DONOSTIA - “Lo tomamos con precaución”, manifiesta Mikel Idoate (La Txantrea, 28-VIII-1989). Delante, a apenas unos días, se cincela su regreso a las canchas, pero lo coge paso a paso. Detrás, en el retrovisor, se acumulan las sensaciones de diez meses sin poder vestirse de blanco y con dolores en la zurda, que no cortaron por lo sano ni una operación por la que pasó en septiembre. Fueron los temidos bolos, fibrosis, en la mano los que le mantuvieron alejado de las canchas. Ahora, ya conoce cuándo hará su aparición de nuevo: será el sábado, en el Labrit de Iruñea, en el telonero del festival de la semifinal del Manomanista de Primera entre Oinatz Bengoetxea y Mikel Urrutikoetxea. ¡Qué mejor momento para el regreso que custodiando un gran encuentro de la modalidad que más le ha dado! “Tenía ganas. Llevo un mes entrenando a parejas y bastante fuerte y creo que ya es el momento de ponerse de blanco, para forzar, ponerme al cien por cien y ver si la mano está bien del todo y ya curada”, revela el delantero, quien agrega que “también tengo muchas ganas y mucha ilusión, pero si algo he aprendido durante estos meses ha sido a tener precaución”. Aun así, los médicos le dicen que todo va por buen camino. “Voy forzándome en las sesiones cada vez más y el nivel es mejor. Cada vez tengo más confianza. Como ha pasado más de un año, siempre tienes esas dudas. En principio, he hecho seis entrenamientos técnicos y otros tantos por parejas fuertes y no he sentido molestias”, aclara el navarro, al que Bergara y Beloki le aconsejaron que “había llegado el momento de intentarlo”.

Le entró una pelota en la izquierda cuando, después de alcanzar las semifinales del Manomanista, Asegarce le escogió para plantarse en la parrilla de salida de la feria de San Fermín. En el primer partido quedó seco y causó baja. Trató de regresar en Sartaguda, en agosto, pero no hubo buenas sensaciones. Y todo derivó en una operación, espera, pruebas fallidas, acertadas y mucho tiempo de reflexión. “Ya veo la luz del túnel, pero con precaución ante todo. Es normal tener miedo y dudas. El día que empecé a entrenar con mis compañeros en el frontón ya vi que ahí estaba. Ponerte los tacos e ir dos veces a entrenar para la cabeza es un alivio enorme”, certifica Idoate, que sostiene que “quiero volver a disfrutar”.

Uno de los momentos importantes del último empujón para la recuperación de la mano de Mikel viene pasados los siete meses en barbecho. Fue en febrero, cuando se infiltró la zona para remitir las molestias y poder fortalecer la izquierda. “La primera clave fue en septiembre, que no podía darle del uno al uno. El doctor me forzó a pegarle, porque había unas durezas que había que romper. Noté mejoría, pero me volví a estancar. Entonces, me hice las dos infiltraciones y con la segunda ya pude volver a darle, sin dolor, quizás cuando pasaba los 40 minutos notaba resentido”, cuenta Mikel, que ya no tiene ningún tipo de molestia. “Muchas veces dicen que cuando estás lesionado estás solo, pero en mi caso no ha sido así. He recibido incluso más cariño que cuando estaba jugando. Mi agradecimiento para todo el mundo que ha estado a mi lado, es tremendo. Eso anima. Es un aliciente”, desbroza, pero también reflexiona que “sientes impotencia, porque te pones los tacos, intentas pelotear y cuando pasas de quince minutos te los tienes que quitar porque la mano no va. Miras el calendario y ves que han pasado siete meses. Pero eso ha pasado”.

El txantrearra compartirá gerriko en su segundo debut con Jon Ander Albisu ante Danel Elezkano y Mikel Beroiz. Un partido de jóvenes con nombre. “Es casi peor que el primero, porque entonces sales rodado y con ganas de comerte el mundo. Mientras que ahora no estás rodado. Un año sin jugar se dice pronto, pero es mucho”. Le toca a Idoate volver a encontrarse consigo mismo y acostumbrarse al ritmo de partido, cuestión complicada a la primera de cambio. Además, apostilla que “siempre me he cuidado las manos, pero ahora tengo tacos nuevos porque con los antiguos no podría jugar”. Añade taco de Pedro García en última instancia. “Es bastante, pero me acostumbraré”, finaliza.