Donostia. Algo ha cambiado en el Donostia Arena 2016. Durante la primera parte del partido de ayer, el Lagun Aro no movía la bola con fluidez, los porcentajes no eran buenos, los jugadores estaban imprecisos... Pero al descanso, un punto arriba. Algo que parecía impensable años atrás. El GBC, sin realizar un buen partido (siendo generosos), emprendía el camino a los vestuarios con ventaja, eso sí mínima (34-33), sobre Estudiantes.

En la segunda parte, sin embargo, apareció el equipo que comienza a ilusionar a este territorio. Dominio aplastante sobre un Estudiantes inoperante, basada sobre todo en una gran defensa que secó a los hombres de Casimiro.

El partido comenzaba con sorpresas en los cinco iniciales. En el Lagun Aro, Uriz ocupaba el puesto de base en detrimento de un Salgado que aún no se encuentra al 100% físicamente. Por parte estudiantil, ni Oliver ni Jasen eran de la partida, saliendo Granger y Welsch en su lugar.

Sería precisamente el checo quien diera las primeras ventajas a Estudiantes, aprovechando la superioridad sobre sus pares. Cuando se encontraba defendido por Panko penetraba por velocidad, y cuando lo hacía Jimmy Baron jugaba al poste bajo.

Al buen hacer de los colegiales, se unió uno de los habituales problemas de los donostiarras, las faltas. Tanto Doblas como Baron se marchaban al banco tras realizar sus dos primeras personales. De esta manera, el parcial era favorable a Estudiantes (15-20).

El segundo cuarto comenzó de manera similar. Germán Gabriel y Pancho Jasen castigaban a los donostiarras en la pintura. Por si esto fuera poco, Kone abandonaba la cancha tras torcerse el tobillo. Fueron los momentos en los que los del Ramiro alcanzaron su mayor ventaja (17-26).

La fluidez brillaba por su ausencia en el ataque de los de Laso, abusando del bote y con jugadores como Salgado especialmente fallones. Sin embargo, una recuperación acompañada por un 2+1 de Panko y dos triples de Tskitishvili hacían a los donostiarras llegar con ventaja al ecuador del partido (34-33).

Reacción donostiarra El paso por vestuarios espoleó a los de Laso, que, con grandes minutos del juego interior, formado por Miralles y Doblas, endosaba a Estudiantes un parcial de 13-2 que abría brecha y obligaba a Casimiro a pedir un tiempo muerto que parase la sangría.

No obstante, la defensa de Lagun Aro era otra, tras solventar el problema del rebote ofensivo por primera vez en la temporada. La cuarta falta de Doblas también parecía un mal menor, ante un inmenso Tsikitishvili desde la línea de tres. Con este tercer cuarto espectacular los donostiarras afrontaban el último cuarto con una ventaja de 17 puntos (60-43).

El último cuarto fue un mero trámite. Estudiantes sacó en el puesto de base a un jovencísimo Jaime Fernández, que con su descaro dio otro aire a los colegiales, que seguían negados de cara al aro. Lagun Aro, por su parte, hizo disfrutar con acciones espectaculares a los suyos para acabar venciendo por 75-59.

El Lagun Aro de este año ilusiona, y 5.700 se antojan pocos espectadores para el que puede que vaya a ser el mejor Lagun Aro de la historia.