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Dos ‘joyas’ de Juan de Mesa en Bergara

La historiadora del arte Arantza Otaduy concluye que el busto-relicario de la Torre Olaso presenta rasgos perfectamene atribuibles al genial escultor cordobés del barroco, autor del Cristo de la Agonía de la parroquia bergaresa

Dos ‘joyas’ de Juan de Mesa en BergaraArantza Otaduy

Situadas una frente a la otra, la imponente parroquia de San Pedro de Bergara y la Torre Olaso, casa natal del histórico político abertzale y escritor Telesforo Monzón, guardan una grata coincidencia. Es bien sabido que el templo custodia en una admirable capilla la espléndida talla del Cristo de la Agonía que alumbró el cordobés Juan de Mesa y Velasco (1583-1627); el imaginero que con su genio y talento hizo evolucionar la escuela sevillana de la escultura hacia una etapa plenamente barroca, elevándola a cotas de altísima calidad artística.

Por su parte, en la Casa-Torre Olaso se conserva un busto-relicario que, tras un meticuloso análisis estilístico, la historiadora del arte mondragonesa Arantza Otaduy también atribuye por sus notables similitudes a la gubia de Mesa, el gran discípulo de Juan Martínez Montañés, que consiguió destacar su originalidad, personalidad y estilo propio gracias a su desencarnado realismo.

“La autoría del Cristo de la Agonía está ampliamente documentada, no ocurre lo mismo con el busto-relicario de la Torre Olaso, así que esta atribución se basa en la comparación con otras obras del escultor”, señala Otaduy, que en una de lasvisitas guiadas que brinda Olaso Dorrea Fundazioa quedó “poderosamente sorprendida” por la citada pieza de madera policromada que para algunos corresponde a la figura de Santa Lucía, y que, en palabras de Otaduy, desde un punto de vista iconográfico “no es posible asegurar ni desmentir”.

Comparación con otras obras

En su fascinante tarea investigadora, la especialista en historia moderna ha podido comprobar que los receptáculos del relicario de Bergara y el que representa a San Francisco Javier de la colección de la Universidad de Sevilla, cuya autoría se atribuye al artista cordobés, tienen “ciertas semejanzas formales”. En cuanto a la forma de los dedos índice y corazón de la talla bergaresa, según aprecia Otaduy, recuerdan a la mano izquierda de San José con el Niño de la parroquia de Fuentes de Andalucía, la primera obra documentada de Juan de Mesa.

La historiadora del arte repara, asimismo, en los ropajes para destacar que lo que “realmente evoca al San José del grupo escultórico bergarés es la disposición del manto de la santa sobre su brazo izquierdo”. “Otras representaciones de santos tallados por Mesa se asemejan con la volumetría de los pliegues de la santa bergaresa, como el San Nicolás de Tolentino de Mérida (Venezuela), y el San Juan Evangelista de la colección Lafita en Sevilla”, expone Otaduy.

Torre Olaso

La disposición de la cabellera y, en particular, el modo de recoger los grandes mechones en la nuca mediante una lazada es otro de los rasgos comunes, en este caso con la cabeza de María Magdalena atribuida al escultor cordobés que forma parte de la colección del Museo Lázaro Galdiano de Madrid. Sobre las facciones Otaduy observa “grandes similitudes” entre la santa bergaresa y el San Juan Bautista del Museo de Bellas Artes de Sevilla. “Ambas figuras presentan cejas, ojos, nariz y labios parecidos, así como un exceso de grasa submentoniana tan propio del taller de Mesa”, explica.

Preguntas sin respuesta

Otro de los aspectos en los que pone el foco el estudio es el lugar para el que se encargó esta talla representativa de la escultura hispano-andaluza; un dato, que, explica Otaduy, “se mantiene incógnito, aunque una de las teorías posibles apunta a que el relicario podría haber formado parte del ornato de la capilla de San Rafael (ya desaparecida) de la parroquia y, posteriormente, catedral de Santa María de Vitoria, que pertenecía a los Olaso”. “Gracias al listado de bienes de Miguel de Olaso sabemos que poseía dicha capilla y que, junto con cuadros de la Verónica y del Descendimiento de la Cruz, y bultos del niño Jesús y San Juan Bautista, también tenían un bulto de la Magdalena de medio cuerpo de 300 reales”, recalca Otaduy.

Al igual que en el caso del Cristo de la Agonía, “¿intervino el contador Juan Pérez de Irazabal, bisabuelo de Miguel de Olaso, en su adquisición?; ¿se trata realmente de María Magdalena o de otra santa entre las encargadas a Mesa?; ¿existirán documentos que confirmen su autoría?”, son algunas de las preguntas que lanza la historiadora, para quien se antoja necesario restaurar la valiosa pieza porque “le devolvería su esplendor original, y permitiría descubrir nuevos datos, teniendo en cuenta que Juan de Mesa solía esconder papeles en el interior de sus obras para certificar su autoría”, insiste. Así que el Cristo de la Agonía y la mencionada santa son dos obras que a pocos metros de distancia invitan a disfrutar de joyas de arte que forman parte del patrimonio bergarés.