Iker Azkoitia confiesa que ha realizado “el camino inverso” en la industria audiovisual, ya que pocos pueden presumir de que su primer proyecto televisivo no solo haya tenido el visto bueno de una cadena importante como es Mediaset, sino que, además, haya ejercido como creador y coordinador de guion en el proceso.
¿Cómo llega un guipuzcoano de Aretxabaleta criado en un caserío a estrenar su primera serie como creador en Amazon?
He pasado de crecer viendo series como CSI, Ally McBeal o 7 vidas en el caserío a desarrollar una, lo que es bastante locura. Ha habido mucha insistencia, cabezonería y tesón, que creo que en el mundo del baserri es algo que lo mamas. Para lograr frutos hay que sembrar y trabajar mucho y, si tienes esa mentalidad, ayuda porque el mundo audiovisual, sobre todo el de la ficción seriada de la televisión, es muy complicado. No solo tienes que apostar tú a muerte por la historia que te fascina, sino que se van sumando toda una serie de intervinientes sin los que no se puede levantar una serie, como la cadena, la productora, el equipo de dirección..., que leen su propia serie con sus propias inquietudes. Ser capaz de coger el alma de la serie, tener en cuenta esas visiones, pero seguir llevándola adelante y conseguir que el barco llegue a buen puerto requiere mucha capacidad de adaptación, escucha y trabajo en equipo.
¿Ha sido un proceso complicado?
Echando la vista atrás, ha sido un proceso que es una rara avis en la industria, porque normalmente son las productoras las que van con una idea a una cadena o plataforma y, a partir de ahí, se pone en marcha el engranaje. En mi caso, fue al revés. Nació de un máster que organizó Mediaset con la Escuela de Cine de Catalunya, ESCAC, en la que doce personas presentamos un proyecto y fuimos pasando fases hasta realizar el que fue mi primer pitch industrial. Pasé de un máster a venderles una serie a Paolo Vasile y Arantxa Écija. Mediaset le propuso el proyecto a la productora Mandarina y se estableció un equipo de trabajo. Es una serie que ha empezado al revés de lo habitual.
“Ha sido una rara avis en la industria, porque lo normal es que las productoras vayan con una idea a una cadena. En mi caso, fue al revés”
La serie se presentó primero en el Festival South Series de Cádiz y ya está en la plataforma. ¿Qué acogida ha recibido?
La experiencia en Cádiz fue muy bonita. Tuve la oportunidad de sentir equipo con las actrices y hacer un pase con público del piloto fue muy emocionante. Con el estreno en la plataforma, el feedback también está siendo muy bonito, con la sensación de que las personas que llegan al segundo capítulo ya están enganchadísimas y quieren terminarla. Para mí es un logro haber conseguido que la estructura y las tramas hayan hecho que se enganchen de este modo.
¿De dónde nace la idea de poner a una investigadora con discapacidad auditiva como protagonista?
Antes de hacer la serie, vi en teatro a Ángela Ibañez, que es una directora y actriz sorda, y quise trabajar con ella. Fue mi primera experiencia con el mundo de la discapacidad auditiva y me di cuenta de que ella percibía todo. Sabía leer tu lenguaje no verbal, cómo estabas antes de que abrieses la boca, intuía las dinámicas grupales... Se enteraba de todo y me fascinó. Cuando pensé en la idea de crear una serie con una detective privada, creí que podría ser muy interesante que no oyese para, así, recaer en pistas que para el resto nos pueden pasar desapercibidas. Tiré de ese hilo y Ángela me asesoró. Fue un proceso de documentación intenso. Nos fijamos no solo en series procedimentales de investigación como Castle o Elementary, sino también en series escritas e interpretadas por actores sordos como This Close y la película Sound of Metal. Es un mundo que me interesa y me fascina y este año comenzaré mi cuarto curso de lengua de signos. Sigo también proponiendo ficciones no solo con personas con discapacidad auditiva, sino también con otras personas con diversidad. Son colectivos invisibilizados que no han tenido su lugar en la ficción e intento ensanchar las puertas de la industria para fijarnos también en ellos.
“Sigo proponiendo ficciones con otras personas con diversidad. Son colectivos invisibilizados que no han tenido su lugar”
¿Plantearon la posibilidad de que fuera una actriz sorda?
Desde el primer momento se decidió que fuera una actriz oyente. No es algo que yo pudiese elegir. En el momento del paso del marco estudiantil al marco industrial no dejaba de ser el alumno de un máster. Yo no he sido showrunner y no he sido productor ejecutivo, pero sí que he sido el coordinador de guion. He sido el responsable de todo el contenido creativo a nivel de guion. Por eso la importancia de intentar llevar el alma y el corazón del proyecto a buen puerto. Luego ya se trata de una estructura compleja e industrial en la que entran todo tipo de decisiones que tienen que tomar las personas que invierten el dinero y que están pensando en un público generalista.
¿Decidieron ellos ambientarla en Bilbao?
–Risas) Yo soy guipuzcoano, pero estudié la carrera en Bilbao. Me lo pasé muy bien e intento ir todas las Aste Nagusia que puedo. Lo interesante de Bilbao es Bilboaldea, con todos los marcos tan distintos y potencialmente ricos para el audiovisual que tiene. Tienes entorno costero, industrial, urbano, zonas deprimidas y lujosas.. Para una serie con investigaciones privadas era muy interesante elegir en cada capítulo un caso muy variopinto y poder usar distintos ambientes. Por eso Bilbao antes que Donostia (risas).
¿Tiene algún proyecto en mente para Gipuzkoa?
Sí, tengo tres proyectos de largometraje en marcha: un thriller rural ambientado en un baserri guipuzcoano; una película de terror protagonizada por una joven sorda asignante que ha sido seleccionado para el catálogo de Gidoi, que es la asociación profesional de guionistas de Euskal Herria; y la historia de una mujer israelí y una palestina que se conocen aquí y entablan una relación de amistad que habría sido totalmente imposible en su lugar de origen.
¿Es un buen momento para la creación en Euskadi?
Los incentivos fiscales son uno de los marcos más favorables para atraer rodajes y producciones, pero, como creadores, tenemos que aprovecharlo y proponer historias que sucedan en Euskadi. El mundo del guion es muy complicado, no solo depende de las habilidades y capacidades, sino también del interés que generen esas historias en momentos específicos. Hay muchos factores externos que uno no puede controlar, pero lo que sí puedes controlar son quiénes son tus personajes y dónde ambientas tu historia. Animo a los guionistas vascos a plantear historias que vayan por un camino que sea fácil de producir. Además, el trabajo de guion es tan solitario, sobre todo en las primeras fases de desarrollo, que tienes que creer mucho en tu historia, pero también tener feedback de compañeros.
“Como creadores tenemos que aprovechar los incentivos fiscales para y proponer historias que sucedan en Euskadi”
¿Habrá segunda temporada de ‘Romi’?
La serie está abierta a ello, pero no hay una confirmación oficial, así que misterio (risas). Para que haya una segunda temporada es necesario que sea vea muchísimo y que haga boca oreja y siga enganchando.