A las teles les importó entre poco y nada que por primera vez tuvieran a todos los espectadores encerrados en casa sin poder salir, ellos miraron hacia otro lado y fingieron que no había toque de queda, ni restricciones ni coronavirus más allá de lanzar mensajes, estilo miss hablando de la paz mundial. ¿Y sobre Rusia? No, de Rusia no hablaron porque no pagaban, pero sí de Canarias (en TVE, que no tiene anuncios, hasta pusieron un largo anuncio), porque hace años que las campanadas se han convertido en un gran zoco donde este año los televisores, refrescos, seguros de vida, hogar y demás gaitas se apelotonaban por salir en las cadenas, esas que hace años que brindan con cerveza barata porque pagan más que el cava catalán.

TVE: el dolor en la mirada

Una contenida Ana Obregón reapareció en la tele en un terrible año en el que el cáncer ha matado a su único hijo, Aless. Un espejo en el que demasiada gente que se ha quedado sin los suyos en este fatídico año pudo verse. Vestida de blanco, casi angelical -explicó que eligió ese color porque es señal de luto en otras culturas-, dedicó sus primeras y emocionadas palabras a los que han muerto por el coronavirus y tantas enfermedades y, por supuesto, mandó un beso al cielo dirigido a su hijo. A su lado, la siempre elegante y generosa con sus compañeros, Anne Igartiburu, que supo equilibrar la difícil balanza de las emociones, los silencios y el momento en el que su compañera casi se rompe logrando una retransmisión que desbordó sentimiento y verdad. Era la primera vez que dos mujeres (y dos mamás, como apuntó Obregón) daban las campanadas en TVE y un año más fue la mejor opción.

Sin embargo, la cadena publica evitó mostrar a la audiencia una imagen histórica: la plaza de la Puerta del Sol completamente vacía por el toque de queda que prohibía las celebraciones en ese lugar y prefirió camuflarlo colocando de forma virtual imágenes de los espectadores y de sus propios presentadores, que no fue un mal recurso pero les faltó enfrentarse a la dura e histórica imagen de la plaza vacía. Tampoco ayudó a la realización la gigantesca bandera española que Ayuso se empeñó en proyectar sobre la fachada del reloj dejando la plaza a oscuras: incluso el gigantesco árbol de Navidad estuvo apagado hasta que todo acabó. Después les boicotearían con un ensordecedor lanzamiento pirotécnico que les impidió hablar coincidiendo con el tiempo que duró la publicidad de Antena 3.

Y para terminar el cúmulo de despropósitos, un dron con un crespón negro se les coló en el primer plano del reloj mientras sonaban las doce campanadas sin que las fuerzas de seguridad lo derribaran, lo que evidencia un sonrojante fallo en el protocolo de seguridad e inaugura una peligrosa y barata fórmula para boicotear la retransmisión en directo más vista del año.

Antena 3: Pedroche Borat

Que la vida es un carnaval es el late motiv de Cristina Pedroche en Antena 3 cada Nochevieja. Esta vez se disfrazó de mascarilla higiénica en un minivestido que era la versión femenina de ese meme en el que Borat luce casi desnudo con una mascarilla a modo de taparrabos. Con el peinado de Lucrecia en los Lunnis, pero con Chicote a su lado en lugar de un muñeco de trapo, Pedroche echó mano de pedrería en cabeza y vestido para brillar a falta de luz propia y leyó el cue con el mismo tono despegado que emplea, sin éxito, Jorge Javier Vázquez cuando se quiere poner tremendo después de soltar paridas.

Antes, se nos presentó dentro de un edredón nórdico que desparramó en el suelo cuando empezaron las campanadas para protagonizar su habitual estriptís, que creyó más importante que narrar los cuartos a los espectadores para evitar equívocos. Tardó tanto esta vez que algunos creyeron que el edredón nórdico pudiera ser el vestido oficial. Era raro porque había mucha tela y poca teta, pero luego ya quedó claro, como es tradición, que el vestido oficial era lo contrario: poca tela y más teta mientras sus aspavientos jugueteaban con revivir el momento Sabrina de la Nochevieja de 1987. Usted dirá que Pedroche tira de los clásicos, pero igual solo es que se ha quedado anticuada, aunque a los Antonios Alcántara que sintonizan Antena 3 les sigue resolviendo la noche. Supongo que eso también será un servicio público desde una cadena privada. En cualquier caso, lució más tiempo edredón que vestido, lo que evidencia lo absurdo de todo este montaje en una retransmisión que además resultó arrítmica y atropellada.

LaSexta: el crossover

Iñaki López y Cristina Pardo estuvieron demasiado serios, acorde a las circunstancias que vivimos, es verdad, pero aunque nos dijeron que recuperarían el tono habitual de cachondeo, en realidad hubo poca broma, como si aquello fuera un anuncio de yogures para regular el colesterol. La pareja repitió los pasos y el guion de sus compañeros de Antena 3 (Pardo y Chicote bajaron a la plaza para pisotear la canción de Nacho Cano mientras su parejas, como Julietas, esperaban en el balcón) y hasta se marcaron un crossover para brindar, juntos pero no revueltos, las dos cadenas a la vez en un anuncio de cerveza.

Lo más destacable fue saber de la buena forma física de Pardo para subir en tiempo récord cuatro pisos por las escaleras, que hubiera sido más interesante de ver que toda la paja de anuncios, promociones y vídeos absurdos de tertulianos de sus programas.

A Iñaki López, vestido de jefe de pista de circo, un año más le falló el subconsciente y llamó Pedroche a Pardo. Habrá que ver cuánto tardan en formar pareja en una retransmisión fusionada como el anuncio de cerveza, como ya hacen Mediaset y TVE. ¿Para el año que viene, quizás?

Telecinco y Cuatro: campanadas repetidas

Mediaset no estuvo donde había que estar este año, que era en la desértica Puerta del Sol de Madrid porque un año más vendió las campanadas viajeras al mejor postor y acabaron en Canarias montando un escenario junto a la playa, donde como también estaban prohibidas las celebraciones, no había nadie, bueno sí, el consejero de Turismo que pagó por salir allí para robar plano a los presentadores del asunto: Sandra Barneda (con el guapo subido) y el desaparecido Christian Gálvez, “en barbecho” y pasándolo mal, nos dijo, desde que se quedó sin Pasapalabra.

Juntos presentaron el especial bajo el rimbombante y algo hortera nombre de Abrazando con el corazón poniendo el vídeo de un reloj de Gran Canaria fabricado en Burgos (como ponía en la esfera) y el sonido grabado en la Puerta del Sol, ya ve usted.

A las once de la noche, hora canaria, fingieron que eran las doce para despedir el año en horario peninsular y una hora después repitieron la operación ya con la hora de verdad en Canarias. Si fue cansino verlo una vez, fue agotador verlo dos. Para evitar la fuga de espectadores anunciaron que al final de la segunda retransmisión se bañarían en la playa, y hasta él tonteó diciendo que llevaba un bañador estilo Borat (otra Pedrochada). Por supuesto, no lo hicieron, porque ya sabe usted que en Tele 5 siempre mienten en los cebos, da igual que sea Sálvame, Socialité o unas campanadas de fin de año.

A destacar, el momento en el que ella tiró al fuego un muñeco que simbolizaba lo malo y le pidió un deseo a su compañero, y todos temimos por la integridad de Roberto Leal en este 2021. ¡Suerte, la vas a necesitar!

ETB: directo estático

Euskal Telebista se fue a Durango a dar las uvas en homenaje a la Azoka, que no pudo abrir sus puertas por la pandemia y solo la pudimos disfrutar de forma virtual, como tantas cosas en este extraños año que hemos dejado atrás.

Zuhaitz Gurrutxaga, Sara Gandara y Mikel Pagadi retomaron sus puestos habituales en el inexplicable y estático plano fijo que brinda todos los años ETB, mejorando el fondo con la solemnidad que otorgaba el campanario de la basílica de Andra Mari, cuna de la Azoka.

En euskera, algo de castellano y una pizca de francés, los tres presentadores cumplieron con su cometido y se esforzaron en demostrar que esa imagen que se repite desde hace un lustro, cambiando apenas el fondo, estaba en “riguroso directo” incluso contando como prueba los resultados de los derbis de la jornada. Una tara a superar tras demasiados años emitiendo las campanadas grabadas.

Emotiva y acertada fue la actuación de la hoy estrella internacional Itziar Ituño junto a Mikel Urdangarin en homenaje a Xabier Lete, que ETB debería subir a Youtube para que los millones de fans de la protagonista de La casa de papel (Netflix) la añadan a su tracklist junto a Hamaika gara (con Dupla) o No es no (con Anne Etchegoyen) y suene un poquito más de euskera en el mundo. Urte berri on!