Diez años intentando que Donostia tenga una temporada estable de ópera, una década actualizando las grandes obras del repertorio y buscando que nuevo público se acerque al género. Opus Lírica sopla diez velas y lo hará del 23 al 25 de febrero llevando al escenario del Kursaal el mismo libreto con el que se estrenaron El elixir de amor, de Gaetano Donizetti. ¿El mismo? No, exactamente. La compañía que dirige la soprano Ainhoa Garmendia tiene una visión transgresora que busca constantemente que el pasado resuene con el presente. 

Por ello, los amores y desamores tragicómicos de Nemorino y Adina se han trasladado del rural italiano del siglo XIX a un instituto contemporáneo. El concepto escenográfico ha corrido a cargo de Pablo Ramos y Carlos Crooke, y tal y como explica el tenor irundarra Imanol Laura, que se meterá en la piel del protagonista Nemorino, el elixir que propone Opus Lírica no será, simplemente, un bálsamo para el amor, sino también un altavoz para los “inadaptados”.

En una conversación con este periódico, Laura, de 31 años, dice sentirse reflejado en este papel en el que, además, debuta. El Nemorino que ha pergeñado el equipo de Opus Lírica es un joven con baja autoestima que no es capaz de declararle su amor a Adina, su contraparte femenina en la obra. Este joven irundarra, antes de dedicarse por completo al mundo del canto, estudió Física Teórica, rama científica que dejó a un lado para sumergirse en lo que realmente le gustaba: el canto lírico. Para formarse viajó a Madrid, donde estudió en la Escuela Superior de Canto, y ahora se encuentra en Italia labrándose una carrera.

A este Elixir le han buscado “una revisión moderna” para que pueda “conectar directamente con el público”. “Es lo que ocurre con los clásicos, que cuentan historias universales. Sacas la historia de su contexto, la colocas en otro y sigue funcionando”, explica Laura. En este sentido, añade que el esfuerzo del equipo creativo de Opus Lírica en la adaptación de la obra permite lograr una mayor “empatía” con los personajes, al tiempo que evoca “una reflexión”. Él mismo, confiesa, siente cierta conexión con Nemorino, con el que traza una especie de paralelismo. 

“Me siento bastante identificado con él. Yo era el chico rarito que quería estudiar Física y que cantaba en el coro en sus ratos libres. Digamos que el fútbol no era mi fuerte, ni relacionarme con ese ambiente”, cuenta el tenor, que luego añade una lección de vida: “Por mucho que no vayas con lo que se espera de un chico de tu edad no significa que debas quedarte a un lado. Tu voz, lo que quieres decir, también debe ser escuchado”. A Laura ahora lo escuchan alto y claro, mediante el canto. 

Alba Fernández, soprano catalana de 37 años, parece haber dibujado un recorrido similar al tenor irundarra. Ella estudió Farmacia pero, como Laura, acabó dedicándose a los auditorios. A los 27 dejó a un lado su trabajo y también se matriculó en la Escuela de Canto de Madrid, desde donde dio el salto formativo a Manchester y Barcelona. Como la Farmacia, la música también sana, opina Fernández, que en El elixir del amor interpreta a Giannetta y también es la cover de Adina en la función infantil y la familiar, por lo que conoce bien ambos papeles: “Diría más, la Farmacia pone parches y la música sana de una forma más profunda”.

Como el tenor, la soprano también debuta en ambos roles. Se trata de un bel canto “muy exigente” en el que los protagonistas deben reservar las fuerzas hasta la última nota. No en vano, el aria principal se encuentra al final de la obra, lo que hace que los cantantes no puedan permitirse desfondarse en los primeros compases.

En cuanto a sus personajes, Fernández explica que Adina es “la más popular de la clase, guapa, inteligente y la que crea tendencia”. Así, siente la presión de tener que responder a una serie de estereotipos como el de tener que enamorarse del “otro popular de la clase”. Por contra, acaba enamorándose de Nemorino.

Giannetta, en cambio, es la mejor amiga de Adina, un personaje que no es simplemente la sombra de la protagonista, a la que admira, sino que tiene su propia evolución. 

Concurso de ópera y zarzuela

Laura y Fernández llegaron a sus respectivos papeles en El elixir de amor, mediante el Concurso de Ópera y Zarzuela que organizó la compañía en verano del año pasado. Consideran que la iniciativa es muy “interesante” dado que, al alejarse del modelo habitual de una audición, ya desde las distintas pruebas permiten ir enfilando a cada uno de los artistas hacia su posible rol final en la producción. 

Contar con la implicación constante de Garmendia, Crooke, Ramos o Iker Sánchez Silva –director musical–, tanto en el concurso como en los ensayos, hace que todo salga adelante en un clima de “amistad” en el que no se pierde el sentido de la “profesionalidad”. “Desde el concurso han generado muy buen ambiente para conseguir sacar lo mejor de cada uno de nosotros”, relata el tenor. 

La soprano coincide con Laura. Lo más atractivo es que al final del camino, al término del concurso, los participantes optan a un trabajo “profesional” en una producción de Opus Lírica. “Que después haya trabajo es lo más importante de todo, que podamos vivir de ello”, termina.