En medio de la frondosa jungla de Sri Lanka, rodeadas de pájaros y naturaleza salvaje. Así se sentirán las personas que, a partir de este jueves 14, entren a Tabakalera por su escalera principal. Ahí está instalada Mutia, la obra sonora del cineasta catalán Carlos Casas, la quinta pieza dentro del proyecto Scala y que contiene grabaciones del país asiático.

La obra se ha presentado en centro de cultura contemporánea donostiarra la mañana del jueves. En el acto, han participado el propio Casas y el comisario responsable del programa público de Tabakalera, Oier Etxeberria.

Mutia, que estará disponible para el disfrute del público hasta el próximo 23 de octubre, es una instalación sonora de trece horas de duración. Grabaciones que evocan algunos parajes naturales de Sri Lanka, con la particularidad de que lo que suena se grabó a la misma hora en que se oirá por los altavoces de Tabakalera; es decir, que lo que se grabó a las 11.00 horas resonará en las cuatro paredes del centro en el mismo horario, y así sucesivamente. Una suerte de transposición cronológica, para que la experiencia sea aún más inmersiva.

Anteriormente, el proyecto Scala ha acogido creaciones de Pauline Oliveros, Niño de Elche, Maialen Lujanbio y Juan Pérez Agirregoikoa.

Los materiales de investigación y archivo sobre los que se basa esta obra fueron recogidos en la fase de preparación de Cemetery, la película de Casas que vio la luz en 2019. Es por ello que la instalación evoca la "jungla imaginaria" alrededor de un cementerio de elefantes mitológicos, argumento sobre el que gira la cinta.

A la hora de dar forma a estos elementos, Casas se enfrentó a algunos desafíos durante el proceso creativo, como, por ejemplo, "cómo convertir" o "descomponer algunas estructuras melódicas, armónicas y de base de esas piezas que han habitado el proyecto a nivel espacial". No obstante, parece que el cineasta lo consiguió y la persona espectadora de esta obra podrá, durante la jornada, prestar atención y recrear aspectos como "el uso de sonidos grabados con micrófonos bajo alguno de los lagos", según detalló el artista.

Esta instalación, a pesar de ser la quinta dentro de Scala, es la primera con conexión cinematográfica, así como sin base en la voz humana. Además, Mutia vio la luz como programa de radio, para después convertirse en disco y finalmente evolucionar a ese conjunto artístico. "Es un gusto poder ver cómo los proyectos evolucionan, se van adaptando a lugares y tienen esas nuevas vidas", ha afirmado Casas.

Pero la composición sonora no es lo único que el público pueda apreciar en esta obra, ya que cuenta con elementos gráficos de apoyo para entenderla mejor. Así, en la planta baja se encuentran dos murales; uno de cinco metros que sirve de representación visual de la melodía, a modo de partitura y otra que refleja un moodboard, un collage compuesto por una gran cantidad de imágenes que sirvieron al cineasta como inspiración en el proceso creativo.

Ascendiendo por las escaleras, una antigua puerta tapiada de Tabakalera sirve de base para un diagrama que muestra "uno de los primeros dibujos que existen sobre la cóclea de un elefante", según el propio centro cultural. Por último, la segunda y tercera planta exponen piezas de la producción de Cemetery, así como dos libros de Casas y un disco, elementos estos últimos que estarán disponibles parra su compraventa.

Con Mutia, Tabakalera completa la tríada de exposiciones dedicadas al séptimo arte y que sirven para conmemorar y homenajear el 70º aniversario del Festival de Cine de Donostia. La otras dos muestras, estrenadas en las últimas semanas, son Vive le cinéma! e Imagina un festival.