El caserío Igartubeiti de Ezkio-Itsaso, desde hace años convertido en museo, es una de las mejores representaciones de lo que era un hogar tradicional vasco entre los siglos XVI y XVII. Se conserva en tan buenas condiciones que, no es de extrañar, que equipos de rodaje de películas de época filmen entre sus paredes de madera. Los Moriarti lo hicieron con Handia; Telmo Esnal con Dantza y, ahora, es el turno del realizador alavés Paul Urkijo, que se encuentra rodando Gaua, su último largometraje, en varios enclaves de la geografía vasca, incluyendo, Ezkio.
Este lunes ha arrancado la cuarta semana de rodaje de esta producción que se asemejará a Irati en cuanto a “ambición”, “presupuesto” y “epicidad”. Así lo han asegurado el propio Urkijo y el productor de Irusoin Ander Barinaga-Rementería, durante una visita al rodaje que ha tenido lugar en el primer piso del citado caserío. La mañana se ha centrado en el rodaje de la Secuencia 24, protagonizada por la actriz Erika Olaizola, que interpreta a Maritxu. El argumento y la sinopsis de Gaua son un misterio tan grande, como los propios secretos que esconde la noche. Ni el director, ni las protagonistas, ni los productores sueltan prenda. La mitología vasca vinculada con los seres de la noche tendrá que ver, y también el contexto histórico de la caza de brujas del siglo XVII por parte de la Inquisición. Precisamente, Urkijo desliza que de eso trata la película, de la pregunta “¿Qué es ser una bruja?” y de las muchas maneras en las que se ha respondido a esa cuestión, desde la historia, la mitología e, incluso, la falsedad. “Hay brujas, pero también otros demonios de la noche”, adelanta el realizador, al que le gustaría que la película estuviese terminada para poder optar a los festivales cinematográficos de este otoño. No quiere adelantar, concretamente, en qué mitos se sostiene su nuevo largometraje, pero sí que parte de aquellos “cuentos de asusta niños para alejar a estos de los peligros de la noche”.
Lo fantástico, género al que el realizador alavés está adscrito, se intuye en la escena de la que la prensa es testigo. El personaje de Olaizola está tendido sobre una cama. Urkijo pide que la humedezcan, como si se tratase de sudor. Junto a ella, otros tres actores, la mujer que ejerce de la madre de Maritxu, el que interpreta a su hermano y un sacerdote. Urkijo grita acción, comienzan los rezos, mientras la madre le coloca un paño húmedo en la frente a la joven. La joven se levanta convulsionando y gritando, parece enferma..., más bien poseída.
“¡Corten! ¿Quién está hablando?”, Urkijo se levanta molesto de la silla del realizador. Algún sonido se ha colocado en la escena. Vuelven a primera, arrancan motor de nuevo y “¡Acción!”. Erika Olaizola se levanta y se da un golpe con algo. Se debe interrumpir el rodaje, de nuevo. ¿A la tercera va la vencida? En este caso no, un movimiento involuntario de cámara hace que el cuadro se mueva. Otra vez a repetir. Ahora sí, ahora es buena. Hay que repetirla, pero desde otro ángulo para tener más recursos.
Dos generaciones de actrices vascas
Gaua está protagonizada por Yune Nogueiras, conocida por su papel en Akelarre, otra historia sobre brujas, y la serie Intimidad. Interpreta a Kattalin y Urkijo la seleccionó directamente, tenía claro que ella debía interpretar el papel principal en esta ficción. Ella, según ha contado minutos antes de empezar a rodar sus escenas por la tarde, se presentó al casting sin saber que era la única candidata, su manager se lo ocultó para mantenerla con un punto de tensión.
La audición la hizo con tres actrices veteranas vascas: Iñake Irastorza, Ane Gabarain y Elena Irureta. “Las tenía muy claras desde el principio, son sinónimo de calidad”, afirma el realizador.
Nogueiras, por su parte, define a su personaje como un a mujer que se mueve impulsada por la “culpa” y que la historia se centra en un viaje personal de autoconocimiento. Al igual que otros aspectos de la película, la descripción de su papel también se guarda en secreto, no puede decir mucho más para no caer en “spoilers”. Hay que aprender a leer entre líneas para entender a qué se refiere, habida cuenta de que la ficción se enmarca en el periodo de tanta injusticia como el de la caza de brujas. “Esta película da pie a aprender muchas cosas. Creo que es muy necesaria. En estos momentos contar lo que cuenta es muy necesario”, ha afirmado de manera un tanto críptica.
Una gran batalla, en Zinealdea
Todo el equipo comparte la misma idea: está siendo un rodaje complejo. Se filma en muchos enclaves –ya se ha hecho en Legutio, en Legazpi y en un futuro se rodará también en Artikutza–, en condiciones de nocturnidad, con lluvia, barro y frío.
“En Gaua no va a haber grandes batallas, pero sí escenas espectaculares llenas de epicidad”, comenta el director. De hecho, una de las secuencias que prometen ser más impactantes la están preparando en Zinealdea, en los platós de cine de Oiartzun, donde bajo cobijo construyen un enorme bosque para unas escenas que, aseguran los productores, necesitarán centenares de extras.
Euskera de Baztan
Tal y como ya hizo en Errementari y en Irati, Gaua también está siendo filmada en euskera. En este sentido, Urkijo vuelve a contar con Gorka Lazkano para intentar que la lengua se acerque al euskera que se hablaba en Baztan en el siglo XVII, pero sin perjuicio de que también sea entendido por los euskaldunes de hoy en día.