Con cinco premios en el último certamen de Masas Corales de Tolosa, el coro de hombres Suhar ha hecho historia en la música vasca reciente. Se trata de una agrupación que surgió en 2018, debido al impulso de su director, Esteban Urzelai, un oñatiarra con un extenso currículum en lo que a masas corales se refiere. Tras la victoria en este concurso, cuenta Urzelai, que también ostenta el cargo de subdirector en el Coro Nacional de España, los 40 cantores ya están pensando en cómo representarán a Euskal Herria y a su tradición en el Gran Premio Europeo que se celebrará en Barna (Bulgaria) en 2024

¿Cómo valora los cinco premios que se ha llevado Suhar en el Concurso de Masas Corales de Tolosa? 

Es un éxito que nos ha venido totalmente de sorpresa. Estamos todavía asumiéndolo y viendo el alcance que pueden tener estos premios para nosotros. Cuando te presentas a un concurso es por los premios, si no no te presentas. Llevarnos todo ha sido una sorpresa muy agradable.

Será significativo de que algo están haciendo bien.

Eso parece. Eso es lo que nos refuerza a seguir trabajando y a seguir en esta línea. Este 2023 ha sido la primera vez que nos hemos presentado a un concurso. Antes de atrevernos a ir a Tolosa, queríamos tantear un poquito el terreno. Estuvimos en Máribor, en Eslovenia, en abril, y obtuvimos el segundo premio, el premio del público y el premio al director por la mejor interpretación de una obra. Eso nos dio la temperatura: sabíamos que no íbamos mal encaminados, porque nos quedamos a 1,8 puntos de los ganadores, y también las cositas que teníamos que limar todavía para Tolosa. Estos últimos seis meses hemos estado trabajando duro para mejorar esas cosas.

No es habitual que un coro vasco se imponga con esta rotundidad en Tolosa.

No. Hace dos años Euskal Herriko Gazte Abesbatza obtuvo tres premios, pero si no, tenemos que ir muy atrás para encontrar primeros premios en Tolosa. Sí es cierto que otras corales vascas han obtenido premios, pero no un palmarés como el de Suhar.

¿Hubo nervios antes de salir al escenario? Puede ser que cuando se actúa en casa

Íbamos a disfrutar, a mostrar el trabajo que habíamos hecho. Estábamos bastante convencidos de que el camino era bueno. Es verdad que en la sección de Polifonía los nervios nos cohibieron un poquito. En Folklore estuvimos mucho más tranquilos y las puntuaciones lo demuestran. Disfrutamos mucho sobre el escenario y tuvimos una buenísima experiencia.

Para quien no lo conozca, ¿qué es Suhar?

Es un proyecto musical con el objetivo de conformar un coro de voces graves, un coro de hombres, aunque nuestra pianista y una de los miembros del comité artístico es una mujer, Amaia Zipitria. Queríamos formar un coro de hombres que recuperase la tradición coral vasca de los otxotes y de los grandes orfeones de principios del siglo XX, pero llevándolo hacia el futuro.

¿En qué sentido?

Los otxotes, por ejemplo, se centran en el folklore euskaldun, pero queríamos ir más allá. Hoy en día hay muchos compositores vascos y no vascos que componen obras preciosas, estupendas y maravillosas para coros de voces graves. En Estonia, por ejemplo, hay una tradición muy grande; también en Estados Unidos. Se buscaba abordar ese repertorio, mezclándolo con la tradición vasca. Es decir, poder cantar un Beti eskamak kentzen y también poder interpretar una obra reciente.

¿Los compositores vascos contemporáneos apuestan por escribir piezas para coros de hombres?

Es verdad que no tienen muchos coros vascos de voces graves para los que componer. Nuestra labor también es esa. De hecho, en los tres años que hemos ido pidiendo repertorio, hay tres compositores vascos que nos han compuesto obras. Esperemos que después de Tolosa esa colaboración sea aún más pronunciada. Qué mayor honor para nosotros que los compositores vascos nos compongan y poder llevar esas canciones por todo el mundo.

El coro surgió en 2018. Es un coro bastante joven.

El primer concierto fue en mayo de 2019. Luego tuvimos la pandemia. Podríamos decir que todavía estamos buscando nuestro camino como grupo. Todos estos reconocimientos nos dan fuerza y energía.

¿Cuál sería la meta de ese camino?

El camino se hace andando. El año pasado apostamos por grabar nuestro primer disco, haciendo un homenaje al padre Madina, que tan importante fue para los coros masculinos en la década de los 50 y los 60 del siglo pasado. La idea que teníamos para este año era darnos a conocer presentándonos a concursos. Obviamente, optamos a la excelencia coral, a ofrecer un producto musical de altísima calidad, bien sea en festivales, en conciertos, en ciclos musicales. Ese sería nuestro camino.

¿Qué perfil tienen los cantores?

Son 40 cantores entre 19 y 70 años. Es un abanico amplio y tiene su encanto porque algunos podrían ser abuelo y nieto. Es gente que, por una circunstancia u otra, ya había coincidido con ella. Todos son gente muy experimentada en el mundo del canto. Quizá los jovencitos tengan una trayectoria tan larga, pero sí una experiencia formativa de alto nivel.

¿Cómo lo ha visto evolucionar en este tiempo?

Hace dos años Suhar apenas se componía por unas 25 personas. Para Máribor ya éramos 33 y, ahora, 40. Hemos ido buscando el sonido y nuestro camino. La mayoría de ellos, además, no habían cantado nunca en un coro de hombres, venían de coros mixtos. El coro de hombres, aparte de tener una sonoridad característica, tiene una manera de cantar concreta. Es cierto que, en un inicio, yo tampoco la conocía, porque nunca había dirigido un coro de voces graves. Hemos ido experimentando juntos y es muy bonito ir viendo como cómo las cosas, comienzan a encajar y a funcionar.

¿Se está perdiendo la tradición de cantar en coros de voces graves?

Sí. El otro día un compañero que canta en Suhar me hablaba de la tristísima noticia de la desaparición del coro Araba, que ha sido un auténtico referente en la música coral vasca. En diciembre creo que ofrecen su último concierto. Es cierto que se mantienen ciertos otxotes y en Donostia existe el Coro Easo, pero son mucho menos numerosos que antes. Si no se hace nada, el futuro será muy oscuro.

¿A qué cree que responde esta situación?

El País Vasco viene de una tradición en la que los hombres siempre han cantado. Ya hemos citado los otxotes, pero también están los coros parroquiales... Esa tradición se ha perdido y hemos ido por otro camino, el de las escolanías, los coros de los colegios... Es cierto que, en los últimos años, el tiempo libre se ha diversificado y si no se hace una labor importante en fomentar el canto entre los niños y jóvenes, eso que siempre se ha dicho de que Euskal Herria ha sido históricamente un pueblo de coros, no podrá volverse a decir o se dirá con la boca pequeña.

Más allá de la educación, ¿puede ocurrir que la gente prefiera cantar en un coro mixto y no en uno exclusivamente masculino ? 

Para gustos, los colores. Ha habido gente a la que le he propuesto entrar en Suhar y me ha respondido que los coros exclusivamente masculinos no le gustaban. Todos los miembros de Suhar también cantan en otras agrupaciones, ya sean mixtos, más juveniles o sinfónicos. En Euskal Herria hay contados coros masculinos. ¿Puede ser una cuestión de la tipología del coro? No lo sé, puede; pero es cierto que la tendencia a la baja se da en los coros en general, no sólo en los masculinos.

Coros como Suhar, o también Landarbaso, que volvió con éxito del Asia Grand Prix, acumulan reconocimientos, al tiempo que muestran una gran preocupación por la desaparición de esta práctica. ¿No son los premios sinónimos de buena salud?

Son la punta del iceberg, pero de un iceberg que se está derritiendo. Si no hay iceberg, tampoco va a haber punta. Tenemos que ser muy conscientes de que hay que trabajar los coros de pueblos, de jubilados, de gente joven, los infantiles... Todo ese movimiento hará que en un futuro vuelvan a sobresalir puntas de iceberg del océano.

¿Cómo se aborda?

Desde la base. Todos los coros institucionales grandes tienen que tener sus escolanías y sus coros juveniles. Las Federaciones Corales del País Vasco están haciendo una labor enorme para promover todas estas cosas, pero creo que hay que entrar en colegios y en la educación plantar una semillita en los chavales. 

¿Quizá premios como los de Tolosa sirvan de polo de atracción para nuevos cantores?

–Sería una noticia maravillosa. Nosotros, por nuestra parte, seguiremos el camino de, aprovechando la brecha de Tolosa, empezar a representar a Euskal Herria por el mundo, y a lo que significa el movimiento coral vasco, que tradicionalmente siempre se ha basado en grupos masculinos.

Usted es subdirector del Coro Nacional. Imagino que será una práctica muy distinta a la de Suhar.

Totalmente distinta. En el Coro Nacional todos son cantantes profesionales, es su trabajo. Tiene un lado muy bueno porque podemos trabajar unos repertorios que de otra manera serían inabordables. Cambiamos cada semana. Lo que quizá falta es la pasión por mejorar que se tiene en un coro amateur.

Teniendo en cuenta que todos los miembros de Suhar cantan en otros coros y que usted trabaja en Madrid, ¿es difícil cuadrar las agendas?

Es muy complicado. Intento ser lo más comprensivo posible. Claro, queremos dar un producto de excelencia y para eso hay que ensayar mucho. Establecemos un ensayo mensual cerrado con mucho tiempo de antelación y rezas para que los cantores puedan organizar sus agendas.