- El escritor Carlos Reymán y el dibujante Raulowsky glosan la biografía de Camarón de la Isla en forma de historieta en Camarón, dicen de mí (Desacorde ediciones), desde sus inicios en San Fernando (Cádiz) hasta su despegue en la Venta de Vargas o su consagración en Madrid o París.

En 210 páginas, los autores recorren la vida del genio del cante en capítulos como Premonición, El tren, Madrid, La búsqueda, Invención de la poesía, Festivales o París, describiendo las noches de juerga y desenfreno, la aparición de la heroína, la grabación de La leyenda del tiempo, su muerte a los 42 años o su relación con Ricardo Pachón, Paco de Lucía o Tomatito.

Hay también mucho espacio para la música, y aparecen cantes de Camarón -Bahía de Cádiz, Vas a conseguir tres cosas, De invierno, Si acaso muero, Romance del amargo, Nana del caballo grande, Soy gitano, o el Volando voy, de Kiko Veneno-, así como populares, de Juana Cruz, de Beni de Cádiz, de los Beatles, de Amrani Abderrahman, de Triana, de Los Chunguitos, de Los Chichos, de El Barrio y hasta aparece, en una licencia, Rosalía.

“Nunca antes (ni después) una figura de la historia del flamenco ha trascendido tanto como la de Camarón de la Isla. Partiendo de este hecho y sin desatender en ningún momento los mimbres propios del género, no hemos querido hacer tanto una biografía al uso como un cómic de aventuras. Lo hemos hecho teniendo en cuenta todos los recursos del lenguaje que atañen a este tipo de tebeos. Hablamos, por tanto, de un homenaje que concierne, casi a partes iguales, a Camarón y al cómic”, señalan Reymán y Raulowsky.

Para ambos autores, “la aventura de Camarón solo ante su mito estaba por contarse. A eso nos hemos enfrentado. Un hombre deja de ser niño un día para convertirse en cantaor, y no en un cantaor cualquiera: el más grande de todos los tiempos. Hemos intentado dejar constancia de esa aventura vital, la aventura de una búsqueda interminable que puso el arte por encima de cualquier otra circunstancia”.

Para los creadores de la obra, “Camarón fue un enorme renovador que supo encarnar la modernidad y la tradición sin estridencias. Fue, a su manera, un gran estudioso que nunca cejó en su empeño por ir más lejos, por llegar a donde nadie había llegado, pero siempre desde la esencia, el flamenco”.