En su defensa de la ópera como género vivo, Opus Lírica vuelve este fin de semana al Kursaal con una versión de Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo, que interpelará de forma directa al público sobre una cuestión que, desgraciadamente, sigue de actualidad. La disección de la violencia de género, su origen y la existencia de agentes corresponsables –de mayor o menor grado–, serán los ejes en torno a los que girará esta producción, que se representará el viernes y el sábado en el auditorio. Al día siguiente, escenificarán una versión pensada para los más jóvenes de la casa y en la que también participarán los bertsolaris Andoni Egaña y Xabier Lizaso.

El Kursaal ha acogido este martes la presentación de la nueva producción de Opus Lírica, la 14ª ópera que han levantado en sus ocho temporadas líricas en Donostia. La directora de la asociación, Ainhoa Garmendia, ha estado acompañada por los solistas de Pagliacci, los tenores Nacho Guzmán y Botond Odor –ambos interpretarán al personaje principal, Canio, pero cada uno en una de las dos funciones–, el barítono Pau Armengol –hará de Silvio– y por los directores de escena de esta ópera, Pablo Ramos y Carlos Crooke

Este Pagliacci será “original, de principio a fin”, han asegurado. De hecho, entre las novedades que plantean, además de la visión crítica sobre la violencia de género y sobre quién la ejerce, la representación contará con hasta cuatro niveles de metateatro. No en vano, esta composición verista del siglo XIX sigue la historia de una compañía de payasos que se dedican al teatro del arte. Es por ello, que Crooke y Ramos propondrán hasta cuatro escenarios distintos que van desde el conjunto de todo el auditorio y el patio de butacas hasta el escenario dentro del escenario que tiene un importante peso dentro del segundo acto del libreto.

'Pagliacci' se representará este viernes y sábado en el Kursaal. Ruben Plaza

Alejado de la ópera romántica centrada en los dioses y los héroes, el verismo se caracterizó por retratar la pasiones humanas. Así, Plagiacci habla de los celos posesivos que siente el personaje de Canio, el líder de la compañía, temeroso de que su mujer, Nedda –Garmendia debuta en este papel– le deje por otro. “El hombre piensa que la mujer está a su servicio y, por lo tanto, puede controlarla físicamente y también de manera emocional”, describe Ramos.

 Tonio –Hao Wen–, otro integrante de esta compañía, bebe los vientos por Nedda, pero su amor no es correspondido, lo que también provoca sus celos con un trágico y bien conocido resultado. El amor, la pasión y los celos conformarán “un cóctel mortal de emociones”.

La estética de la producción se levanta sobre el blanco y el negro para simular determinada belleza. No obstante, aseguran los directores de escena, el público percibirá que “dentro de esa estética tan bonita subyace el lado más oscuro del ser humano”. 

Violencia de género

“Si es solo un elemento decorativo, la ópera no sirve para nada; tiene que cuestionar cosas”, ha subrayado Ramos. Precisamente, con el objetivo de promover preguntas en el respetable han diseñado un espectáculo que reflexionará sobre el origen de la violencia de género y sobre el grado de corresponsabilidad que tiene cada uno en la sociedad con respecto a ese tipo de violencia. Los directores de escena han confesado que cada nueva producción con Opus Lírica es un “salto al vacío”.

"Si es solo un elemento decorativo, la ópera no sirve para nada; tiene que cuestionar cosas”

Pablo Ramos - Director de escena de 'Pagliacci'

Así, Crooke ha comentado que el origen se encuentra en una situación de no igualdad entre hombres y mujeres. En ese sentido, ha continuado, los ciudadanos, “por acción o por omision”, son también responsables de dicha situación.

El coro de niños de la Escolanía Easo representará la inocencia, la extrañeza ante una situación de violencia. La masa de Opus Lírica, en cambio, deberá “salir de su zona de confort” dado que, para esta obra los directores la han convertido en responsable directa de ejercer esta violencia. Tanto es así que, según ha confesado Garmendia, hay miembros del elenco que se han sentido incómodos en dichos papeles. Aún así, son intérpretes y, por lo tanto, profesionales que saben distinguir un plano y otro, ha comentado la también soprano.

El coro de adultos y los solistas representan a la sociedad ya moldeada y que da muchas de las cosas por sentado, mientras que los más jóvenes representan la “inocencia que todos tuvimos en algún momento y que en algún punto hemos perdido”.

El público en 'Pagliacci'

"Vamos que hacer que, en determinados momentos, el público se posicione sobre lo que está viendo", ha asegurado. ¿Y cómo lo harán? A través de un sistema de gomas que recorrerá el patio de butacas y que simbolizará los hilos con los que un titiritero manipula sus guiñoles. De esta manera, será el própio público el que guíe la acción y, por lo tanto, será responsable de lo que ocurra.