- El Zinemaldia de esta edición dará un paso más en su compromiso medioambiental y pondrá en marcha una serie de medidas con las que reducir su huella de carbono, entre las que se encuentran alfombras rojas con materiales reciclados y acreditaciones biodegradables. Pequeños pasos mientras se reflexiona cómo poder mejorar su "punto rojo": la movilidad.

Donostia se convierte cada año durante nueve días en la capital mundial del cine gracias al Zinemaldia. Nueve días en los que la ciudad se llena de profesionales de la cinematografía, acreditados y espectadores que generan hasta 568,3 toneladas de CO2 por jornada. Una cifra que, aunque en proporción a otros eventos de este tipo es menor, tiene un impacto ambiental elevado.

El certamen donostiarra ha hecho autoreflexión sobre ello gracias al estudio ambiental que la empresa Naider ha realizado sobre el festival y ha decidido ponerse manos a la obra desde este mismo curso. "Al comparar el diagnóstico con uno anterior que llevamos a cabo hace diez años nos sorprendimos al ver que las cifras seguían siendo las mismas. Sin embargo, lo que podría parecer un paso atrás no lo es, porque hemos conseguido mantener el porcentaje a pesar de que el festival no ha parado de crecer", apuntó ayer Amaia Serrulla, coordinadora del proyecto de sostenibilidad, durante la presentación del estudio.

Para mejorar, más que continuar, esa línea de trabajo, el Zinemaldia pondrá en marcha una serie de medidas desde este mismo año enfocadas principalmente en la problemática de los residuos. En la actualidad, el 76% de los 4.852 kilogramos de basura que se genera en cada edición se recicla y el 9% se reutiliza, unos porcentajes que irán a más una vez se eliminen los productos de un solo uso. Así, las moquetas para las alfombras rojas del Kursaal y del Victoria Eugenia estarán fabricadas con materiales reciclados que, una vez finalice el certamen, seguirán teniendo un nuevo uso al convertirse en prendas de vestir. Las 10.500 acreditaciones de cada edición, por su parte, serán biodegradables, y el voto impreso para los premios de la Juventud y del Público desaparecerá por un sistema de votación digital.

El ahorro energético llegará a partir de la tecnología led. El 80% del total de la iluminación exterior se realizará con este material, lo que supondrá una rebaja del 75%, mientras que las fiestas y eventos -una vez que regresen- se celebrarán con catering de kilómetro cero y con envases reciclables.

A todo ello se suma la concienciación que desde hace años lleva trabajando el festival con premios como Lurra, otorgado por Greenpeace, que tendrá un empujón más este año a través de una mesa redonda sobre la distribución cinematográfica y los retos que deben asumirse para que esta sea más sostenible.

Con todas estas medidas el Zinemaldia confía en aportar su granito de arena a la rebaja del impacto medioambiental. No obstante, la movilidad, que constituye el 75% de las emisiones, sigue siendo "el punto rojo".

Conscientes de que la capacidad de actuación del propio festival con respecto a cómo viajan a Donostia sus asistentes internacionales es limitada, la organización ha iniciado un proceso de reflexión en el que la vía de la compensación de emisiones parece la más acertada. Hasta entonces, se seguirá fomentando el uso de vehículos eléctricos.

El Zinemaldia valorará tras cada nueva edición las medidas aplicadas e irá actualizando sus emisiones a través de nuevos estudios.