epito: la ele es conservadora, cambia un poco para que todo siga igual. En ningún otro sitio como en las pantallas hay más simulación. ¡Cómo les gusta hacer ostentación de platós nuevos y sintonías renovadas! Como si eso, mudar de vestido, color y perfume, les convirtiera en pioneros. La identidad está en los contenidos y no en el continente, amigos. Iñaki López se ha quitado la corbata, que es la prenda de cambio que va de La Sexta Noche a Más vale tarde, su reciente itinerario. Y poco más. De hecho, los resultados de audiencia (por debajo del 6% en su primera semana y lejos de los registros de Mamen Mendizábal) son modestos y no alcanzan la media de la cadena. López ha retomado su perfil más jocoso, mientras su partenaire, Cristina Pardo, nos empalaga con risitas. Ambos descuidan peligrosamente el fondo informativo del espacio.

Huyendo del incendio de Telemadrid provocado por Díaz Ayuso en modo Nerón, ha regresado Silvia Intxaurrondo a las mañanas de TVE, junto con Marc Sala, el hombre que huía despavorido de los voceros neofranquistas de Vox en los debates de la noche en el canal estatal 24 horas. Silvia merece tener un reconocimiento que no obtuvo en ETB, donde es tradición desterrar a su mejor gente.

Veinte años después Anne Igartiburu regresa a casa. Lo hace con Duelo en las alturas para mostrarnos desde el cielo las bellezas de Euskalherria con ayuda de drones, pájaros alternativos a los pesados -y trágicos para Anne- helicópteros. La radiotelevisión vasca bulle con sus novedades bajo el lema cantarín de Kalean gora. Cambiarán, por fin, las tardes de ETB-2 con Nos echamos a la calle, empresa arriesgada que desde hoy intentará democratizar la cotidianidad. "Cambia, todo cambia/que yo cambie no es extraño", cantaba la tucumana Mercedes Sosa. En la tele cambian todos menos Inda y la plagiaria Ana Rosa.