La 36ª edición de la Semana de Cine Fantástico y de Terror arrancará este viernes por todo lo alto en el Kursaal con la proyección de Gaua, de Paul Urkijo. Las entradas se pondrán a la venta este lunes, a partir de las 11.30 horas por los canales habituales. El director de la Unidad de Cine de Donostia Kultura y de la Semana, Josemi Beltrán, repasa con este periódico la programación, las novedades y habla sobre las dificultades cada vez mayores de traer a equipos de películas por la carestía de los hoteles de la ciudad.
¿Cómo fue la venta de abonos del jueves?
Vendimos 203 abonos, entre los telefónicos y presenciales. Es una cifra algo superior a la del año pasado, cuando anduvimos sobre los 180. La venta telefónica de exterior se ha mantenido y hemos tenido más abonos locales.
¿Es pronto para identificar si es nuevo público u otro que ha retornado?
De entrada, no lo sé. Quiero pensar que sí porque el público fiel es más constante. Sería lo más lógico que fuese nuevo.
El género tiene, por lo tanto, nuevos adeptos.
Eso está claro. Independientemente de lo que pase con los abonos, creo que el terror gusta cada vez a más gente nueva y está habiendo un rejuvenecimiento de los espectadores. Eso lleva en paralelo un rejuvenecimiento del público de las salas de cine. Sería de lo más natural que del éxito de fenómenos como Terrifier, Bring her back o Weapons nos salpicase algo como festival de cine. Este año tenemos en la Semana algunas películas que no son tan de nicho festivalero como La larga marcha o Primate, que es la de clausura, que van en la línea del cine comercial americano de terror de los últimos tiempos.
Da la sensación que ese cine se ha convertido en evento.
Estudios como Blumhouse, A24 o Neon hacen campañas muy buenas conectando con el público joven. La última parte de Expediente Warren, por ejemplo, ha sido un exitazo de taquilla de una saga que ya tiene unos años. Ha sido un súper pelotazo porque, quizá, se ha fusionado con esos conceptos más innovadores o más modernos de esas cintas que miran nostálgicamente al terror pero, a la vez, conectan con los miedos y las paranoias americanas de hoy en día. Y no sólo en el terror, lo hemos visto en Eddington de Ari Aster o en Una batalla tras otra, de Paul Thomas Anderson. La larga marcha que citaba es una adaptación de una novela de Stephen King de 1979 y, en cambio, conecta muy bien con ese nihilismo actual de la sociedad estadounidense. Se junta una promoción fuerte, buenas estrategias por parte de los estudios, con una sensibilidad por esas historias. Suelen ser películas sin grandes estrellas y, muchas veces, con presupuestos no muy altos, pero muy rentables en la taquilla.
El género siempre responde al clima político o social de una cinematografía. Entiendo que ese es uno de los motivos por los que hay nueve producciones de EEUU en la programación.
Otros años solemos tener más cine europeo y, además, lo perseguimos. El cine francés ahí sigue pero solemos tener más variedad. Quizá ahora esté invirtiéndose la balanza y sea más difícil filmar género en Europa. El productor Enrique Lavigne decía hace no mucho hablando de Hermana muerte, de Paco Plaza, que las plataformas no quieren terror puro rodado en el Estado español, ni en Europa. Quizá en EEUU esté pasando lo contrario, incluso en producciones más indies, de películas que son más de festival.
Inauguran la Semana con ‘Gaua’ de Paul Urkijo. ¿Va a ganar por tercera vez?
(Ríe). No lo sé. Tiene muchos papeles a favor pero fíjate que en Sitges no ganó. Lo hizo La hermanastra fea y el Premio especial del jurado se lo llevó una película oriental de artes marciales, The furious. La sensación de público con respecto a Gaua fue muy buena, pero también sabíamos que la competición no era fácil. Presentar en tu tierra siempre es un punto a favor, pero es que la película va a gustar. Diría más, va a sorprender a la mayoría.
¿Prevén que el Kursaal se llene?
Creemos que sí, que Gaua llenará el Kursaal. Lo hemos hecho conscientemente. Antes de que Irati se convirtiera en el fenómeno que fue, en la Semana llenamos tres teatros, alcanzando un aforo similar al que vamos a tener en el auditorio.
Ha solido comentar que es una película que puede llegar a un público más amplio que las anteriores de Urkijo.
Trata temas más adultos. Es más íntima, más de cámara, adentrándose como siempre en el folklore o mitología vasca. Es un película muy de Paul, quizá algo menos naif que las anteriores. Me refiero a que tiene más capas de lectura en su resultado final. Tiene componentes mitología, de terror, un poco de oscuridad, de melodrama... Más allá del género, creo que va a interesar a un público más adulto y más amplio. Ofrece una diversidad de miradas muy interesantes.
Además de ‘Gaua’ hay otras dos producciones vascas: ‘Decorado’, de Alberto Vázquez, que se presentará en euskera y ‘Santa Zeta’, de Antonio Muñoz de Mesa.
En Sitges también se proyectaron otras dos, Balearic y Singular, que son películas vascas estupendas pero que no encajaban en el perfil de la Semana. Decorado y Santa Zeta son muy distintas. La primera es muy al estilo de Vázquez, una película de animación adulta, distópica, negrísima, orwelliana y pesimista que contrasta con la estética amable de los funny animals con historias bastante crudas y desarrollada por el estudio vasco Uniko. Santa Zeta, por su parte, tiene un lenguaje súper fresco, como de un videodiario de instagram, Twitch o YouTube, pero desarrollando una historia de venganza muy tarantiniana. Es una película indie, con gran parte de producción vizcaina pero con elenco multicultural. Es el tipo de película que debemos apoyar. Como pasa con el resto de géneros, me parece que hay un cine vasco súper diverso y es estupendo que tengamos tanto donde elegir. Podríamos diseñado hasta otra Semana con la cantidad de películas que hemos dejado fuera. Es de esos años en los que me pesa haber tenido que descartar alguna película por las limitaciones de nuestra programación. Me gustaría haber metido otra media docena de películas que no están en el line up final.
¿Hay que redefinir lo que es cine vasco?
Yo me adscribo a la cuestión de la producción. Es cierto que, ahora, lo de la producción puede ser algo tramposa porque hay empresas que de manera oportunista, puntual o ocasional están cambiando su domicilio fiscal por los incentivos fiscales a los rodajes. Aunque también hay, por supuesto, otras que tienen un gran arraigo aquí. De cualquier modo, nadie dudaba en llamar cineastas vascos a todos aquellos directores que trabajaban en Madrid como Enrique Urbizu, Imanol Uribe, Montxo Armendariz o Alex de la Iglesia y que tenían su sede fiscal allí. Para mucha gente el cine vasco es solo el hablado en euskera, que puede ser otra definición, aunque dejaría muchas cosas fuera. Creo que cine vasco es la suma de varias definiciones y una cosa es lo que pongamos en las bases de las subvenciones o en los festivales y otra cosa es la percepción que la historia nos dicte sobre ello. Yo a lo que no voy a llamar cine vasco es a los americanos que vienen a Araba a filmar una película fingiendo que es Idaho.
Volviendo a la programación. El Zinemaldia proyectó ‘Frankenstein’, de Guillermo del Toro, que el viernes llegó a los cines, y la Semana tiene el ‘Drácula’, de Luc Besson. Ambas cuentan, además, con Christoph Waltz en su reparto. ¿Qué propone de nuevo la película de vampiros?
Es una combinación entre la parte estética romántica del Drácula de Coppola, pero sin tantas pretensiones artísticas, y un tono más desenfadado, más pulp y más humorístico. El Van Helsing que interpreta Christoph Waltz es más parecido al Gabriele Amorth que interpreta Ruseell Crowe en El exorcista del Papa que a otra cosa. La comparo con el Hellboy de Neil Marshall, que le quitaba un poco de gravedad y de seriedad que tenía la versión de Del Toro. La nueva Drácula es muy entretenida, que ha tenido la desgracia de venir después del Nosferatu, de Robert Eggers, que está en otras coordenadas totalmente opuestas.
¿Por qué la historia de ‘Drácula’ y de ‘Frankenstein’ se versiona tantas veces?
Serán de los personajes más versionados en la historia del cine. Supongo que para los que han visto mucho cine de género estas películas aportan poco. ¿Qué aporta Frankenstein más allá del capricho de Guillermo del Toro de hacer uno de sus mitos? Pues que va a dar a conocer estos personajes a gente que nunca se ha acercado a ellos. Estoy seguro que muchos han conocido a Nosferatu por la película de Eggers y que por primera vez va a ver a Frankenstein por la apuesta de Del Toro. Es lo que tienen estos mitos, que no se mueren nunca. No creo que sean películas que estén hechas pensando en los que han visto ya cien películas de Frankenstein.
¿Cuál diría que es la película más divertida de la programación de este año?
Para mí, Un fantasma útil, de Ratchapoom Boonbunchachoke. Es una película muy sorprendente y fresca. Me recuerda al estilo de humor estoico kaurismakiano que podía tener Bodegón con fantasmas, de Enrique Buleo. Aquí el casticismo es taiwanés con lo que el folklore es diferente. También es una película muy inteligente que está hablando de política, de represión contra disidentes... y, a la vez, es un largometraje de fantasmas con momentos desternillantes. Con Silencio de Eduardo Casanova me sucede un poco lo mismo. Es una película de vampiros que habla de temas graves y tristes pero con diálogos de sainete muy bien interpretados y que son desternillantes. Son las dos más originales de la edición.
El cine japonés suele ser otro de los puntales de la Semana. ¿Qué tienen para este año?
Por un lado tenemos New Group, de Yuta Shimotsu, un director muy interesante. Presenta una especie de distopía en un ambiente estudiantil japonés. Tiene algo de El juego del calamar en sus decisiones formales. Es más cerebral que Kenichi Ugana, el otro director japonés que presenta The curse, que va más a los códigos de la serie Z. Aún así, es muy clásica en el sentido del j-horror de los noventa y de las películas de Shimizu y de Nakata. Ambas son películas serias, no comedias. La Japan Gaua del 1 de noviembre será una noche de puro j-horror ortodoxo. Por último, tenemos la sección Animedon en la que presentamos tres largometrajes, de los cuales solo uno tiene distribución por ahora en el Estado. The last blossom es un drama sobre yakuzas, y All you need is kill y Make a girl son películas de ciencia ficción, de corte juvenil. Son parte importante también de la propuesta asiática.
También hay una película episódica, ‘V/H/S Halloween’, una nueva parte de esta saga que se ha visto otras veces en la Semana.
Pusimos las dos primeras y luego nos desenganchamos de la saga V/H/S. Este año teníamos dos excusas para conectarnos a ella. Una es que los episodios están tematizados en Halloween, coincidiendo con nuestro día inaugural. La otra es que Paco Plaza ha dirigido uno de los mejores episodios de la saga en general y de esta entrega en particular. Paco Plaza tenía muchas ganas de presentar su episodio al público de la Semana y eso nos va a facilitar hacer un encuentro con Begoña del Teso el sábado por la mañana. El cine de episodios parece que sigue gustando y esta propuesta en concreto está funcionando bien.
¿Traer a equipos de las películas es cada vez más difícil para la Semana con su presupuesto?
Poner a cualquiera a dormir aquí es cada vez más caro, independientemente de que no puedas traer a nadie de Los Ángeles o de Japón. Los viajes se han encarecido mucho, pero, sobre todo, la cuestión reside en los precios de alojamiento de la propia ciudad. Es uno de los porcentajes del presupuesto que no baja nunca, sino que sube todos los años. Nuestra idea no es tener tres equipos de películas todos los días, pero nos limita. Hay veces que tenemos que decir que no a gente que está dispuesta a venir a la Semana porque no podemos asumir la parte del alojamiento. Es algo que da pena, sobre todo, a la hora de crear una comunidad o de seguir la trayectoria de cineastas que ya son amigos de la Semana. Lo que intentamos, eso sí, es que cada día haya, al menos, un equipo de cineastas o cortometrajistas invitados. Para mí lo primero es la exhibición de películas, que sea una propuesta rica, aunque tener a los equipos da vidilla.