El Gobierno Vasco declarará la práctica y la tradición del bertsolarismo como Bien Cultural Inmaterial de Protección Especial. Se trata de una práctica bien conocida y, especialmente, importante para este territorio. No en vano, Gipuzkoa es el lugar que más eventos organiza a este respecto. El Boletín Oficial de Gipuzkoa (BOG) ha publicado este lunes una resolución de la Viceconsejería de Cultura por el que se abre a información pública y a los interesados el expediente para dicha declaración, que ha sido propuesta por los Servicios Técnicos del Centro de Patrimonio Cultural Vasco.

La Ley 6/2019, del 9 de marzo, de Patrimonio Cultural Vasco faculta a Lakua para declarar aquellas expresiones tradicionales del país “más relevantes como elementos de “cultura inmaterial” a salvaguardar. La propia Ley, de hecho, en su artículo 11, ya preveía la inclusión de esta expresión como una de las categorías que integran el patrimonio cultural vasco.

Como consecuencia de la declaración de esta protección especial, el Gobierno Vasco propone una serie de medidas de salvaguarda, fomento y difusión de la práctica. En este sentido, al ejecutivo de Gasteiz le preocupa que “siendo el bertsolarismo una iniciativa íntegramente en euskera y teniendo en cuenta que el euskera es una lengua minorizada, el riesgo más evidente es la pérdida de su uso". "Cuanto más euskaldun sea la sociedad, más afición al bertsolarismo existirá”, concluye.

Para ello, Lakua propone, entre otras cuestiones, crear e impulsar campañas de comunicación y publicidad, investigaciones, así como buenas prácticas y planes de transmisión. A su vez, se compromete a apoyar programas de formación, difusión, documentación, análisis y un acuerdo con el Gobierno de Navarra y la Comunidad de Iparralde. En este sentido, apuesta por establecer convenios con otras administraciones para el fomento de la organización de eventos que incluyan la práctica del bertsolarismo y también ayudar al desarrollo de investigaciones que analicen la evolución de la expresión desde su origen.

Radiografía del bertsolarismo

La resolución publicada por el Gobierno Vasco permite, en la medida en que es un acercamiento del estado de la cuestión, tener una radiografía sobre la práctica del bertsolarismo, desde su marco –que excede, por supuesto, los tres territorios de la CAV– hasta la descripción de sus elementos. Se desconoce cuándo comenzó esta práctica, que puede ser tanto escrita como improvisada, aunque en la “actualidad ha prevalecido” esta última modalidad. 

Koldo Mitxelena afirma que provenía de la Edad Media, mientras que Manuel Lekuona sitúa su génesis mucho más atrás, en la prehistoria. No obstante, recuerda el BOG, la primera constancia escrita sobre ella se recoge en los Fueros de Bizkaia, mientras que los primeros bertso-paperak se remontan al siglo XVIII. “En este contexto de bertso-paperak podemos decir que existen al menos tres maneras de interpretar o entender los bertsos: en primer lugar, podemos considerar al bertsolari como parte de una élite cultural que identifica los procesos sociales de su época y los presenta a través de sus bertsos; en segundo lugar, teniendo en cuenta el origen popular del bertsolari, su producción es una forma de adentrarse en el análisis de los intereses e inquietudes populares; en tercer lugar, se puede considerar al bertsolari como una persona más interesada en los temas del día a día que las personas de su entorno, y que da su opinión sobre los acontecimientos, por lo que también puede ser considerado como un agente social”, explican.

A principios del siglo XX llegó la renovación de la disciplina y también el primer Campeonato de Bertsolaris de Euskal Herria que se celebró hasta la llegada de la dictadura. En pleno franquismo, se recuperó en 1960 de mano de Euskaltzaindia –además, fue a partir de la segunda década del siglo pasado cuando surgieron las bertso-eskolas, llegando a haber en la actualidad 117 repartidas en los siete territorios–. 

Las rencillas entre la Academia de la Lengua Vasca y los bertsolaris hicieron que estos mismos se encargasen de organizar la Euskal Herriko Txapelketa Nagusia a partir 1986. Un año después, los bertsolaris se agruparon y la asociación pasó casi una década después a denominarse Bertsozale Elkartea, entidad que sigue encargándose de organizar la competición nacional cada cuatro años, una cita que se ha convertido en un auténtico evento social.