaluze, milenario, buscando el más difícil todavía.

Se acercaron 12-18 y 16-18. Peligro. Berasaluze destiló clase, destacando en el remate. Y Elezkano dijo que no, que ya bastaba. Cerró los últimos cuatro tantos de su dueto, mostrando a su nueva empresa de qué madera está hecho. cartelera