Para Jokin Azketa, la belleza de la montaña y la intriga van unidas. Los viajes, su pasión, le proporcionan inspiración y material para sus novelas, que transitan cada vez más lo negro, eso sí, acompañado siempre de la búsqueda de la belleza literaria. El escritor y cofundador de la librería Muga de Iruñea vuelve con su personaje Norman Scarf en esta nueva obra, La sangre de los otros (lee el primer capítulo). El escritor de éxito contacta aquí con una mujer que se hace llamar Celeste y que le confiesa que es una sicaria. Comienza así una macabra relación epistolar en la que ella detalla sus crímenes, mientras él comprueba los hechos e intenta comprenderla mejor. Pero la extraña intimidad entre ambos se rompe con una traición. Y las reglas del juego cambian.

‘La sangre de los otros’ es su segunda incursión en el género negro, tras ‘La vida en la punta de los dedos’. ¿Qué ha encontrado en este género, y cómo llega ahí un escritor de montaña y naturaleza? Como alguna vez ha dicho, se ve como “un coleccionista de paisajes” y solo escribe de sitios que conoce.

Bien, es y no es una incursión al mismo tiempo, ya que mis novelas de montañas siempre tuvieron un componente importante de thriller y tensión psicológica. En este sentido la evolución era lógica, simplemente he aumentado la intriga sin abandonar la montaña ni la naturaleza. Así es que sigo siendo un coleccionista de paisajes y mi personaje, Norman Scarf, solo viaja a lugares que yo conozco bien, en busca de historias negras sobre las que escribir.

En esta novela el viaje está muy presente, se recorren muy diversos lugares, imagino que ahí vuelca su pasión...

Sí, mi personaje es un escritor que viaja a lugares como el archipiélago de Svalbard en plena noche polar, la Devils Tower en Wyoming, el monte Mgoun en el Atlas o una costa perdida de la península Valdés en Argentina. Me gusta escribir de viajes y a Norman también.

Ha creado una sicaria implacable, que perturba al lector con su contundencia, frialdad, aunque a la vez se percibe en ella una sensibilidad... Celeste es un personaje muy especial. ¿De dónde surge, qué le ha inspirado en esta creación? Y es un personaje desde el que intuyo que se cuestiona de alguna manera la insensibilidad que damos por hecho y asumimos en el día a día, y que no siempre viene de parte de la gente señalada como 'mala' o que ejerce el mal... Hay mucho mal que no se denomina así o no se reconoce así y que se ejerce constantemente en este sistema, pero de una forma velada, oculta…

Celeste, que es el nombre que con más frecuencia utiliza la sicaria, es una asesina despiadada, pero al mismo tiempo, una persona preocupada por la fragilidad de la vida frente al paso del tiempo, que necesita que alguien escriba acerca de sus crímenes para ver si de esa manera logra dejar alguna huella de su paso por el mundo y que su vida tenga algo de sentido. Surgió sin duda de observar la realidad, que siempre supera con creces a cualquier historia de terror que podamos imaginar o escribir. Puede que el papel de esta asesina ponga en cuestión algunas nociones acerca del bien y del mal. O de nuestra pasividad ante las injusticias.

Norman Scarf ya fue personaje de ‘La vida en la punta de los dedos’. Un escritor de éxito también a su manera sin escrúpulos, obsesionado con lograr a toda costa una historia que venda y le reporte triunfo. ¿Es también un poco metáfora de esta sociedad en la que parece que tenemos que ‘vender’ lo que hacemos, y si no parece que no existimos o en gran medida no se nos valora?

Norman es cínico y frío. Quiere escribir antes que ninguna otra cosa, y le gusta tener éxito. Está mas que dispuesto a mentir y a utilizar a cualquiera con tal de alcanzar sus fines. Puede tener la lectura crítica que usted hace de él pero a mí lo que me gusta, lo que me interesa de Norman es que me proporciona muchísima libertad para escribir de lo que yo quiera sin tenerme que ceñir a la supuesta bondad del personaje.

También se refleja en esta novela la falta de compromiso en las relaciones, la traición. Vivimos en este sentido un tiempo un poco superficial, con el dominio de las redes sociales y la tecnología; ¿no cree que antes las relaciones eran más comprometidas, más profundas?

Creo que más o menos todos, en cada generación, tenemos la percepción algo equivocada de que vivimos un tiempo que ha perdido los valores, pero seguramente eso siempre habrá sido así. Celeste y Norman se utilizan y se engañan constantemente. De hecho una de las lecturas de este libro podría ser si podemos confiar en quienes nos rodean (y ellos en nosotros) o si esa confianza finalmente se verá defraudada.

Hay muchas referencias a poetas, maestros del arte y la cultura en su novela: Vicente Aleixandre, Walt Whitman, Shakespeare, Juan Rulfo y su Pedro Páramo, Machado, Roberto Bolaño, César Vallejo, a ‘La Ilíada’, así como a obras de arte y sucesos reales... ¿Hasta qué punto se nutre escribiendo ficción de su realidad y de otras realidades del mundo que habita?

La sangre de los otros está escrita a partir de inspiraciones muy diferentes que a veces aparecen en un museo, en un libro, en el cine… Y normalmente durante los viajes. Creo que escribo a partir del mundo que me he creado como refugio para vivir dentro de él. Por eso, al final hay unas explicaciones, para que el lector sepa de dónde provienen muchas de las citas que aparecen a lo largo de la novela. Es una cuestión de gratitud y reconocimiento.

En esta novela logra incluso sacar belleza de escenas muy duras, violentas, literariamente están narradas de una manera que puede ser hermosa, ¿no es un reto difícil lograr eso?

El propósito que siempre se mantiene en mis novelas es el de la representación literaria de la naturaleza, captar belleza, hacer del paisaje un personaje más y no solo un decorado, pero también el de ser muy respetuoso con mis lectores. Ser cuidadoso con lo que cuento y con cómo lo cuento. Con el fondo y con la forma. Y con respecto a si es difícil... Lo trabajo mucho y ya me gustaría conseguirlo algún día.

¿Ve todavía recorrido para Norman Scarf?, ¿llegarán más novelas protagonizadas por él?

Espero que sí porque el personaje me interesa mucho y quiero que siga conmigo. Lo que pasa es que la decisión no es mía porque en gran medida depende de que mis editores (Desnivel y RBA) sigan confiando en mí y me sigan publicando. De momento estoy intentando que Norman vaya a Paquistán, a la cordillera del Karakórum, uno de los lugares de una belleza que quita el aliento, y donde se encuentra la segunda montaña más alta de la Tierra, el K-2, otras cinco que también superan los ocho mil metros y una infinidad de cotas por encima de los siete mil. Además, fuera de los polos, ningún otro lugar en el mundo posee tanto hielo.

En paralelo, ¿sigue con proyectos vinculados a la literatura de montaña? ¿Y viajes en el horizonte o en marcha?

Para mí, la belleza de la montaña y la intriga van unidas. Si sale adelante la idea del Karakórum que he mencionado antes, será porque Norman viajará allí siguiendo los pasos de un escritor-asesino que utiliza sus propios crímenes como inspiración para sus novelas…

¿Qué lugar que no haya visitado le gustaría conocer?

Me queda medio mundo por recorrer y la verdad es que casi en cualquier rincón encuentro algo que me interese. Últimamente suelo procurar viajar en invierno huyendo de lugares llenos de gente, porque me gustan los sitios vacíos, no porque crea que tengo más derecho a ir que los demás. En relación a mi forma de entender los viajes, y aunque nunca pongo palabras mías en boca de Norman, él en La sangre de los otros escribe un prólogo para su novela en el que reflexiona acerca de la inutilidad de viajar, que creo que podría haberlo firmado yo…