A pesar de la niebla y del incómodo calabobos, decenas de personas se acercaron el viernes por la noche hasta el alto de Azkarate para animar a los participantes de la Ehunmilak. El enclave, ubicado en las proximidades de la muga que divide los términos municipales de Azkoitia y Elgoibar, fue testigo excepción de la primera selección significativa que hizo la exigente prueba.

Basta señalar que el primer participante pasó por ese punto (kilómetro 40 de la carrera) a las 21.45 horas, mientras que el último en llegar hizo acto de presencia minutos después de las 3.30 horas, esto es, casi seis horas más tarde.

Algunos con los rostros frescos y otros con la cara bastante desencajada por el esfuerzo realizado, los participantes fueron llegando con cuentagotas al alto de Azkarate, minutos después de descender desde Irukurutzeta y de ser recibidos con la música de los trikitilaris elgoibartarras Ekaitz y Arantza, que hicieron sonar sus instrumentos al paso de cada uno de los deportistas por las inmediaciones del caserío Otsourtia.

Con una simple sonrisa, con un aplauso o con unas pocas palabras, los participantes en la Ehunmilak agradecieron el recibimiento que les tributaron tanto los músicos como las aproximadamente 30 personas que se concentraron en ese punto. También agradecieron, aún más si cabe, el completo avituallamiento que les esperaba a su llegada al control de Madariaga, un pintoresco barrio rural de Azkoitia en el que fueron jaleados por cerca de medio centenar de aficionados, vecinos y familiares.

Los aplausos y los gritos de ánimo se convirtieron en una constante en ese punto que, situado en el kilómetro 43 de la prueba, servía para dejar atrás el primer cuarto del recorrido.

Poco después de la una de la madrugada ya habían pasado por allí más de 80 participantes, entre ellos las dos primeras mujeres (con un aspecto ciertamente envidiable, por cierto). Eso sí, todavía tenían por delante toda la noche y 123 kilómetros más en los que tampoco faltaría el aliento de una afición que, al menos en Debabarrena y Urola Erdia, se volcó con los atletas.

noche en una chabola Una inoportuna caída durante la primera parte de la prueba, que se saldó con un fuerte golpe en la rodilla, terminó en el avituallamiento de Madariaga con las ilusiones de un participante procedente de Baiona, que se vio obligado a abandonar el recorrido antes de lo que hubiera deseado. La organización del evento comunicó al atleta la posibilidad de desplazarse en vehículo hasta Azpeitia para pasar allí la noche, pero el deportista rechazó la invitación y solicitó ser trasladado hasta los dominios del caserío Otsourtia, donde había sido atendido por los servicios asistenciales poco antes.

Ante la sorpresa de los allí presentes, el participante procedente de Iparralde se refugió en una chabola, donde pasó la noche hasta que su mujer vino a recogerle ayer por la mañana.