donostia. El Lagun Aro GBC sigue enrachado. Ayer logró ante el Cajasol su cuarta victoria consecutiva del curso, que lo consolida en la zona media de la clasificación, y lo hizo pese a no acercarse ni de lejos a su versión inspirada y anotadora de las últimas tres semanas. Ganó pese a sus 21 pérdidas de balón y pese a que estuvo muy espeso en ataque -probablemente porque el conjunto sevillano es un especialista en hacer partidos trabados-, lo cual otorga más mérito a la victoria. Y es que este equipo ya ha absorbido el espíritu de Sito Alonso y no baja los brazos nunca, ni siquiera cuando juega mal, y la recompensa la recibió ayer, cuando ganó uno de esos finales a cara o cruz que hasta ahora se le habían resistido. A lo grande, además. Con un parcial de 6-0 en el último minuto cuando todo parecía perdido, y con un David Doblas colosal tanto en ataque como en defensa que desató la apoteosis en Illumbe.

Este Lagun Aro no para de crecer. Ganar anotando un montón de triples y arrollando a sus rivales, como hizo en diciembre, es fantástico, pero qué bien sabe ganar después de jugar mal, como pasó ayer. No todos los días se puede jugar bien y, cuando esto sucede, sacar adelante los partidos a base de lucha y fe es síntoma de que el equipo está alcanzando una madurez importante. Lo que está claro es que el Lagun Aro actual no se parece en nada al de hace un mes, cuando ocupaba puestos de descenso. Ahora es un equipo que rebosa confianza, que se deja la piel defendiendo y que es capaz de hacer sus mejores ataques justo cuando hace falta, al final, cuando la tensión es máxima, una muestra de que cree ciegamente en su trabajo. Su metamorfosis ha acabado por enganchar a la afición, que ayer enloqueció con la remontada y que, además, fue clave con sus ánimos para mantener al equipo con opciones cuando el partido tenía peor pinta.

Ya desde el principio se vio que el partido no iba a ser como los disputados contra Joventut, Fuenlabrada y Gran Canaria. El Lagun Aro empezó perdiendo muchos balones -hasta ocho en el primer cuarto- debido a su precipitación, pero al menos mantenía el tipo gracias a su trabajo atrás. La entrada de Neto y Baron en cancha dio otro aire al juego y parecía que el equipo guipuzcoano podía abrir brecha en el marcador (43-37 en el minuto 24), pero en el bando contrario estaba Paul Davis, que fue la pesadilla de la noche. El mejor pívot de la ACB se convirtió durante muchos minutos en el único sostén del conjunto de Joan Plaza, pero en cuanto surgió un buen complemento, Txemi Urtasun, el Cajasol empezó a dominar el partido, que empezó a tomar un cariz peligroso con el 50-57 a siete minutos de la conclusión.

Vidal, Doblas y un Panko hasta entonces prácticamente desaparecido devolvieron la igualdad al marcador y el partido volvió a empezar a cinco minutos del final. Tras un intercambio de canastas, Urtasun y Davis volvieron a poner por delante al Cajasol, con un peligroso 61-65 a poco más de un minuto para el final. Entonces el Lagun Aro hizo lo que parecía imposible, dar la vuelta al marcador. Panko metió dos tiros libres y un inmenso Doblas remató la voltereta con un mate, tras pase de Salgado, un tapón a Tepic y otro mate, al aprovechar una gran jugada de Vidal. El cántabro fue el guía de un triunfo muy grande y muy celebrado. Illumbe ya sueña con su equipo.