donostia - Esta podía haber sido la crónica de una victoria épica, de uno de esos triunfos de fe, lucha y entusiasmo, de los que levantan gradas y elevan la moral de equipo y aficionados. Pero es, en cambio, la crónica de una épica sin final feliz, una épica incompleta. El Gipuzkoa Basket rozó una remontada grandiosa frente al Fiatc Joventut y logró incluso llevar a la prórroga un partido que pareció casi siempre perdido, pero no pudo rematar la faena y acabó perdiendo por 63-66, un resultado que pone fin a su racha de tres victorias consecutivas en casa y confirma dos cosas: por un lado, la capacidad competitiva mostrada en las últimas jornadas sigue vigente; por otro, sus problemas para anotar probablemente seguirán existiendo durante todo el curso, aunque habrá días peores y mejores, como hasta ahora. 63 puntos en 45 minutos son muy pocos y es una pena, porque los de Jaume Ponsarnau fueron capaces de dejar a un rival muy poderoso ofensivamente como el Joventut en 66 tantos.
Esta vez el GBC no encontró la inspiración necesaria para tener un mínimo de fluidez en ataque. Si hace una semana en el brillante triunfo en el derbi Taquan Dean y Jordan se llevaron todas las flores, esta vez hay que decir que ambos tuvieron un día negado ante el aro rival. Cierto es que el base repartió diez asistencias, confirmando su privilegiada visión de juego, y que el escolta anotó el triple que igualó el partido en el minuto 40, pero ninguno tuvo continuidad a la hora de anotar. Jordan hizo un pobrísimo 1/10 en tiros de campo y Dean se fue hasta los 19 puntos, aunque con un 5/16 en lanzamientos. Iarochevitch y Doblas, con trece puntos por cabeza y porcentajes rondando el 50%, fueron las más fiables armas en ataque porque Dani Díez se centró en otras labores y Hanley apenas sumó cinco puntos. Parece que al ala-pívot empiezan a conocerlo mejor en la Liga ACB, así que le toca dar un paso adelante para mantener su nivel del principio de curso. Por no hablar de Olaizola, Huskic, Franch y Motos, sin puntos. En blanco se quedó Jordi Grimau, que sigue arrastrando problemas físicos y que no pudo jugar. En resumen, un 13/40 en tiros de dos y un 7/26 en triples, y lo peor de todo es que muchos de los tiros fallados llegaron en posiciones cómodas. Faltó ese punto de acierto para rematar la faena.
El GBC fue prácticamente siempre por detrás. Dominó hasta el 7-6 pero de ahí al minuto 40 nunca volvió a tomar la delantera en el marcador. El 14-20 al término del primer cuarto dio paso al 19-29 en el minuto 14, lo que provocó el tiempo muerto de Ponsarnau. El equipo no carburaba en ataque, y el Joventut aumentó su renta gracias a uno de los mejores jugadores que ha vestido la camiseta guipuzcoana, Sergi Vidal, que metió dos triples seguidos para poner el 21-32. Los fallos en ataque se sucedían y el Joventut se encontraba muy cómodo, lo que le permitió tener 16 puntos de renta (26-42).
15 abajo en el tercer cuarto Dos acciones de Dani Díez, que pone una energía tremenda a cada jugada, sirvieron para que el GBC al menos redujera esa desventaja al descanso (30-42). En la reanudación fue Taquan Dean quien trató de impulsar a su equipo con un 2-1 y un triple (36-42), pero sus esfuerzos fueron en vano. El equipo de Ponsarnau no tenía ninguna continuidad en ataque. Muchas acciones eran trabadas y cuando los jugadores locales lograban una buena posición de tiro, fallaban, Así, el Joventut volvió a aumentar su ventaja hasta los quince puntos (38-53). Teniendo en cuenta el juego mostrado por un equipo u otro, el partido parecía resuelto. Al menos eso pensaba casi todo el mundo en Illunbe. Aunque había unos cuantos que no querían dar su brazo a torcer. Entre ellos estaban Ponsarnau y sus hombres.
De nuevo Taquan Dean encendió la mecha de la esperanza con dos canastas que pusieron el 43-53. Iarochevitch, con un tiro de dos y un triple, colocó el 48-53, sellando un parcial de 10-0 y abriendo de par en par las opciones de triunfo a siete minutos del final. El esfuerzo defensivo y un inesperado bache atacante del Joventut dibujaron un escenario nuevo que el GBC quiso aprovechar, pero sus continuos errores en el lanzamiento lo impedían. Jordan, Dean, Doblas, Iarochevitch... ninguno acertaba y el Joventut abrió un hueco que parecía insalvable (52-60) a poco más de un minuto para el final, y más cuando Iarochevitch perdió un balón. Pero el equipo guipuzcoano siguió insistiendo en su trabajo en defensa y se puso a tres puntos con dos tiros libres y un triple del ala-pívot belga (57-60) a 19 segundos de la conclusión. Goran Suton dispuso de dos tiros libres que erró, así que el GBC tenía una última posesión para empatar. Acertó Taquan Dean con un triple desde ocho metros y luego falló Kirksay, así que el partido se fue a la prórroga. Un pequeño milagro, consumado con mucho trabajo y más fe, pero que había que rematar en el tiempo extra.
Dos tiros libres de Doblas pusieron por primera vez al GBC por delante en el marcador desde el minuto tres de partido (7-6), pero poco duró esta alegría, ya que Suton, el jugador que había fallado dos tiros libres poco antes, metió dos canastas seguidas que pusieron el 62-64. A partir de ahí el equipo de Ponsarnau entró en una dinámica de errores que hicieron imposible ganar. Falló Dani Díez un tiro, luego Iarochevitch un triple y después Dean solo pudo meter un tiro libre de dos intentos (63-64). Luego Iarochevitch erró otro tiro desde 6,75 y Mallet puso el 63-66 desde la línea de personal. El GBC tuvo una última opción para forzar de nuevo la prórroga, pero Jordan falló el triple a pase de Doblas. La épica se quedó a medias e Illunbe no pudo celebrar la cuarta victoria de la temporada. El compromiso defensivo y la competitividad siguen vigentes, lo que confirma que el trabajo es bueno. Falta ahora que acompañe una mayor producción en ataque para que todo ese esfuerzo se traduzca en victorias, que es al final lo que marca una temporada. Que sea en el siguiente partido, la difícil visita al Iberostar Tenerife del próximo domingo.