El fotógrafo estadounidense Garry Winogrand, el príncipe de las calles, hizo una serie de 50.000 fotografías entre 1960 y 1975 en las que capturó escenas urbanas protagonizadas por mujeres, en las que intentó reflejar su proceso de emancipación y su nuevo rol en la sociedad de la época. De entre esos miles de momentos, John Szarkowski, el comisario de fotografía del Museo de Arte Moderno (MoMa) de Nueva York, en colaboración con la escritora Helene Gary Bishop, seleccionó 85 con las que conformó una monografía que se publicó bajo el título Women are beautiful –Winogrand fue el único fotógrafo que expuso en el MoMa hasta en tres ocasiones–. Ese casi centenar de positivos, en blanco y negro, podrán verse desde mañana sábado en el Museo San Telmo de Donostia. Se trata de fotografías hechas al natural, sin posados, ejemplos específicos de lo que supuso el movimiento street photography y que en este caso intentan captar la esencia de mujeres liberadas en una época en la que resonaba la segunda ola del feminismo.

La coleccionista y crítica de arte donostiarra Lola Garrido, vieja amiga de la institución, con la que ha colaborado en varias ocasiones durante las últimas tres décadas, ha sido la artífice de esta exposición, si bien es cierto que, como ella misma ha reconocido en la rueda de prensa que ha tenido lugar este viernes, “apenas” ha ejercido de comisaria: “Confío mucho en las instituciones de aquí, presentan las exposiciones con delicadeza, con esmero y sabiendo lo que hacen”.

Garrido, que cuenta con una colección de un millar de fotografías, adquirió las 85 de Winogrand en Los Ángeles en el año 1994. Lo hizo gracias a un chivatazo de la fotógrafa Inge Morath, esposa del escritor Arthur Miller, que le puso tras la pista de la viuda del fotógrafo, que había decidido vender esa colección. “En vez de comprarme un apartamento, por menos de lo que vale uno en Donostia, me compré la colección”, ha bromeado la donostiarra, para después añadir que una colección de fotografías de una mujer debe, en cualquiera de los casos, contar con imágenes protagonizadas por mujeres. 

En este sentido, esta experta, que durante años fue directora artística de la Fundación Foto Colectania, explicó que la historia de la fotografía siempre ha sido muy “femenina”, “democrática”, “cotidiana” y de “intimidades”, debido a que era “barata” y que, en tiempos pretéritos, permitía a las mujeres compaginar esta práctica con el rol de crianza y cuidados que les imponía la sociedad. “Eran mujeres que hacían retratos topográficos del alma, retrataban lo que sentía una mujer desde dentro, la tristeza de no haber podido dedicarse a lo que una hubiese querido”, ha asegurado.

Detalle de una de las fotografías de 'Women are beautiful'. Iker Azurmendi

La polémica por 'Women are beautiful'

Pero Gerry Winogrand no era una mujer, no. De origen judío, nació en 1928 y creció en el Bronx. Women are beautiful es la consecuencia de “la mirada sobre las mujeres de un hombre que amaba a las mujeres”. Esto, por supuesto, le valió no pocas críticas; le acusaron de “objetivar” y de “sexualizar” a la mujer. “¿Es machista? Posiblemente, sí”, ha comentado la coleccionista, que ha añadido que, de cualquier modo, lo que a ella le interesó es que en esa serie se captó por primera vez “cómo las actitudes se convirtieron en formas”. 

“En ese momento, durante la segunda ola del feminismo, las mujeres comenzaron a salir a las calles como les daba la gana. No tenían que ir del brazo de un hombre, no tenían por qué comportarse, ni sentarse bien, se quitaban el sujetador, se tiraban por el parque... Eso es la verdadera liberación de la mujer, cuando la actitud se convierte en hacer aquello que crees que tienes que hacer, lo que te sale”, ha descrito. Así, en la muestra captura “el sentir de una serie de mujeres seguras, libres rebeldes, sensibles y alegres”, además de “hermosas”.

Con una Leica montada sobre un trípode al hombro, Winogrand recorría las calles de Nueva York y otros enclaves de la gran manzana como Central Park para retratar momentos de verdad que, si hablásemos en términos literarios, se asemejarían al “realismo sucio”. Se trata de un tipo de fotografía que, en muchos círculos, es considerada “mal hecha”, con encuadres extraños y que se centra “en lo cotidiano”. En el caso de estas 85 fotografías, no solo se tomaron en Nueva York, sino también en otros lugares de la geografía estadounidense como Aspen, California o Los Ángeles: “Gerry era un bulímico del disparo”. Al igual que los “grandes fotógrafos” de mediados del siglo pasado, era un hombre que “vivía” para esta disciplina, un fotógrafo de una enorme formación que dio clases en el MIT y en Harvard, y que falleció de cáncer a los 56 años de edad.

Sobre la práctica artística de Winogrand, el comisario del MoMa John Swarzowski escribió que aquel “creía que una buena fotografía debía ser más interesante que el objeto fotografiado, pero no fotografiaba nada que no le interesara como un hecho de la vida”.

Las 85 imágenes que conforman la colección fueron editadas en un libro en el mismo año 1975 por la gran editorial estadounidense Farrar, Straus & Giroux, que aún mantiene los derechos de publicación y que, pese a los intentos de Garrido, se ha cerrado a que se haga una nueva tirada de dicho catálogo, provocando, por otro lado, que los originales hayan sobrepasado los 2.000 dólares en portales especializados.

'Women are beautiful' por el mundo

Antes de recalar en el Museo San Telmo, Garrido ha paseado la colección de 85 fotografías por todas las esquinas del mundo siempre “con gran éxito” e innumerables “alegrías”. En este sentido, la coleccionista ha narrado la anécdota que tuvo lugar en el Museo de Fotografía de Niza, cuando organizó la exposición por primera vez. La directora del centro se asombró de la gran cantidad de hombres que se habían presentado a la inauguración, claro, con el título Women are beautiful (Las mujeres son hermosas) se pensaron que era “una exposición pornográfica”, ha reído.